El Lobby
RAÚL TORRES
Piedras en el zapato
Alguien tuvo a bien meter la grabadora para grabar la audiencia que el 23 de mayo, en Casa Jalisco, tuvieron los representantes de Temacapulín con el gobernador. El encuentro duró alrededor de 50 minutos en los que Emilio González hace dos cosas básicamente: pedir que se le juzgue por sus hechos y no por sus dichos (¿dónde había dicho eso antes el mandatario?) y hacerse la víctima de oscuros personajes que con intereses políticos van no sólo al pueblo de Temacapulín, sino que llegan hasta Palmarejo y Acasico para pregonar difamaciones en contra del gobernador y de su proyecto para transformar la zona en el Valle de Bravo de Jalisco.
“Ya sé que ustedes lo que no quieren es que rehaga el proyecto”, se cansaba de reclamarles a sus interlocutores el gobernador, e incluso, sabiendo lo que pesan las palabras cuando caen desde el púlpito y lo que éstas influyen cuando son proferidas por un representante de la Iglesia, González Márquez se lanzó contra uno de los representantes de la comunidad, el sacerdote Gabriel Espinoza Iñiguez, originario de Temaca y avecindado en Zapopan, donde actualmente ejerce, para advertirle que no le echara a la gente en contra: “Pero tú no tomes el púlpito para echarme encima a la gente”. Declaración significativa ésta, tomando en cuenta aquella reunión que como candidato a gobernador tuvo Emilio con gente de la embajada estadunidense para asegurar que tenía un ejército de curas para tomar el púlpito y hablar en su favor.
Y los vecinos de Temaca no fueron blanditos ese día, incluso se puede decir que se “montaron en su macho” para defender algunas posiciones. Sin embargo, habría que recordar que lo que defiende la gente que podría ver inundado su pueblo es su patrimonio, que no incluye sólo piedras y bienes materiales, sino recuerdos y toda una forma de vida al margen de los apoyos gubernamentales que rara vez han llegado a aquella zona.
“Lo importante de Temacapulín es su gente, no las piedras que nos traigan recuerdos de algo, la parroquia no se va a perder”, lanzó el gobernador en una de sus intervenciones, tratando de convencer a quienes lo visitaban ese día. Pero no se dio cuenta Emilio González que son precisamente ese tipo de discursos los que molestan a quienes, a diferencia de él, también alimentan sus vidas con recuerdos y a partir de ellos le dan sentido a muchas cosas.
Otra vez, las palabras del mandatario se vuelven importantes al recordar que también fue una piedra, sagrada ésta, la que sin asomo de pudor se retiró del panorama cuando la carretera Bolaños-Tenzompa-Huejuquilla le pasó, literalmente, por encima al Paso del Oso, sitio venerado por los wixaritari que hacen peregrinación a Wirikuta.
Durante la reunión de aquel viernes en Casa Jalisco, la gente de Temacapulín consignó dos cosas: que todo el proyecto de la presa El Zapotillo se hizo sin tomar en cuenta a los habitantes de los sitios que se inundarían (y muestra de ello es que el mismo Emilio González reconoció que no se ha hecho la debida labor de informar adecuadamente a los habitantes de esos pueblos) y que los representantes de las diferentes dependencias que han visitado la región sólo han dejado ver un proyecto autoritario, en el que si los habitantes no se van por la buenas se van por las malas a través de la expropiación. “Eso fue lo que nos dijo el señor Coll cuando estuvo por allá”, acusó uno de los participantes en la reunión, a lo que González Márquez sólo pudo decir que no es una opción que él esté contemplando.
Al final, el compromiso del gobernador y los ciudadanos fue hacer reuniones mensuales y en tres meses, a partir de ese día (es decir, el 23 de agosto) recorrer las 10 primeras casas y un vivero que Emilio se comprometió a terminar como muestra de lo que sería el nuevo Temaca para, entonces sí, preguntarle a la gente.
Pero el viernes el gobernador se sumó un revés en esta difícil negociación. Y nadie les calentó la cabeza a los de Temaca. Fue el propio mandatario quien puso fecha y no estuvo. Tampoco exageramos al decir que el desaire causó enojo en los representantes de los pobladores. Ahí está la carta que le dejaron al gobernador como reclamo: “No sabemos si se le olvidó o tuvo un compromiso. Lo cierto es que hubiera sido bueno avisar, pues igual que su tiempo es importante, también el nuestro, y venimos desde nuestras comunidades gastando tiempo y dinero. Pero bueno, ya empezamos a no creerle. Si en algo tan sencillo no cumple, ¿cumplirá verdaderamente lo importante?”.
La casa paga
Dicen que para que ya de una vez cuaje esa alianza entre PRI y PRD (que ya tiene la bendición chuchista) sólo falta que desde el tricolor le dé el visto bueno la casa Briseño-Zamora, donde aún no les cuadran los nombres de ciertos candidatos a alcaldes. Aseguran que en esta alianza antipanista, los “hijos de las tinieblas” delegaron en los priístas el encargo de tender los hilos hacia la Iglesia católica, de ahí el interés de que el rector de la UdeG siga haciendo buenas migas con el cardenal Sandoval. A ver si la telaraña no se le vuelve capullo.
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