Montan Altar a Emilio

Reclaman que el Gobierno sólo trabaja para sí mismo y no para la sociedad

Vania Citlalli de Dios/ Mural/ 03 Nov 08

Al Gobernador Emilio González Márquez, le montaron ayer su propio altar de muertos. El jardín del frente de Casa Jalisco se llenó de flores de cempasúchil, carteles, papel de china picado y música que tocaba una “calaca catrina”.

En el altar no había fotos del panista; los retratos eran de personas que fallecieron por cáncer, otras imágenes más del Río Santiago —antes y después de que “muriera” de contaminación—. Al sonido de los tambores lo acompañaron “calaveras” dedicadas al Gobernador y a los miembros de su Gabinete.

“La calaca sigue llenando los costales, porque al parecer al mundo lo gobiernan animales”, leyeron apoyados con un micrófono y una bocina.

Las poco más de 50 personas que participaron en el altar interactivo fueron convocadas por tres colectivos ciudadanos: Un Salto de Vida, Congreso Ciudadano y Ciudad para Todos.

“Cada vez más gente no damos cuenta que el pacto social entre el Estado y la sociedad está roto. Que el Gobierno nada más trabaja para sí mismo y que la ciudadanía está despertando tras la gran cantidad de omisiones, de violaciones, de ejercicios de autoritarismo por parte de Gobierno del Estado y también de los otros poderes”, denunció Etienne Von Bertrab, uno de los participantes.

El altar incluyó veladoras para alumbrar el camino de los gobernantes; fuego para que los funcionarios no se quemen en el infierno; además, una silla y un espejo, y agua con jabón.
“Para que te sientes y te veas, que reconozcas al otro Emilio que necesitamos. Agua y jabón para limpies tu espíritu”, decían dirigiéndose a la puerta de Casa Jalisco, como si el Gobernador estuviera escuchándolos.

Ayer por la tarde, durante el recorrido por la Expo Ganadera, la esposa del Gobernador, Imelda Guzmán, rechazó la invitación que le hizo una de las anfitrionas para que se quedaran ella y su marido a comer.
“Vamos a tener una manifestación en la casa”, le respondió, mientras caminaban entre las reses de exhibición.

Sin embargo, de Casa Jalisco nadie salió.