El Tribunal Permanente de los Pueblos
In memoriam
Miguel Ángel Granados Chapa
Ayer fue un día muy importante en México para los movimientos sociales y sus demandas: se instaló y presentó el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP) Capítulo México, con la finalidad de llevar a cabo un juicio público por las múltiples violaciones a los derechos de los pueblos que se viven en territorio mexicano.
El TPP es un tribunal ético internacional, de carácter no gubernamental que examina causas de violación a derechos fundamentales de los pueblos llevadas a cabo por parte de los estados y sus gobiernos, pero también por aquéllas realizadas por las empresas, los bancos y las instituciones financieras; está integrado por cerca de 130 miembros cuya calidad moral es incuestionable y son nombrados por el consejo de la Fundación Internacional Lelio Basso –quien es su fundador- y la Liberación de los Pueblos, su presidente Salvatore Senese y su secretario general Gianni Tognoni.
Para tener un panorama general de la trascendencia de este tribunal, conviene hacer algo de historia. El TPP tiene como antecedente primario el famoso e importante Tribunal Russel, que juzgó los crímenes que cometió Estados Unidos en su guerra contra Vietnam; además, revisó y analizó la represión de las dictaduras militares en América Latina. Aunque sus resoluciones no tuvieron carácter vinculante, su potencial simbólico ha sido de enorme relevancia para determinar, desde la ética y el derecho justo, la culpabilidad de los actores políticos y sociales que han perjudicado a las distintas sociedades y pueblos en cuestión.
Después de esos dos grandes juicios internacionales, el italiano Lelio Basso en 1979 gestionó la constitución formal del Tribunal Permanente de los Pueblos. Desde ese entonces a la fecha, las causas que el TPP ha tratado han sido múltiples, entre ellas podemos encontrar las siguientes: Sahara Occidental (1979); Argentina (1980); Filipinas (1980); El Salvador (1981); Tíbet (1992); violaciones a derechos humanos en Colombia (2006); transnacionales europeas en América Latina y políticas neoliberales (2006/2008), entre muchas más.
Para que el TPP decida abrir una causa por violaciones a derechos fundamentales de los pueblos, se requiere presentar una solicitud con un expediente muy bien documentado por parte de muchas organizaciones sociales del país en cuestión; por ello, las organizaciones y movimientos sociales en México tuvieron que hacer lo propio y, según lo que muchos de ellos han comentado, no fue nada fácil que se aceptara la solicitud, sobre todo, porque en el exterior nuestro país se muestra como un Estado que respeta y defiende los derechos humanos, esgrimiendo, entre otros argumentos falaces, que es uno de los países que más tratados internacionales de derechos humanos ha signado (olvidando decir que muy pocos de ellos cumple). Pero por fortuna, la solicitud de abrir una causa en México ante el TPP prosperó. No podría ser de otra manera, pues la situación de violencia estructural y descomposición social que vive nuestro país y que ha traído consigo cientos de violaciones a derechos fundamentales es verdaderamente alarmante.
En ese sentido, el Capítulo México del TPP ubica “al conjunto de los tratados de libre comercio signados por el gobierno de México como la causa fundamental del deterioro estructural de la calidad de la vida económica, social ambiental, política, cultural e institucional” que ocurre en nuestro país desde hace más de 20 años; por eso el tema central que da nombre a todos los trabajos que se llevarán a cabo por parte del Capítulo México del TPP, desde ahora hasta su culminación con la audiencia final en 2014, es el de libre comercio, guerra sucia, impunidad y derechos de los pueblos.
Con el objeto de organizar los trabajos del TPP y de que las más importantes violaciones a los derechos fundamentales en México sean documentadas exhaustivamente, se abrieron siete audiencias temáticas: 1) guerra sucia como violencia, impunidad y falta de acceso a la justicia; 2) migración, refugio y desplazamiento forzado; 3) feminicidio y violencia de género; 4) violencia contra los trabajadores; 5) violencia contra el maíz, la soberanía alimentaria y la autonomía; 6) devastación ambiental y derechos de los pueblos; y 7) desinformación, censura y violencia contra los comunicadores.
Como se puede observar, son los temas más sensibles que actualmente preocupan sobremanera a la sociedad mexicana (sin olvidar que hubiera sido muy importante abrir una audiencia temática específica de los pueblos indígenas, aunque se ha mencionado que el tema será abordado transversalmente en todas las audiencias). Por eso, todos los movimientos sociales, organizaciones civiles, intelectuales y académicos comprometidos, ciudadanos interesados, estudiantes, mujeres, trabajadores mexicanos deben estar muy atentos y, de preferencia, involucrarse en los trabajos del TPP Capítulo México con la finalidad de ayudar a documentar las múltiples violaciones a derechos fundamentales que estamos viviendo a diario en territorio mexicano a causa de la actuación del Estado, las empresas y las instituciones financieras. Tenemos ante nosotros una oportunidad invaluable de darle a conocer al mundo la terrible situación que se vive en México.
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