México podría enfrentar crisis alimentaria, hambruna y desestabilización social, por lo que el gobierno federal tiene que elaborar estrategias de desarrollo económico y social, principalmente en los sectores de alimentos y el agropecuario para lograr una soberanía alimentaria y, con ello, evitar que se agudicen los fenómenos de pobreza, migración e inseguridad.
México podría enfrentar crisis alimentaria, hambruna y desestabilización social, por lo que el gobierno federal tiene que elaborar estrategias de desarrollo económico y social, principalmente en los sectores de alimentos y el agropecuario para lograr una soberanía alimentaria y, con ello, evitar que se agudicen los fenómenos de pobreza, migración e inseguridad, principalmente en las regiones con elevados índices de pobreza y pobreza extrema, alertaron especialistas universitarios y organizaciones campesinas.
Los especialistas José Luis Calva y Emilio Romero, del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), reconocieron en entrevista que como país estamos en riesgo de enfrentar una crisis alimentaria, por lo que es necesario elaborar medidas precautorias a corto y mediano plazos.
José Luis Calva indicó que el estrato más vulnerable del país es el de los 3 millones de hogares en situación de pobreza alimentaria que el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) ha identificado, por lo que consideró conveniente integrar un programa emergente para hacer llegar alimentos a ese sector y otro de abasto nacional que asegure que toda la población mexicana tendrá ingresos suficientes para comprar comida.
Ante un escenario en el que presentamos gran dependencia alimentaria del exterior –se estima que anualmente el país importa 17 millones de toneladas de granos y productos agropecuarios para completar el consumo nacional–, como nación estamos en una circunstancia en la que,
si no se adoptan políticas de Estado que permitan garantizar el abasto de alimentos,
la importación suficiente de los mismos y la incentivación de la producción, “podríamos estar en serios problemas que vulnerarían las bases de la seguridad alimentaria”, afirmó Romero Polanco.
Indicó que el gobierno federal debe considerar que la seguridad alimentaria es parte de la seguridad nacional y tomar en cuenta que “ya fracasó” el viejo esquema de adquisiciones en el exterior de alimentos baratos.
Dijo que a partir del anuncio de Estados Unidos de que impulsará la producción de biocombustibles, es necesario revisar las bases de desarrollo agroalimentario nacional, revalorar nuestras importaciones estratégicas de alimentos y tratar de fortalecer las bases de la producción campesina, “que han sido marginadas durante el modelo neoliberal.
“Si México no avanza en esta dirección, a pesar de las ganancias del petróleo, estará en circunstancias desfavorables en materia de abasto y los precios de los productos inevitablemente van a transformarse en un detonador del crecimiento de la pobreza de millones de mexicanos de zonas rurales y urbanas, que verán amenazado su bienestar”, sostuvo.
Aunque en este ciclo agrícola se esperan buenas cosechas y excedentes de maíz, “no estamos exentos de una situación internacional (de desabasto), sobre todo porque somos dependientes de cultivos como arroz y trigo”, afirmó Blanca Rubio, especialista del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
“Lo que sí es preocupante es que no ha habido mecanismos ni políticas eficientes para prevenir a mediano y corto plazos una situación de desabasto. Por lo que es necesario –como lo han planteado las organizaciones campesinas– crear una reserva alimentaria y un cambio de las políticas para fortalecer la producción interna y dejar de depender del exterior”, afirmó.
Las dirigencias de la Confederación Nacional Campesina y la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productos del Campo consideraron que a partir del segundo semestre del año alguno de los escenarios de desabasto previstos podría padecerse en algunas parte del país, dado que el gobierno insiste en una política de mercado abierto para el campo, que puede hacer realidad las advertencias de los organismos internacionales.
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La Jornada http://www.jornada.unam.mx
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