Su miseria le impide tener una atención médica adecuada
Males gastrointestinales y verrugas, el legado de El Salto para Lupita
El rechazo y el desinterés han sido compañeros de Lupita durante sus siete años de vida, pues la niña, originaria de El Salto, además de padecer enfermedades gastrointestinales por los altos índices de contaminación en la zona, físicamente muestra afectaciones. Lupita padece una enfermedad aún desconocida, cuya sintomatología se presenta a través de verrugas que rodean su cuello y todas sus articulaciones, pero tiene algo en común con los demás habitantes de El Salto: han sido ignorados por las autoridades a lo largo de los años.
A la menor actualmente la atienden en el Instituto Dermatológico de Jalisco, aunque desde que su caso se hizo “famoso” en El Salto, y desde algunos particulares comenzaron a interesarse por ella, el trato por parte de los médicos ha cambiado, salvo el que le dan Adriana y Alejandro, quienes incluso a decir de los familiares de Lupita, le otorgan recursos económicos para que asista a sus tratamientos, y la han contactado con médicos internacionales, y con clínicas especializadas que en México no existen, a quienes les ha interesado el caso de la menor, pero por falta de recursos para arreglar los documentos necesarios y llevarla a otro país, sigue padeciendo la indiferencia de sus gobernantes en México.
“Un doctor vino especialmente desde Alemania a ver el caso de Lupita, y él comentó que se la quería llevar, y la doctora (Adriana) dijo que si Lupita se iba, ella se iba con Lupita”, comentó la abuela de la menor, María de los Angeles Flores Juárez, quien dijo que han buscado recursos económicos con diversas autoridades, pero hasta el momento han encontrado puertas cerradas.
“Dejamos de venir a Guadalajara porque no teníamos para el pasaje, y ellos (los médicos del Instituto Dermatológico de Jalisco) nos contactaron y fueron a El Salto a mi casa; nos daban ropa usada para vender, nos daban zapatos, el doctor últimamente nos decía ‘traigan a Lupita’ y la llevábamos sin que nos cobraran nada, incluso él nos daba 200 pesos para los pasajes cada vez que íbamos”, agregó la mujer, que rechazó la postura de las autoridades, a quienes les exigió apoyo, ya que la menor padece esa enfermedad desde que tenía seis meses de nacida, y aunque actualmente le untan “un aceite” con olor a leña, que aparentemente le está ayudando a disminuir las verrugas, ¿el daño psicológico de no ser aceptada en la escuela ni en la calle quién se lo quita?, cuestionó María de los Angeles, a quien la niña llama “mamá Mary”, pues ha sido quien esté a cargo de ella, ya que “Bety” la madre biológica de Lupita se ha dedicado a trabajar para sobrellevar el tratamiento de su hija y no convive mucho con ella.
“Nos dicen que sí nos van a ayudar. En el DIF quedaron de ayudarnos y nada. En la presidencia municipal a Lupita le están dando una ayuda de 500 pesos cada 15 días, pero ya tienen como cuatro quincenas que nada más le dan 300 pesos para la alimentación”, agregó “mamá Mary”, quien reiteró que “si no se le va a quitar las verrugas, de menos que no se le infecte más, porque a nosotros nos dijeron que por tanta contaminación que hay en El Salto, ella está propensa a que le caiga un cáncer en la piel, y es lo que yo no quiero”.
Hace algunos meses, un familiar de Lupita que radica en Tijuana estuvo de visita por El Salto –explicó la abuela– y al ver el caso de la menor, pidió que le dieran fotografías en las que se evidenciaran las afectaciones, y de regreso al norte del país, las envío a un dermatólogo en Estados Unidos, quien igualmente se interesó en estudiar el caso de la niña, pero, reiteró María de los Angeles, la falta de recursos otra vez fue la limitante, por lo que pidió a las autoridades que actúen ante ese tipo de situaciones, y si no van a sanear las aguas del río Santiago, aún conociendo los daños a la salud y las muertes que éstos ya han provocado, que mínimamente le faciliten recursos para que la niña pueda trasladarse a donde sí hay alguien interesado en atenderla.
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