22.2.08
La existencia de metales pesados, por altas concentraciones de manganeso
, señala estudio
MAURICIO FERRER
Imagen del puente que comunica El Salto y Juanacatlán Foto: HECTOR JESUS HERNANDEZ “Es posible que la presencia ocasional de estos metales (cromo, plomo, cobalto y arsénico) en la corriente acuosa de este río (Santiago) pueda ser causada por efectos de las altas concentraciones de manganeso”, según reza el capítulo 2 del Estudio para la caracterización de los lodos de los ríos Verde y Santiago realizado en 2004 por la Comisión Estatal del Agua (CEA) y la Universidad de Guadalajara (UdeG).
La investigación hecha por un grupo de investigadores del Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI) asegura que “la mayor cantidad de contaminantes metálicos se encuentra en los sedimentos”.
Según el documento de hace cuatro años, el manganeso presenta concentraciones elevadas, “sobre todo en los sedimentos de los sitios muestreados y las cuales sobrepasan los 5 mil miligramos por kilogramo (mg/kg) de sedimento” en puntos identificados como El Puente Fernando Espinoza. En este mismo, la cantidad de manganeso se puede encontrar, de acuerdo con la investigación, a unos 40 centímetros de profundidad. En el punto que corresponde a El Salto –exactamente en el trazo que el río divide a este municipio con Juanacatlán– las concentraciones del metal en el agua son evidentes.
“Además, los sedimentos presentan altas cargas de cromo, plomo, cobalto y arsénico”, según el documento. Y es ahí, luego de ese punto y seguido, cuando el estudio de los investigadores del CUCEI determina la existencia de que el potencial del manganeso libere en el agua los 5 metales que se encontraron en casi todo el río hasta el punto donde se construirá la presa de Arcediano: a 800 metros de la confluencia de ambos ríos, el Verde y el Santiago.
“De hecho, la CEAS ha reportado que ocasionalmente se sobrepasa la normatividad para arsénico y plomo en la corriente acuosa del río Santiago en el sitio de Arcediano”, describe la página 5 del capítulo 2 del documento.
Y sugiere: “Debe notarse que la presencia de manganeso en las concentraciones anómalas encontradas en los sedimentos de los ríos, hace necesaria la reflexión en cuanto al origen de este metal”.
Metales muy pesados
“En el caso del río Santiago, en casi todos los sitios, las cantidades de metal son significativamente mayores que las de los sitios muestreados a lo largo del río Verde”, asegura el estudio.
Para tal investigación se tomaron unas 194 muestras de los sedimentos de los ríos Verde y Santiago en 22 sitios. En cada uno de éstos se eligieron, a la vez, tres lugares distintos que al mismo tiempo se ubicaran cerca del cauce del río y separados entre ellos a una distancia de 100 metros. En cada uno de estos lugares se tomaron tres muestras a profundidades de 0 a 10 centímetros, 10 a 40 y de 40 a 90 centímetros. Cada sitio entonces presentó nueve pruebas.
Con detallada metodología, la pesquisa de los expertos señala que “prácticamente todos los sitios a lo largo de este río presentan cantidades elevadas de cromo (con rangos de concentración de entre 14.3 a 61.0 mg/kg), plomo (entre 2.8 a 27.7 mg/kg), cobalto (de 3.3 a 28.17 mg/kg) y arsénico (entre 0.6 a 16 mg/kg). Los sitios que mayor concentración presentan de estos metales pesados en sus sedimentos –mejor conocidos como lodos– son Puente Fernando Espinoza, Colimilla, Hidroeléctrica Puente Grande, Celanese (industria de celulosa), El Salto y Ciba (empresa farmacéutica).
Las concentraciones de manganeso además se incrementan en todos los sitios, aseguraron en su momento los especialistas. De acuerdo con los resultados, “el riesgo de interacción de manganeso con otros metales para que se produzca su liberación es considerablemente mayor en el río Santiago”.
“Los metales, por su nombre son pesados”, argumenta el jefe de la División de Ciencias Biológicas y Ambientales del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), Alfredo Feria Velasco. Suelen acumularse en los sedimentos o liberarse mediante el manganeso como alude el estudio.
Sin embargo, en el mismo aparecen otros componentes: bencenos, toluneos,entr otros “hidrocarburos aromáticos”.
“Los metales no se pueden respirar, se sedimentan o flotan en el agua, pero los bencenos, toluenos y esa gama de elementos son peligrosísimos, son hidrocarburos que entran a la circulación y producen mutaciones en los organismos; en general duran mucho tiempo y alteran la calidad de vida de la gente”.
Mutaciones al ADN pueden producir estos “hidrocarburos aromáticos”. Una mutación al código humano no es más que el inicio de un futuro tumor maligno o benigno de cáncer, según el especialista.
“Los análisis realizados por cromatografía de gases acoplada a detector de masas mostraron la presencia de hidrocarburos (del tipo encontrado en los combustibles mexicanos), su degradación, así como solventes clorados”, alude la investigación de 2004.
Y advierte: “Ya que la cuantificación de los compuestos no forma parte de las acciones específicas de este proyecto, esta cuantificación deberá realizarse tan pronto como sea posible para poder evaluar de mejor forma los potenciales riesgos a la salud que se pueden presentar en los compuestos orgánicos identificados en este estudio, los cuales se encontraron en los lechos de los ríos”. De eso, hace cuatro años.
Lo “obsoleto” de las normas
Para Feria Velasco, las normas oficiales en estos tiempos “son obsoletas”.
“Cuando se habla de que están las cifras dentro de la norma, lo que ha sucedido es que no se han revisado las normas en mucho tiempo. Dentro de las opiniones que he manifestado está el de revisar las normas por gentes expertas, para evaluar que esas cifras que están “aceptables”, pues ya no lo son, tienen que reducir esas cifras”.
De acuerdo con los estudios de 2004 hechos por la CEA y la UdeG, las aguas del Santiago están en norma, no así sus sedimentos. Aún así, el índice tiene que ser revisado y la norma que lo regula también, según el académico.
Un ejemplo de Feria Velasco: medio kilo de arsénico en 100 litros de agua depositados en una tina. “No es lo mismo que esa agua me la unte en la piel y me la tome poco a poco. Voy a tener afectaciones de tipo agudo pero ligeras porque es poca la cantidad en un lapso de tiempo. Cuando le doy dos tragos grandes a ese líquido contaminado en un corto tiempo, voy a tener problemas por intoxicación aguda, por sobredosis y presentaré vómito, diarrea hasta el coma y la muerte.
La muerte de Miguel Angel López Rocha se debió a una falla cardiorrespiratoria, una falla orgánica múltiple y una intoxicación por arsénico, según lo dieron a conocer las autoridades el pasado 14 de este mes.
El 12 de ese mismo mes, la fundadora del Instituto de Toxicología de Jalisco, Luz María Cueto Sánchez, aseguró que la ingesta del menor fue por vía gastrointestinal. Miguel Angel, antes de caer en un estado de coma que le duró 19 días, había comentado a los médicos que había caído al río Santiago, el que pasa por casa de sus padres en la colonia Bonito Jalisco, en la localidad La Azucena, del municipio de El Salto.
“El cuadro clínico nos dice que es una intoxicación por arsénico; además, el niño tuvo una respuesta adecuada al tratamiento quelante. Por lo tanto, tenemos tres elementos: un cuadro clínico compatible, el elemento identificado en la orina (arsénico) y una respuesta correcta a un tratamiento médico”, fueron las declaraciones de Cueto que publicó La Jornada Jalisco el 13 de febrero de 2008.
Para el responsable de la División de Ciencias Ambientales del CUCBA, el coma y la muerte, como estadios últimos del proceso de intoxicación por arsénico, se deben a la cantidad del tóxico al que se opone el individuo y el tiempo al que se presenta a esa exposición. Se deben tomar en cuenta también las características de los individuos.
“Una exposición aguda es si yo digiero, en un lapso de 20 minutos, una cantidad enorme de contaminantes”, ejemplifica Feria Velasco.
–Un niño de unos 8 años, de 30, menos kilos, ¿qué exposición pudo haber tenido?, se le preguntó.
–Creo que lo que pasó a pesar de lo que se dice, que murió por septicemia o un trancazo por la caída, eso no puede ser así. Un niño que se cayó al río, ingirió una cantidad enorme porque no sabía nadar, o cualquier cosa, entonces tragando agua, contaminada con muchas cosas, entre ellas arsénico y bacterias, entonces ese niño cuando lo sacan va en estado de depresión que evoluciona a estado de coma. Un estado de coma, por esa naturaleza, es porque ingirió en muy poquito tiempo una cantidad enorme de arsénico, eso es lo que sucedió.
–¿De la versión de la septicemia, qué cree que haya ocurrido?
–La septicemia es una cantidad enorme de bacterias en la circulación sanguínea, se da frecuentemente por digestión. Las bacterias en el organismo proliferan, se alimentan de todo lo que encuentran a su paso y se reproducen en gran cantidad. Si esto no se controla adecuadamente producen la muerte.
–Por violencia intrafamiliar pudo haber existido una septicemia, se le cuestionó al galeno (por pura curiosidad, ante las versiones de que el gobierno del estado prepara “pruebas” que apuntan a esta línea como causa de la muerte del niño Miguel Angel).
–No cabe por violencia intrafamiliar la septicemia… no se puede, solamente en forma digerida. Pensando de manera maquiavélica, una de las formas es inyectando en la sangre las bacterias, es decir, se agarra un cultivo de bacterias patógenas, se inyecta y en 5 días se muere porque proliferan rapidísimo. Los bacteriólogos tienen las bacterias en cajas de cultivo, si eso se diluye en un frasco y se inyecta se muere la gente.
“Lo más frecuente de la septicemia es de origen gastrointestinal por ello este niño quizá ingirió en poco tiempo y empezó a proliferar estas bacterias en la sangre, y cuando se haga la autopsia se van a encontrar en la sangre bacterias en ese cultivo, en la orina también”.
Pero la autopsia no se ha dado a conocer.
Agua que no has de beber…
De esa agua, negra, que fluye detrás del fraccionamiento Bonio Jalisco, en El Salto, de ese líquido, el coordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco (CCIJ), José Luis Gutiérrez Treviño, dijo que se echaba un “buche” porque no está contaminada.
Ayer, durante la emisión matutina de 1070 Noticias, el investigador de la UdeG, Antonio Gómez Reyna, dijo que todo dependía “del tamaño de la boca que tuviera” el empresario.
Aseguró que las aguas del Santiago están contaminadas y un trago de las mismas puede ocasionar “desde una simple irritación hasta una bioacumulación en los músculos, pérdida de conocimiento, mal de Parkinson, daño cerebral, hasta la muerte”. Todo depende, dijo, “del nivel de contaminación”.
El académico dijo que era grave la declaración del industrial. Detalló que los cuerpos de agua sólo pueden verse contaminados de dos formas: la natural y la industrial, debido a procesos antropológicos.
Por último, el especialista ironizó las palabras del empresario: “no sé ahora si las empresas que venden garrafones empiecen a pelear por la concesión del río Santiago para vender el agua…va a ser tan rica y exquisita esta agua”.
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