México, más desigual que en 1985
El ingreso medio del 10% de los más ricos es 26 veces mayor que el ingreso del 10% de los más pobres. ARCHIVO
- Culpan a la globalización
El país es el segundo de la OCDE con mayor disparidad entre ricos y pobres, señala informe
Las desigualdades de ingresos tanto en los países miembros de la OCDE como en el resto del mundo han llegado a los niveles más elevados por efecto de la globalización.
“La desigualdad está en su nivel más elevado del último medio siglo”, reconoció José Ángel Gurría, secretario general de la OCDE.
El ingreso medio de 10% de los hogares mexicanos con mayores remuneraciones fue en 2008 de 228 mil 900 pesos, 26 veces por encima de la paga de 10% con menores ingresos, que tenían una renta media de ocho mil 700 pesos.
La OCDE afirma que la desigualdad aumentó en México con respecto a 1985 y en la actualidad el ingreso de 10% de la población más rica representa 26 veces el ingreso de 10% de la población más pobre.
Actualmente, en la zona de la OCDE en promedio el ingreso de 10% de la población más rica es casi nueve veces la remuneración de 10% de la población más pobre.
“México tiene el segundo nivel más elevado de desigualdad de los ingresos en la población activa en la OCDE, justo por debajo de Chile y muy por encima de la media de la OCDE, a pesar de su disminución desde mediados de los años noventa”, señala el organismo en su informe llamado Siempre más desigualdad: por qué la brecha de los ingresos aumenta.
Sin embargo, Chile y México fueron de los pocos países que redujeron lo que la OCDE llamó fracturas de mercado de trabajo durante el último cuarto de siglo.
En ese periodo, el agravamiento de las desigualdades ha sido bastante generalizado, en concreto en 24 de los 34 miembros del conocido como el “Club de los países desarrollados”, y sucedió en estados de tradición más igualitaria como Alemania, Dinamarca o Suecia.
PARA SABER
Para revertir la desigualdad, la OCDE recomienda incentivar las políticas de empleo, “el medio más promisorio de hacer frente a la desigualdad”, creando “más y mejores empleos” e invertir en “capital humano”.
Sugiere reformar las políticas fiscales y las prestaciones sociales, “la manera más directa para aumentar la redistribución”, aumentar la “correspondiente carga fiscal” de los ingresos más altos y garantizar los servicios públicos gratuitos y de calidad como educación, salud y asistencia familiar.
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