La cuestión del agua
Domingo, 9 Noviembre, 2008Pensar y estudiar la cuestión del agua ha sido en los días recientes una tarea en Jalisco. Las notas públicas sobre el tema fueron opacadas por la tragedia ocurrida con la caída del avión en el que viajaba el secretario de Gobernación. Sin embargo, la cuestión del agua en Jalisco y en México tiene rasgos de importancia nacional.
Por una parte el tema es una cuestión tan cotidiana que se reduce a pensar que el agua es “lo que sale de las llaves” sin más complejidad. Quienes disfrutamos el agua potable entubada en la casa donde habitamos nos acordamos del agua cuando “no sale” y siempre para criticar al gobierno por sus deficiencias. No caemos en cuenta de las consecuencias que tiene consumirla tal como lo hacemos en general: sin medida, como si nunca fuera acabarse, sin pensar en los muchos que no la disfrutan y que cuesta (y mucho) hacerla llegar a las viviendas. El agua es, para quien la disfruta, una rutina, una costumbre, una cosa dada, y asuntos como el de la presa del Arcedanio, por ejemplo, son sólo “pleitos de políticos”.
Quizá por eso sea difícil modificar ese pensamiento ingenuo a fin de siquiera aceptar que es necesario conocer la situación que guarda el agua en Jalisco: fuentes, captación, abasto, tratamiento, consumo, desperdicio, contaminación y usos. Y también aceptar que las dificultades del agua en Jalisco piden nuevas actitudes y nuevas acciones urgentes. Por ejemplo, la calidad del agua en el lago de Chapala, el río Santiago y otros afluentes utilizados para abastecer la zona metropolitana es tal que amenaza la posibilidad de mantener el patrón actual de distribución, tratamiento y consumo del agua en esta zona conurbada.
No es tema nuevo. Las discusiones tenidas y los estudios presentados en esta semana ratifican de muy diversas maneras la mala situación del agua en Jalisco. Conocemos los males y cómo atenderlos y reducirlos. En los hechos no ha sido posible que los jaliscienses, primeros afectados, nos pongamos de acuerdo en las soluciones. ¿Presas o canalización? ¿Cuotas mayores? ¿Plantas de tratamiento? ¿Reducir consumo? ¿Pozos de absorción del agua pluvial? ¿Todo junto? Urge que la autoridad junto con la sociedad civil organizada y la experiencia de los conocedores impulsen un proceso de acuerdos prácticos, sin ocultar la situación real y las omisiones y carencias gubernamentales, para asegurar el abasto de agua con calidad y así, Jalisco pueda disfrutar del agua, sin amenazas, los próximos 50 años.
mbazdresch@milenio.com
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