13.11.08

De la resistencia a las nuevas alternativas

Llevamos ya muchos años signados bajo la palabra resistencia, hemos marcado un camino largo y muy desigual. Participamos de una guerra de guerrillas, sin guerra declarada y sin guerrilleros armados.
Gran parte de nuestras vidas la hemos pasado luchando, resistiendo, intentando detener o al menos disminuir los efectos nocivos hacia el ambiente y la sociedad de un sistema basado en el consumo, en la producción a gran escala, en el derroche.
Hemos resistido contra los monocultivos, contra la minería, los transgénicos, las violaciones a los derechos humanos, la deforestación, la discriminación de las minorías y los atropellos que han recibido los pueblos originarios que habitaron estas tierras en manos de los colonizadores y la iglesia católica y luego, durante siglos, los que quedan de ellos y nosotros, todos los que hoy habitamos estas tierras, en manos de los monopolios del norte invocando al dios del progreso.
Aun hoy, cada día de nuestras vidas está signado por las leyes del mercado. Un grupo desconocido de profetas de las finanzas maneja los hilos del mundo, decide que debemos sembrar en nuestros campos, como debemos utilizar nuestros recursos naturales, en que debemos ocupar nuestro tiempo y hasta lo que se le debe enseñar a nuestros hijos en las instituciones educativas.
A todo eso hemos resistido y seguiremos resistiendo, con dispares resultados. Pero hoy los castillos de papel se están derrumbando. La economía mas fuerte del mundo en la teoría, ha descubierto debilidades tan grandes que van mas allá de la imaginación del mas tenaz detractor, y entonces la resistencia debe comenzar a ofrecer alternativas.
La importancia de hacer conocer y ofrecer nuestras alternativas en este momento de desconcierto mundial es, como nunca, imperiosa para lograr una nueva conciencia planetaria, para canalizar la desazón, la desesperanza que se va apoderando del mundo, en un camino hacia una sociedad que funcione sobre nuevos paradigmas.
Está en nuestras manos, en este momento mas que nunca, mostrar el camino hacia un mundo mejor, demostrar que es posible, que contamos con las herramientas y los conocimientos necesarios para dar un salto de calidad en la forma que nos relacionamos entre nosotros y con la naturaleza.
Esperemos estar preparados para la parte mas dura de esta lucha, el envión final que nos puede llevar a cumplir muchos de los objetivos que tanto anhelamos y por los que hemos dedicado muchos de nosotros, gran parte de nuestras vidas. Estar preparados para conseguir que mucha gente se una a nosotros. Estar preparados, en definitiva, para lograr que un mundo mejor, sea posible.

Nos reencontramos la próxima semana, con una nueva entrega de esta publicación.

Ricardo Natalichio

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