Gracias a la acción combinada de la luz solar y las bacterias, unos investigadores de la Universidad de Almería han conseguido realizar un tratamiento de aguas residuales con una eficiencia superior al 90%, y, además, en un tiempo más corto del proceso.
Las aguas residuales no siguen el mismo proceso que el agua urbana, por lo que su tratamiento es más complicado. Con este método, la energía solar degrada y las bacterias descontaminan. Esto se usa en la primera fase del tratamiento, donde la eficiencia es muy alta y más rápida. “El tiempo necesario para depurar un volumen de mil litros de agua es unas cinco horas para el tratamiento solar y de 24 a 36 horas para el tratamiento biológico”.
Una vez los experimentos han dado sus frutos, los investigadores han comenzado las pruebas a escala industrial. Primero se realizarán en aguas residuales procedentes de la industria agrícola, para más tarde utillizarlo con aguas residuales procedentes de industrias farmacológicas. El último paso sería utilizar la propia energía del sol para aprovecharla en el proceso terciario, el último proceso de la depuración, donde actualmente se usa la cloración u ozonización. En estos casos, se utiliza el Cloro o el Ozono para desinfectar las aguas, aunque estos métodos son más caros y tiene repercusiones medioambientales.
En el caso de la cloración se generan algunos residuos contaminantes, perjudiciales una vez llegan a la camida alimentaria (ya sea a través del agua o, indirectamente, usando ese agua en el regadío). La ozonización es, sin duda, más sano con el medioambiente, pero mucho más caro.
Fuente | Ecoticias
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