19.6.11

Manejar mejor los ríos, la única esperanza de México, sostiene científico español

Las presas no son mejor opción frente al cambio climático

Pedro Arrojo Agudo destaca en entrevista con Milenio Jalisco que la tecnología no hace mejor las cosas que la naturaleza.
2011-06-19•Ciudad y Región
Pedro Arrojo dijo que es fundamental abandonar “viejos paradigmas” del siglo XX.
Pedro Arrojo dijo que es fundamental abandonar “viejos paradigmas” del siglo XX. Foto: Marco A. Vargas

Pedro Arrojo Agudo, científico hidráulico que es lo mismo ídolo y gurú de los ambientalistas que profeta bíblico que denuncia las tropelías de los gobiernos desarrollistas, dice que México será en algún momento del futuro cercano un ejemplo mundial en la protección de sus ríos, pues a diferencia de otras naciones, sus grandes ciudades están en un altiplano, a cientos de kilómetros del mar. Así, el abaratamiento y la vulgarización de la tecnología para desalinizar agua del océano no resolverá sus problemas: está obligado a la gestión sensata y adecuada de sus recursos hídricos continentales.

El investigador de la Universidad de Zaragoza estuvo hace diez días en Guadalajara, y además de dar esa nota de esperanza, insistió sobre la impertinencia del gobierno mexicano en represar ríos para resolver los problemas de abastecimiento de las urbes y las necesidades de la economía. Además, indicó que la confianza en la tecnología tiene sus límites: nunca serán mejor opción ríos represados, frente a los extremos hidrometeorológicos del cambio climático, que los que recuperan las funciones esenciales que tienen en la naturaleza.

Así, dijo a Milenio Jalisco, es fundamental abandonar “viejos paradigmas” del siglo XX.

“El cambio climático que hemos provocado nosotros mismos va a llevar a una mayor variabilidad, con periodos de sequía más prolongados, y con periodos de lluvia más intensos, con lo cual el tema de la regulación es muy importante; pero una de las conclusiones a las que hemos llegado en Europa, en Estados Unidos, es que la clave para reducir la vulnerabilidad de nuestras sociedades frente al cambio climático es aumentar la salud de los ecosistemas, es decir, la resiliencia, una palabra nueva pero fundamental...”.

Resolverlo con tecnología o recuperar el funcionamiento natural son como dos opciones para una enfermedad. “Es como si viniera una nueva enfermedad, y le dijeran a usted: cuídese, vaya a la farmacia y compre la más medicina que pueda, para que cuando venga el microbio esté usted lleno de medicinas y se las tome; y esa es una mala política, hay que decir si viene una nueva enfermedad que refuerce sus defensas, tome vitaminas, aliméntese bien, para que tenga usted cómo defenderse”.

Las defensas del ciclo hídrico, añade, son “los humedales, los acuíferos, estos son los pulmones hídricos y son mucho más fuertes que nuestras presas; entonces es recuperar nuestros acuíferos para recuperar la resilencia, la salud de nuestros ríos”.

Arrojo Agudo recordó: “Yo la primera vez que bajé a ver el río Santiago dije, este es como el río Colorado, esta es una maravilla, y me decían: pero usted espere, y veía unas cascadas muy bonitas, y llegué a las cascadas y que mal huelen, y me dicen: es que son las cascadas de las cloacas de Guadalajara, y no me lo podía creer, a ese río cargado de metales pesados, y que a Guadalajara le falta agua y la piensa traer de otro lado […] con cambio o sin cambio climático lo primero es arreglar las fugas, lo segundo es el arreglar el río, lo tercero es recuperar el acuífero, que es nuestro pulmón hídrico natural, ahí están las claves”.

—¿Y por qué las autoridades mexicanas insisten en hacer presas?

—Bueno, yo no estoy acá y no veo el día a día de los temas políticos; pero la impresión en general que tengo en otros países es que hay un componente político en el peor sentido de la política, que es ese sentido de autoridad mal entendido: lo de abrirse al diálogo, escuchar, y rectificar, piensan que es de débiles, en lugar de entender que rectificar es de sabios, es de los fuertes; luego hay también intereses ocultos que nunca se presentan, como es el recibir agua gratuita porque hay la tradición de que el agua la paga el Estado y no el usuario [...].

—¿Cree que pueda detenerse El Zapotillo?

—Si empieza a construirse una cierta alianza entre sectores políticos e intelectuales por encima de las ideologías, por encima de la cuestión partidaria, pues siempre se está a tiempo […].

—¿Cuáles son los riesgos para un país que apuesta a los sistemas de almacenamiento y abastecimiento con presas?

—De entrada hay una certeza: que se va a emplear mal el dinero público, y el dinero público debería ser sagrado para este tipo de empresas, debería ser empleado con mucho rigor, y va a costar más la obra que los beneficios para el país, y en contra de lo que se piensa estas obras aun con periodos de amortiguación de 40 o 50 años acaban produciendo más coste que beneficio; lo segundo es que se deterioran más los ecosistemas que son la clave de nuestra hidrología, porque la clave no son las presas, son los acuíferos, nuestros ríos, que pueden complementarse con presas, pero llega el momento en que la presa rompe los equilibrios y por lo tanto nos hace más vulnerables porque vulnerabiliza nuestros sistemas hidráulicos.

Sin olvidar el gran tema de los derechos humanos: en democracia, advierte, las minorías siempre deben ser protegidas y eso no parece suceder con El Zapotillo.

Guadalajara • Agustín del Castillo

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