Autonomía y democracia: los eternos enemigos incómodos de los gobiernos panistas
Uno de los rasgos fundamentales de los gobiernos de ultraderecha, conservadores y fundamentalistas es, sin lugar a dudas, la reducción a su mínima expresión de la participación ciudadana, la libertad de pensamiento, la libertad de expresión y el respeto a los valores fundamentales de los seres humanos.
Participación ciudadana, transparencia, respeto a los derechos humanos y rendición de cuentas, son rasgos característicos de gobiernos que buscan consolidar la gobernabilidad a través del diálogo, el consenso y la construcción de equilibrios, propios de sociedades modernas y democráticas.
No deja de ser preocupante, y triste a la vez, que Jalisco siga padeciendo gobiernos de segunda, que no sólo han demostrado una enorme ineficacia en el manejo de los recursos y los asuntos públicos, sino que además han impedido el sano desarrollo y el crecimiento de instituciones públicas que nacen autónomas precisamente para que vigilen la actuación del poder gubernamental en asuntos donde los gobiernos no pueden ser juez y parte.
Jalisco se ha rezagado, sobre todo con los gobiernos panistas, en la construcción de democracia, de ciudadanía y de transparencia en los asuntos públicos, sobre todo porque quienes gobiernan están convencidos de que los asuntos del gobierno no son públicos; nada más incongruente y absurdo.
Hoy, la democracia en Jalisco enfrenta grandes retos, no sólo por la enorme sombra que apabulla la equidad, la justicia, la legalidad y la rendición de cuentas, sino que además no ha sido la vía que permita abatir los rezagos en pobreza y marginación, permitiendo además la concentración de capital en muy pocas manos, muchas de ellas ancladas a la luz de quienes hoy ostentan el poder público.
Es realmente urgente que instituciones como la Comisión Estatal de Derechos Humanos, el Instituto de Transparencia e Información Pública y el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, sean entes que fortalezcan su acción e impulsen tareas que permitan que todo ejercicio público, esté dotado de apego a la ley, a la congruencia y a la pertinencia.
No olvidemos que estos órganos autónomos son, como precisara el académico José Barragán Barragán, la más amplia expresión de la soberanía ciudadana en el poder público.
Ante ello, la disminución de la participación social impulsada desde el panismo ha sido fundamental para que la corrupción, la impunidad y la discrecionalidad hagan de Jalisco un paraíso.
Hechos como Puerta Guadalajara, Horizontes Chapultepec y la Villa Panamericana en nuestra ciudad capital; Plaza Andares en Zapopan; las atrocidades cometidas en la compra de Charcos Azules y los terrenos para la construcción de la presa de Arcediano; el caso de los trasplantes millonarios en el Hospital Civil de Guadalajara, simplemente no pasarían si en nuestra entidad existieran instituciones y organizaciones ciudadanas fuertes, que impusieran un dique de contención a estas arbitrariedades que mucho han dañado al estado y que lo seguirán haciendo si vamos en la misma dirección.
Como muestra de su insensibilidad social y su poco apego a la construcción de democracia, el gobernador Emilio González y la fracción mayoritaria panista en el Congreso del Estado, con la complicidad de los diputados del PRD, PT, Panal y Partido Verde, han propuesto para este próximo año que los recursos para la Comisión Estatal de Derechos Humanos y el Instituto de Transparencia y Acceso a la Información Pública se queden igual que el presente año.
La CEDHJ recibirá 69 millones 490 mil 700 pesos y el ITEI simplemente los 15.2 millones de pesos que actualmente recibe; no se requiere ser muy técnico para saber que la falta de autonomía financiera redunda en la falta de autonomía operativa y de libre acción.
Estas cifras hacen de Jalisco un estado de media tabla en cuanto a presupuestación para este tipo de organismos en el concierto nacional.
La falta de cultura democrática, de respeto a los derechos humanos y a la información pública, conlleva por sí misma la conformación de verdaderas mafias que al amparo del poder público buscan bajo cualquier artimaña continuar conservando el poder.
El próximo año será un año de elecciones, y los dos grupos mayoritarios al interior del Partido Acción Nacional saben perfectamente que Jalisco es un estado sin ley, de ahí que en la búsqueda por alcanzar los espacios públicos a elegir no habrá más límite que el que se ponga el uno al otro.
En Jalisco, las decisiones públicas se imponen, la autonomía de las instituciones ciudadanas se viola, la imparcialidad de los entes públicos se rompe, los organismos gremiales se ignoran y las organizaciones ciudadanas se avasallan.
Este es simplemente el tiempo para que como ciudadanos hagamos sentir que la soberanía del gobierno se asienta en el pueblo, cuyo poder es en conjunto más amplio que cualquier cofradía, cualquier partido y por supuesto cualquier gobierno.
Hagamos ciudadanía, hagámosla responsablemente, que en esta virtud podremos sacar adelante a Jalisco. Hagamos juntos lo necesario para dar un grito final: no más cinismo y tanta impunidad, no más a esta clase gobernante que ha hecho de nuestra sociedad un simple espectador, que pronto podrá despertar.
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