28.6.11

JAIME HERNÁNDEZ ORTIZ

¿Privatización del agua?

Al parecer estamos ante una nueva crisis de abastecimiento de agua en la Zona Metropolitana de Guadalajara y ante la posibilidad de una eventual apropiación privada de los recursos hídricos por un puñado de funcionarios y empresarios.

Héctor Vielma, como empresario, como alcalde de Zapopan, y como presidente del Consejo de Administración del Sistema Intermunicipal de Agua y Alcantarillado (SIAPA), se pronunció en días pasados en favor de la privatización de este organismo. Por lo tanto, la propuesta tiene todas la intenciones de ser real y cierta.

Costo social y político

Las consecuencias serían graves en un doble sentido: por un lado, se daría un inminente incremento de precios en las tarifas del agua potable que afectaría al grueso de la población que no sobrevive con 6 mil pesos mensuales. Y segundo, por la pulverización del sindicato de este organismo, que desde hace más de una década se ha caracterizado por ser combativo y democrático.

Para que lo anterior sea posible, es necesario primero se realicen en el Congreso del Estado acciones legales que permitan la “desincorporación” del SIAPA como organismo público y para convertirse posteriormente en un ente privado tipo Sociedad Anónima.

Al ser los alcaldes priístas integrantes y mayoría del Consejo Consultivo del SIAPA, éstos darían un aval para que los diputados del PRI presenten esa iniciativa, la cual contaría con el respaldo gustoso de los diputados panistas.

Evidentemente aquí la propuesta se atoraría. Por un lado, ante la movilización de decenas de organizaciones sociales y civiles, y por el inminente proceso electoral, lo que implicaría alto costo político-electoral. Pero la amenaza de la privatización del SIAPA no se desvanece.

Neoliberalismo priísta-panista

Las medidas privatizadoras no son aisladas. Son impulsadas ferozmente por organismos internacionales como el Banco Mundial, la Organización Mundial de Comercio y por los tratados de libre comercio.

Por cierto, también han sido impulsadas por el Banco Interamericano de Desarrollo, institución que prestó dinero al SIAPA y que luego se desvió para cubrir irregularmente déficits financieros en el organismo.

Por lo general las privatizaciones de un servicio se llevan a cabo precedidas por escándalos como es el caso, para hacer creer a la gente que es mejor que un servicio público esté en manos privadas.

La propuesta de privatizar el SIAPA confirma una vez más, no hay que dudarlo, la naturaleza neoliberal del priísmo nacional y local. Recordemos además que está pendiente la Ley de Asociaciones Público Privadas, impulsada por Acción Nacional, para justificar el posterior apropiamiento particular de los servicios públicos.

Por ello, los directivos que hoy están en el SIAPA han estado manipulando datos para culpar a las administraciones anteriores y a la gente misma de una crisis de la que ellos por otro lado impulsan.

Formas de privatización

Investigadores como Andrés Barreda, de Casifop, y Tony Clarke, del Polaris Institute, de Canadá, han resumido algunas formas que asume la privatización del agua:

-Privatización de los territorios y biorregiones. Las empresas que comercian masas de agua para sus actividades, van por la privatización de territorios y biorregiones enteras para garantizarse el uso monopólico del recurso, protegidas por cambios en las legislaciones. Ya sucede con programas como el Procede en México, para permitir su venta. La separación de la propiedad de la tierra de la de los pozos y fuentes de agua que estén en ellos, colocando ambos elementos en el mercado.

-Privatización por desviación de aguas. La construcción de represas, hidrovías y desviación de ríos de sus cauces naturales para abastecer zonas de alto consumo industrial, agroindustrial y urbano, priva del recurso a millones de campesinos y pueblos indios, en muchos casos con desplazamientos que destruyen irreparablemente sus formas de vida, cultura y economías propias.

-Privatización por contaminación. Las industrias mineras, petroleras, papeleras, eléctricas, junto a la contaminación por agrotóxicos de la agricultura industrial y a otras industrias sucias, contaminan las fuentes de agua como “efecto colateral”, apropiándose de facto de un recurso que es de todos, al imposibilitar que otros las puedan usar.

-Privatización de los servicios municipales de agua en zonas urbanas. A través de concesiones y contratos de servicios múltiples, las empresas transnacionales se apropian de las redes de distribución y plantas purificadoras, fijando las condiciones de su acceso y tarifas a la población. Lo que antes era un recurso público vital y de todos, ahora es una mercancía a la que accederán sólo los que puedan pagar por ella.

-Privatización por el embotellamiento de agua. No hay mantenimiento adecuado de las redes públicas de distribución de agua por políticas presupuestales injustas, pero se subsidia con permisos ridículamente baratos de explotación de fuentes de agua, a las industrias de “transformar agua en agua”. El costo final a los consumidores es de mil a 10 mil veces más caro y las propias botellas de plástico son un factor de contaminación de las aguas subterráneas. Cuatro grandes multinacionales tienen el monopolio mundial del sector: Coca-Cola, Pepsico, Nestlé y Danone.

-Monopolio de las tecnologías. Al mismo tiempo que las industrias despilfarran y contaminan el agua dulce de todos, se presentan como las únicas capaces de extraer el agua más profunda (tecnología que ya usan las petroleras), o de purificarla adecuadamente, ya que la complejidad de factores de contaminación aumenta por sus propias actividades (industrial, biológica, salinización de acuíferos). A través de control monopólico de mercados y patentes de tecnología, los destructores del recurso se presentan como los salvadores.

Sindicalismo en peligro

A lo anterior podemos añadir la privatización de la conciencia sindical. Al pulverizar y atomizar la unidad de los trabajadores, desmantelando contrato colectivo y eliminando la resistencia laboral y popular de un sindicato, como el de Empleados Públicos del SIAPA, que se ha opuesto a este nuevo asalto que priístas y panistas quieren que sea como otras ocasiones: como en despoblado.

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