Consideran proyecto de El Zapotillo ''desastroso''
Pedro Arrojo atribuye el proyecto local a la corrupción señalando que hay alternativas.
- Señala que algo similar pasó en Zaragoza, al inundar pueblos del Pirineo
Activista español Pedro Arrojo recomienda antes corregir la pérdida del agua de las redes subterráneas de la ciudad
Arrojo Agudo, ganador del Premio Goldman, que se entrega “a los héroes populares del medio ambiente”, aseveró que la búsqueda de nuevas fuentes de abastecimiento de agua para el Área Metropolitana de Guadalajara, mientras se pierde el 30% del líquido en las redes subterráneas de la ciudad, responde más bien a una lógica “depredadora” de los recursos naturales que se contrapuntea con el paradigma emergente de la sostenibilidad ambiental.
Así lo expuso: “Si tiene un niñito, una niñita -allá decimos la propina-, el domingo, -ay papito, dame el doble-, ¿por qué?, -porque tengo un agujero en el bolsillo que cada que salgo a la calle, antes de llegar a comprar, ya se me perdió la mitad-, les pregunto, ¿qué hacen? le dan el doble o le cosen el bolsillo. ¿Cómo puede Guadalajara, por poner en primer lugar a nosotros mismos, pedir inundar ‘Temaca’, o pedir poner en riesgo el tejido productivo de Los Altos de Jalisco? ¿Cómo puede pedir algo así, también León, Guanajuato, si lo que tenemos es el bolsillo roto?”
Siguió: “¡Con qué cara, con qué moralidad, con qué ética, con qué autoridad moral hablamos del interés general!, es una cosa que me parece un escándalo. También pasó en mi ciudad, en Zaragoza; pidió una millonada de fondos europeos para traer agua al Pirineo, inundando pueblos del Pirineo, nosotros de la universidad fuimos traidores a nuestra patria chica. Escribimos un informe a la Unión Europea (UE) -tengan cuidado, esta ciudad pierde un 30% del agua en sus redes-, respuesta de la UE a los dos meses: -nos hemos enterado por un informe de la universidad al ayuntamiento y al Gobierno de Aragón que ustedes pierden el 30% en sus redes, no habrá ni un euro europeo mientras ustedes no hagan un esfuerzo por llegar a no más del 20% de pérdidas-. ¡Santa medicina!”. Zaragoza bajó, incluso, su demanda de agua, con un consumo más racional.
Así que atribuyó el proyecto local a la corrupción: “Claro que hay alternativas, lo que pasa es que esto es un negocio cerrado ya con una caja de caudales y a final del tubo un buen negocio con una empresa española de la que yo no estoy orgulloso, que va a hacer mucho dinero con una concesión; probablemente por el camino hay intereses con sobres que premian el posicionamiento de cada cual en un gran negocio. Hay un proceso de privatización del agua a través de un gran negocio presentado como interés general de la nación”.
También criticó que la calidad del agua de la llave no permita que sea tomada: “¿Vamos a aguantar así mucho?, ¿Qué pasa? ¿Qué esto es un privilegio de ricos?, en España esto se consiguió cuando éramos más pobres que ustedes, y les aseguro que no somos más listos, miren el desastre que tenemos en el país; no somos más listos, nos hemos dejado engañar mucho más que ustedes pero lo hicimos: agua potable, potabilísima y no necesidad sistemática de agua privatizada a mil euros metro cúbico -que pagamos allá-, aquí pagan ustedes a lo mejor 10 mil pesos metro cúbico”.
Espejismo tapatío
El doctor narró cómo lo tomó por sorpresa la belleza de la Barranca del Río Santiago, y a tan poca distancia de la metrópoli. Narró la manera en que lo llevaron hasta ahí para conocerla, y antes de darse cuenta: “me veo en un cañón impresionante, hermoso, a la lado de la ciudad”.
Pedía explicaciones de aquello, pero le decían que esperara un poco, y así, hasta que bajaron a la zona de Arcediano. Ahí se acabó el espejismo tapatío, fue envuelto de pronto por la “pestilencia” de las aguas contaminadas: “Estas son las cloacas de Guadalajara en caída libre sobre el Río Santiago, no lo podía creer, quedé en colapso cerebral. Esa fue mi experiencia, mi dura experiencia que recordaré toda mi vida de llegar a Guadalajara”.