3.3.10

Al no hacerlo, países en desarrollo se quedan en desventaja

Las potencias económicas sí cuidan su base alimentaria, dicen en foro alterno

JORGE COVARRUBIAS

Cuando las organizaciones ambientalistas y campesinos advierten que la siembra de semillas transgénicas es un “crimen de lesa humanidad”, no exageran. Antonio Turrent Fernández, especialista en ciencias del suelo del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y presidente de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad AC, afirma que la aseveración es correcta ya que se está poniendo en riesgo las razas nativas del maíz mexicano, algo que no ha ocurrido por ejemplo en Japón y Estados Unidos, cuya base de alimentación son el arroz y trigo respectivamente.

“Fíjese bien, los estadunidenses que comen, así como nosotros comemos maíz ellos comen pan, no hay trigo transgénico en Estados Unidos, por qué será, tampoco en Canadá. En Japón que se consume como cereal principal el arroz, no aceptan ellos que se consuma en Japón arroz transgénico. Así que lesa humanidad, ahí hay un ejemplo de que ellos están en la práctica haciéndolo así, pero para afuera dicen, 'mexicanos ustedes sí pueden consumir maíz transgénico'. Poner en riesgo a las razas del maíz nativo de México es un crimen de lesa humanidad”, dijo.

Turrent es junto con otros investigadores, uno de los participantes del foro alternativo Transgénicos: ni Salud ni Alimento para el Mundo, el cual se realiza en oposición a la conferencia “Biotecnología Agrícola para los Países en Desarrollo” (conocida como ABDC-10) que impulsa la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

Desde hace años se dedica a la investigación de cultivos de autoconsumo en las comunidades mexicanas y ha publicado un centenar de artículos relativos a la agricultura. Sus análisis indican que la siembra del maíz transgénico en México afectará a 3 millones de hectáreas y pondrá en riesgo un enorme acervo de biodiversidad.

Una simple pregunta le motiva a dar una extensa respuesta en la que aborda el peligro real que representan al campo mexicano y la salud, la producción y consumo de alimentos transgénicos.

–¿Cuál es la amenaza real de los cultivos transgénicos?

–Hay por lo menos dos áreas de preocupación, para mí la más preocupante es que el maíz transgénico entre a la dieta del mexicano, somos un país que consume grano de maíz como alimento básico, así como en Estados Unidos es el trigo, en Japón el arroz. Pero además, a diferencia de otros países, el maíz es para consumo humano y no como forraje, como ocurre en la mayor parte de los países que usan maíz. Las trasnacionales, los consorcios multinacionales, dicen que no hay evidencias de daños a la salud y que solamente se le puede dar crédito a algún daño en la salud que fuera publicado en una revista internacional de prestigio. Sin embargo, hay de manera creciente información en el mundo de que los animalitos de laboratorio que se usan como modelo de lo que ocurre con los humanos, están mostrando signos asociados al consumo de transgénicos con efectos crónicos subclínicos con animales.

“Con ratones sí se ha encontrado que los dos órganos principales de procesar venenos, el hígado y los riñones, están mostrando síntomas de anormalidad, esto se conoce cuando uno usa animales y en vez de someterlos a la dosis de transgénicos durante una o dos semanas se mantiene durante toda la generación y luego se observa lo que ocurre con las crías. Y se ha encontrado que este daño es más severo en los machos que en las hembras y se manifiesta también en las crías, de tal manera que esto llama la atención, hay dos tipos de daños posibles que uno tiene en mente, uno es un daño que puede ser terminante, inmediato y lo puede matar, por ejemplo lo que causan los hongos del maíz cuando está mal manejado, es una enfermedad contundente e inmediata; pero hay otro que sería el daño crónico, usted se come una tortilla de maíz contaminado con aflatoxinas; si usted come durante toda la vida sin aflatoxinas pero es transgénico, hay que buscar los daños crónicos subclínicos, no se da cuenta que tenga algo, pero su sangre, puede haber daño a hígado y riñones, es otro tipo de estudio que está comenzando a conocerse en el mundo, hay investigadores de Francia y Austria que mostraron estos resultados y desde luego que están siendo negados por los consorcios multinacionales”.

“A un austriaco o francés que come maíz en las cantidades que los come, no es para que se tengan que preocupar, pero para nosotros que desayunamos, comemos y cenamos maíz toda la vida, y sobre todo los grupos más pobres del país, el riesgo es muy diferente. Este es el primer gran problema que a mí me preocupa”, comentó.

En la actualidad, explicó el científico, se producen en México 22 millones de toneladas de maíz y pero se consumen 32. De ese total producido en el país, entre 12 y 15 millones se consumen como alimento nixtamalizado. De lo que se importa la mitad es transgénico, que no existen normas que digan que el maíz tradicional es el único que se va a consumir en México, lo cual daría un elemento fehaciente de que los mexicanos estén consumiendo maíz modificado genéticamente.

“Ya no vamos a poder decir que tenemos 15 millones de toneladas que consumimos los mexicanos de maíz no transgénico, ahora todo va a ser maíz transgénico, excepto los maíces nativos que se producen todavía en áreas rurales del país, no en Jalisco, ya sabemos que aquí casi no hay maíces nativos, son mejorados y manejados por los mismos consorcios internacionales aunque no son transgénicos. Entonces qué va a suceder cuando en Sinaloa, Jalisco, el estado de México y Chiapas se cultive maíz transgénico, tenemos que preocuparnos mucho por lo que le pasará a los niños, las mujeres lactantes, los adultos mayores, es algo que tendría que preocuparnos y no se está discutiendo”, dijo.

Un segundo problema, señaló, es que México es el centro de origen del maíz, con la mayor variabilidad genética que hay en el mundo con 59 razas nativas que están sembradas en el 70 por ciento de superficie cultivable.

“Ya hay signos de que empezó a haber contaminación de maíz transgénico con nuestros maíces nativos. Desde 2001 a la fecha sabemos que en Oaxaca, Veracruz, Puebla, en el estado de México, hay un inicio de contaminación. Hay el riesgo que los 50 híbridos que puedan llegar, se acumule en nuestras razas nativas y sean causantes que la raza nativa pierda su adaptación ecológica y lo que puede ocurrir es que se reduzca la biodiversidad en México en los próximos 20, 50 ó 100 años, que se pueda dañar el acervo de maíz nativo que tenemos en México que en realidad es propiedad del mundo”.

Para Antonio Turrent Fernández el panorama no es alentador, sin embargo asegura que México puede producir las toneladas de maíz que necesita en la actualidad sin necesidad de recurrir a la biotecnología. Dijo que hay reservas probadas de este grano que rondan los 20 millones de toneladas, y los recursos naturales como al agua y tierra dispersos en el sur y sureste del país, pero tendrá que haber una decisión firme del Estado Mexicano para apoyar la agricultura tradicional.

“Y tenemos otra superficie muy grande en la reserva de tierras de labor, manejadas por ganadería extensiva con muy poca inversión para producir carne y leche, pero son tierras de potencial agrícola que pueden regarse, hay otros 2 millones de hectáreas que podríamos tomar de esta reserva y producir 16 millones de toneladas, más las 8 van 24, que lograrían la soberanía alternativa y sin tener que depender del maíz transgénico”.

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