Máscaras Diego Petersen
Si ya ni el matrimonio es para siempre, tampoco lo son las alianzas políticas ni por supuesto los enemigos. Y en épocas de la portabilidad ideológica, donde uno cambia de partido con todo y principios como si fuera un número de teléfono, menos. Si alguien sabe de eso es Elba Esther Gordillo, la lideresa sindical más empoderada del país y cuyo gran secreto ha sido saber traicionar a tiempo. Se ha cambiado de partido más veces que de compañía celular y se ha aliado con quien más le ha convenido en cada coyuntura. Ésa es la política, lo sorprendente es que haya políticos que se sorprendan o se hagan los sorprendidos.
La acusación de Miguel Ángel Yunes de que la maestra le pedía 20 millones al mes para su partido sólo sirve para dimensionar la corrupción en este país, pues con esa acusación no le van a hacer mella. Suponemos, por lo que dijo Yunes, que no le dio el dinero solicitado, pero ése es el tamaño del desfalco al erario en este país. En Inglaterra por la malversación de una cantidad equivalente a un mes de lo que dice Yunes que pedía la maestra en la Cámara de los Comunes, dos cayeron al bote. Aquí nadie pasa de las ocho columnas. Pero lo más divertido es que en la historia que nos cuenta el ex director del ISSSTE, la maestra era la intermediaria para exigir a un militante del Panal dinero para un partido en el que, dice Elba Esther, ella no milita; suponemos que sólo lo regentea.
¿Se trata del comienzo de una guerra abierta del Gobierno de Calderón a la dueña del sindicato más grande de América Latina, o es sólo una llamarada de petate para ensuciar el nombre de la maestra? Si es lo último, podemos coincidir que es inútil, es ponerle una raya más a un tigre que de tan rayado ya todos lo ven negro. Pocas cosas tan intrascendentes como querer atacar a la maestra por el lado de la imagen, cuando sus fortalezas no son ni la honestidad ni el carisma, sino el férreo control que tiene sobre el sindicato, los recursos que maneja y la cantidad de dinero que el Gobierno federal le da al sindicato para programas específicos, más allá de la cuotas que el Gobierno retiene a los maestros y entrega, sin que puedan chistar, al sindicato, y que equivalen a 1% del salario de todos los afiliados. Tan sólo entre 2010 y lo que va de 2011 la SEP entregó mil 400 millones de pesos para diversos programas que administra el sindicato. El partido de la maestra en el que no milita, Nueva Alianza, recibe 250 millones de subsidio. El SNTE no es sólo un organismo de presión política, es un emporio económico.
No es con golpes mediáticos como van a acabar con el poder de la maestra. La podrán molestar por haberse cambiado de bando, pero no nos hagamos bolas, fue Fox quien decidió no sólo no combatirla sino hacerla aliada, y fue Calderón el principal beneficiario de esta alianza, y hoy resulta que en el juego de máscaras Calderón dice jamás haber pactado con la máscara que le dio el triunfo. Elba Esther, la máscara, es la más cara, y gran parte del precio se paga con nuestro dinero.
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