8.1.12

JUSTICIA...

La justicia impuso una condena millonaria a Chevron por los daños que produjo una explotación petrolera en áreas de la Amazonia
Un fallo histórico para el derecho ambiental


Fueron dieciocho años de reclamos y querellas. Pero, finalmente, un tribunal de Lago Agrio encontró a la petrolera estadounidense Chevron responsable del daño ambiental en la Amazonia ecuatoriana, por lo que le impuso una suma de 9.510 millones de dólares en concepto de indemnización y gastos de limpieza. Sin embargo, la empresa insiste en su metodología de “trabajo responsable” y sostiene su teoría de ser “víctima de una extorsión” en un caso que considera colmado de mentiras. Una batalla enérgica entre unos y otros, llena de acusaciones y contraacusaciones, y con millones de dólares de por medio. Una pelea que termina con áreas de la Amazonia plagadas del olor a crudo, con fuentes de subsistencia de muchos de sus pobladores teñidas de negro y considerables problemas de salud adjudicados a la explotación petrolera.

En 1993, treinta mil ecuatorianos presentaron una demanda contra Chevron por las graves consecuencias derivadas de su explotación en esas extensas zonas. Casi dos décadas después, el 14 de febrero último, “el juicio del siglo” impuso sobre la compañía un monto millonario en calidad de costos de limpieza ambiental en una histórica demanda colectiva en la Amazonia ecuatoriana.

Agrupadas en el Frente de Defensa de la Amazonia, las comunidades indígenas acusan a Texaco -adquirida por Chevron en 2001- de verter residuos tóxicos y desechar miles de millones de litros de agua contaminada en la selva por más de dos décadas, durante los años setenta y ochenta del último siglo, antes de que la compañía se fuera de Ecuador a inicios de la década de 1990. Según alegan, la explotación trajo aparejadas consecuencias nefastas para la región, tanto en el ecosistema como en la población indígena. Entre ellas, un legado de problemas de salud generalizados, como múltiples casos de cáncer y defectos de nacimiento diversos. Mientras tanto, Chevron demandó en Estados Unidos a numerosas entidades y abogados ecuatorianos por considerarlos parte de una conspiración para “extorsionarla”.

Consultado por Debate, Kevin Koenig, coordinador de Amazon Watch en Ecuador, 
una organización sin fines de lucro que ha trabajado desde los inicios del caso para respaldar al pueblo ecuatoriano y proteger a la Amazonia, aseguró que “las miles de pruebas que se han tomado al agua, al suelo, y a las aguas subterráneas, han evidenciado niveles extremos de contaminación”.

Sin embargo, Kent Robertson, gerente de Asuntos Gerenciales, Política Comunicacional y Asuntos Públicos de Chevron Corporation, explicó a este medio que “los registros científicos demuestran de forma consistente que la subsidiaria de Texaco fue un operador responsable”. Según el ejecutivo, “los abogados de los demandantes se han aprovechado de las debilidades intuitivas del poder judicial de Ecuador”. También, a través de un comunicado, la compañía afirmó que se ha tratado de un juicio “fraudulento y contrario a las evidencias científicas legítimas disponibles”.

Pero desde Amazon Watch, Koenig asegura que “el comportamiento imprudente y racista de Chevron ha causado una crisis de salud pública. Los estudios han atribuido por lo menos 1.401 muertes de cáncer en la región a la contaminación del petróleo, así como una elevada tasa de aborto involuntario. Las vidas, tierras y culturas de los pueblos nativos de la región fueron diezmadas, y hoy se encuentran luchando por la supervivencia”.

Luego del pronunciamiento del tribunal, Chevron presentó una demanda sustentada en la ley federal estadounidense contra la asociación para delinquir y extorsionar (RICO, por su sigla en inglés), así como en otras leyes federales y estatales.

Habrá que esperar entonces una decisión final para el curso de 2012. De todas maneras, y más allá de lo que pueda suceder, lo cierto es que se trata de un juicio sin precedentes. Una lucha incansable que deja un antecedente de vital importancia para los casos de justicia ambiental en el mundo entero y resguarda, al mismo tiempo, los derechos de las comunidades indígenas a la preservación de su hábitat, su cultura y su propia vida.

De hecho, los problemas para Chevron por el tipo de explotación que lleva adelante en América Latina sumaron un nuevo capítulo hace pocas semanas. La agencia de protección ambiental de Brasil aplicó una sanción a la corporación estadounidense de 5,4 millones de dólares, que se suma a otra anterior de 28 millones. Ambas se deben a la violación de su licencia ambiental por fugas de petróleo. El 7 de noviembre último se detectó un derrame en un pozo de prospección de Chevron, ubicado a unos 370 de la costa nordeste del estado de Río de Janeiro. Las autoridades, además, solicitaron que se presenten cargos contra 17 personas por no proveer información a la policía. Si se comprueba el delito, podrían ser condenados a hasta catorce años de prisión. “Durante la investigación, la fiscalía concluyó que Chevron y Transocean no fueron capaces de controlar el daño causado por el derrame de casi tres mil barriles de crudo, prueba de la falta de planificación ambiental de las compañías”, argumentó la justicia brasileña en un comunicado.

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