Los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) suponen un desafío para todos los países del mundo. Se trata de un tipo de desechos que no deja de crecer y que amenaza al medio ambiente. Con el objetivo de reflexionar sobre esta problemática, el profesor sueco Thomas Lindhqvist, de la Universidad de Lund, desarrolló el concepto de responsabilidad extendida del productor (REP).
En estos momentos, Lindhqvist se encuentra en Argentina, donde participó de la presentación de un informe de Greenpeace sobre los RAEE en el país. El especialista aprovechó la oportunidad para explicar en qué consiste la REP.
El concepto propone que los productores se hagan responsables por los impactos ambientales que sus productos generan a lo largo de toda su vida útil (producción, uso y disposición final). Además se articula con la noción de responsabilidad individual del productor (RIP), que indica que cada productor tiene una responsabilidad financiera individual cuando paga por la gestión de fin de ciclo de sus productos.
Con estas premisas, Lindhqvist promueve el dictado de leyes sobre el tratamiento de residuos tecnológicos que incluyan a la figura del productor y donde se haga a éste responsable del impacto ambiental que puedan ocasionar sus creaciones.
El sueco también considera que se debe restringir por ley la utilización de sustancias peligrosas en estos aparatos, como plomo, mercurio, cadmio y PVC. De esta forma, es posible establecer requerimientos ambientales mínimos comunes en todas las fábricas.
De acuerdo a Lindhqvist, el compromiso ambiental que muestran ciertas empresas y sus políticas de responsabilidad social empresaria no son suficientes para la protección del planeta: es necesario ir más allá y sancionar las leyes necesarias para que los RAEE no sigan creciendo sin control.
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