El caso Guadalajara
Durante 2007, Caabsa Eagle recibió cheques del Ayuntamiento tapatío para pagar sus servicios por más de 201 millones 123 mil pesos, con mucho el servicio público que más cuesta a la comuna, porque su inmediato proveedor, la Comisión Federal de Electricidad, recibió también el año pasado cheques por 160 millones de pesos, una relación que por cierto cambió en los dos últimos años luego que la CFE históricamente había sido el servicio más caro. Aunque se intentó conocer lo que el Ayuntamiento ha pagado este año a ambas empresas, fue imposible, porque su página en Internet de emisión de cheques a proveedores para 2008 no funciona.
Los incumplimientos de Caabsa Eagle no son recientes, pese a lo cual ha sido también una empresa privilegiada. En diciembre de 2004, el entonces alcalde Emilio González pugnó y consiguió renovar el contrato entre Ayuntamiento y empresa por 20 años más, a pesar que el contrato vigente terminaba hasta 2009. “Se trata de darle certidumbre a la empresa”, dijo González durante la sesión de cabildo en la que los regidores panista Juan Antonio Vázquez y perredista Martín Márquez Carpio documentaron puntualmente decenas de incumplimientos. La certidumbre a la que apelaba González era para que Caabsa construyera una planta de transferencia, lo que hasta la fecha tampoco ha ocurrido.
De hecho, en ese contrato firmado en 2004 la empresa quedó obligada a invertir 146 millones para la construcción de la planta de transferencia, además de inversiones para mejorar y adecuar destinos para el tiro de desechos sólidos y la pavimentación de un camino en Tonalá para llevar la basura de esa planta, a construirse en Matatlán, hasta el tiradero de Los Laureles. Como sucede con el caso de la separación de basura en el Centro Histórico de Guadalajara, firmado en la ampliación que otorgó el Ayuntamiento hace unos días a Caabsa, no se preveían fechas fatales ni se establecían obligaciones técnicas puntuales.
Desde que en 1994 Caabsa Eagle llegó a Jalisco con el contrato para recolectar y disponer de la basura en Guadalajara, la empresa ha tenido una cercanía notable con los políticos en turno que administran la capital del estado. Aunque no se ha comprobado, durante la campaña de González Márquez a gobernador hubo acusaciones de que el favor de ampliarles por 20 años más la concesión (hasta 2024) fue pagado con apoyo partidista.
La empresa además ha sido constante en apoyar no sólo algunos programas que los gobernantes en turno consideran prioritarios, sino en entregar hasta regalos a propósitos muy particulares promovidos por los propios políticos, incluidas esculturas que han formado parte del paquete de regalos enviado por “el pueblo de Jalisco” el año pasado al Vaticano.
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