22.3.12

Aguas tóxicas envenenan ríos mexicanos
Escrito por RAÚL ESTRADA


Aguas tóxicas envenenan ríos mexicanos

* En el Día Mundial del Agua, Greenpeace denuncia la contaminación tóxica de los ríos y aguas superficiales de México

El Salto, Jalisco, México.- Desde la cascada El Salto de Juanacatlán, activistas de Greenpeace desplegaron una manta con el mensaje: “Ríos mexicanos, Ríos tóxicos”, para exigir a las autoridades mexicanas y a la industria la aplicación de una política de Ríos limpios de sustancias tóxicas.

A bordo de kayaks, enfundados en trajes protectores y con máscaras para evitar la inhalación de gases dañinos- producidos por las descargas industriales y municipales al Río Santiago, que lo han convertido en un sitio de alta toxicidad en la región- la organización ambientalista denunció la situación crítica existente en los cuerpos superficiales de agua en México, donde más de 70 por ciento tienen algún grado de contaminación. (1)

“La polución hídrica perjudica directamente a las comunidades que viven en las inmediaciones de los ríos, lagos y otros afluentes porque provoca daños a la salud e infecta las fuentes de alimentos. Además representa un alto costo para la sociedad en su conjunto: entre más agua sea contaminada en los afluentes, más costoso será potabilizarla, llevarla a las ciudades y atender los impactos que deje en las comunidades y en el medio ambiente”, explicó Gustavo Ampugnani, director de campañas de Greenpeace México.

La cascada El Salto de Juanacatlán, que recibe las aguas del Río Santiago, es emblemática de la magnitud del problema: la toxicidad, el olor pútrido que emite, el color turbio del agua, la espuma nociva que alcanza hasta medio metro de altura en el afluente, la proximidad de viviendas y la ausencia de vida silvestre en sus inmediaciones, manifiestan que este río muerto es un desastre ambiental. En varios puntos del Río Santiago se detectan componentes tóxicos como mercurio, cadmio, cromo y plomo, entre otros muchos. Existen más casos de contaminación paradigmáticos como lo son el Río Atoyac, en Puebla o el Río Blanco, en Veracruz; sin embargo, se trata de un problema generalizado en todo el país.

La industria sucia es una de las principales fuentes de contaminación de los ríos en México y en el mundo. Uno de los indicadores de calidad del agua establecidos por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO) señala que las descargas industriales generan 340 por ciento más contaminación que las aguas residuales municipales. (2) De hecho, la industria es generadora de componentes mucho más tóxicos como lo son metales pesados, los fluoruros y Compuestos Orgánicos Persistentes (COP’s) o Volátiles (COV’s) (3).

México: un paraíso para los contaminadores

“Frente a la crisis hídrica de México, la Conagua es cómplice: el discurso y las acciones de las autoridades dejaron de lado el riesgo que representa la contaminación industrial con sustancias tóxicas. Hay falta de voluntad política para prevenir la contaminación de nuestros ríos, ejemplo de ello es que existen 13 diputados en la Comisión Especial para la Cuenca Lerma- Chapala-Santiago y sólo cinco inspectores encargados del cumplimiento de las Normas Oficiales Mexicanas en toda la cuenca” (4), declaró Ampugnani.

Lo más preocupante es que a pesar de la existencia de normas como la NOM-001-ECOL-1996 (5), que establece los límites máximos permisibles de contaminantes en las descargas de aguas residuales en aguas y bienes nacionales; y la NOM-002-ECOL-1996 (6), que señala los límites máximos permisibles de contaminantes en las descargas de aguas residuales a los sistemas de alcantarillado urbano y municipal, son muy pocas las sustancias que están reguladas y monitoreadas. Por ejemplo, cualquier individuo o empresa puede descargar nonil-fenol (un disruptor hormonal) o benceno (una sustancia cancerígena) en los lagos, mantos acuíferos o ríos de México.

Contaminación en la oscuridad

En México existe un sistema de Registro y Transferencia de Contaminantes (RETC) (7), sin embargo, abarca un número limitado de sustancias, carece de carácter obligatorio, abunda en inconsistencias y no existe una instancia reguladora que vigile su aplicación.

“Los habitantes afectados y el público en general cuentan con escasa información acerca de la contaminación del agua: no saben dónde están ni a cuáles industrias pertenecen los tubos de descarga que contaminan sus ríos. Tampoco se les informa con claridad del cumplimento de las normas y de las actividades llevadas a cabo por las autoridades”, agregó el representante de Greenpeace México.

Debido a estas circunstancias, Greenpeace demanda al gobierno mexicano que se implemente una política de Ríos limpios para 2020, que incluya:

-Una política de cero descargas de sustancias tóxicas para el 2020,

-La ampliación de las sustancias reguladas por la NOM-001-ECOL-1996 y la NOM-002-ECOL-1996,

-Mayor control a las descargas industriales en aguas nacionales y municipales,

-Sanciones relacionadas al daño generado aplicando el principio “el que contamina, paga”,

-Un sistema de Registro de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (RETC) con carácter obligatorio,

-Establecer un sistema geográfico de información de la contaminación del agua en México incluyendo mapa de las descargas industriales,

-Información acerca de las actividades de la CONAGUA respecto a la vigilancia, la inspección y sanción a las industrias contaminantes.

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