Aunque a simple vista el descubrimiento de un grupo de científicos parece ser la solución perfecta para frenar el avance del calentamiento global, lo cierto es que este hallazgo ya ha generado preocupación en varios ambientalistas y científicos del mundo.
Es que, según se publicó en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, un equipo compuesto por profesionales griegos, estadounidenses e ingleses ha determinado que una bacteria hallada en el río Amazonas podría ser utilizada para capturar el exceso de dióxido de carbono y, de esta forma, mitigar el calentamiento global.
De acuerdo a los datos reproducidos por Nacion.com, este organismo (denominado Diazótrofo) tiene la capacidad de capturar de forma natural tanto el carbono como el nitrógeno presentes en el aire y transformarlos en sólidos orgánicos que terminan hundidos en el fondo del océano.
Ante esta característica descubierta en la bacteria, algunos científicos no descartan aplicar este sistema que podría contribuir a la hora de frenar el cambio climático, mientras otros ya han manifestado su preocupación ante la posibilidad de que la saturación de CO2 en las profundidades del océano altere el ecosistema.
Es que, según se publicó en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, un equipo compuesto por profesionales griegos, estadounidenses e ingleses ha determinado que una bacteria hallada en el río Amazonas podría ser utilizada para capturar el exceso de dióxido de carbono y, de esta forma, mitigar el calentamiento global.
De acuerdo a los datos reproducidos por Nacion.com, este organismo (denominado Diazótrofo) tiene la capacidad de capturar de forma natural tanto el carbono como el nitrógeno presentes en el aire y transformarlos en sólidos orgánicos que terminan hundidos en el fondo del océano.
Ante esta característica descubierta en la bacteria, algunos científicos no descartan aplicar este sistema que podría contribuir a la hora de frenar el cambio climático, mientras otros ya han manifestado su preocupación ante la posibilidad de que la saturación de CO2 en las profundidades del océano altere el ecosistema.
Dentro de este grupo de expertos que no confía en esta solución se encuentra Atul Jain, un profesor de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Illinois. Para él, el CO2 depositado en los océanos “no quedará allí para siempre”, sino que, tarde o temprano, llegará hasta la superficie del mar y, finalmente, “se filtrará de nuevo hasta la atmósfera”.
Tal como se desprende de las diversas posturas surgidas en torno a esta alternativa, es evidente que habrá que profundizar los análisis tanto de los beneficios de la bacteria como así también de las consecuencias de la acumulación de dióxido de carbono en el fondo del mar antes de dejarse convencer por el poder salvador de los diazótrofos.
Foto: Flickr
Tal como se desprende de las diversas posturas surgidas en torno a esta alternativa, es evidente que habrá que profundizar los análisis tanto de los beneficios de la bacteria como así también de las consecuencias de la acumulación de dióxido de carbono en el fondo del mar antes de dejarse convencer por el poder salvador de los diazótrofos.
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