Es dificil en estos días eludir el tema de la crisis financiera, económica, social y ecológica que está afectando a todo el planeta. Desde hace ya algunos años venimos siendo espectadores, participes y victimas de un sistema basado en la economía, que reduce a los seres vivos y a los recursos naturales a números, los clasifica en útiles o no y los usa y descarta a su antojo. Hoy, ese sistema se ha convertido en una Supernova.
Una Supernova, se origina a partir de una estrella masiva que ya no puede fusionar más su agotado núcleo, y que se vuelve incapaz de sostenerse por la presión de degeneración de los electrones, lo que la lleva a contraerse repentinamente y generar, en el proceso, una fuerte emisión de energía. En ese momento emite una luz que nunca antes tuvo, el proceso puede durar semanas o meses.
Después de este fenómeno explosivo se pueden producir dos casos: o la estrella es completamente destruida, o bien permanece su núcleo central que, a su vez, entra en colapso por sí mismo dando vida a un objeto muy macizo como una estrella de neutrones o un Agujero Negro.
De la misma forma, el capitalismo logró en las últimas décadas profundizar sus doctrinas mas duras y globalizarlas de tal forma que abarcó mas de lo que el planeta y sus habitantes podemos soportar. Entonces, ya no pudo sostenerse, se agotó su núcleo, se quedó sin oxígeno por haberlo consumido demasiado rápido. Y así se convirtió en una Supernova.
Las crisis son inherentes al sistema capitalista y ocurren cíclicamente. Pueden ser menores o mayores, y en el curso de los dos o tres últimos siglos hemos visto como se salió de ellas con guerras mundiales, invasiones a países u otras agresiones bélicas similares que activaron las economías de los vencedores. O con medidas económicas de menor o mayor envergadura, tales como cuando EE.UU. decidió unilateralmente dejar sin efecto el respaldo oro que hasta ese momento tenían los dólares que emitía.
En todos los casos el resultado ha sido el mismo. El capitalismo parece estar en su ocaso, todos los pobres del mundo sufren la crisis. Algunos ricos caen, otros se vuelven muchísimo mas ricos. Gran parte de la clase media se empobrece, otra parte pasa a integrar el selecto grupo de los súper ricos. Y el capitalismo se sacude el tendal de victimas y se recompone, tal vez con algunos cambios, hasta la próxima crisis.
Esta nueva crisis es, tal vez, mas fuerte y extendida, porque con la globalización las economías de los países son mas interdependientes. Los gobiernos de Estados Unidos y Europa gastaron en una semana para la inyección de capitales en el mercado financiero mundial un monto que hubiera permitido alimentar y desarrollar programas de producción de alimentos y seguridad alimentaria en todo el planeta por aproximadamente 50 años.
El dinero y los recursos que nunca están disponibles en forma suficiente para solucionar los problemas estructurales que hacen que un tercio de la población mundial padezca de hambre, no tenga agua potable o no pueda acceder a centros de salud o a una educación mínima, siempre lo ha estado para la industria de la guerra y ahora también para salir al rescate de bancos.
Esta crisis mundial afectará a cientos de millones de personas, pero también afectará al capitalismo. En nosotros está luchar para encausar esta profunda crisis hacia la formación de una nueva sociedad apoyada sobre otras bases. Las del respeto por el planeta que nos cobija y por cada uno de los seres que lo habitamos. O ser funcionales al sistema y dejar que se recomponga, como otras tantas veces, dejando el tendal de damnificados y estableciendo un nuevo orden mundial capitalista seguramente mas desigual y destructor que el que hemos vivido hasta ahora.
El cambio de paradigmas será muy grande y no será fácil adaptarnos, quizás muchos ni siquiera lo logremos, pero si esta vez construimos la estructura social pensando como especie y ya no de forma individualista tendremos muchas menos posibilidades de volver a fracasar.
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