3.4.09

Información y periodismo

JORGE ROCHA

Los eventos recientes nos invitan a discutir y analizar sobre dos temas que están íntimamente ligados: la información y el periodismo. Los dos acontecimientos que menciono y que nos obligan a reflexionar sobre estos asuntos son la no ratificación de Augusto Valencia al frente del Instituto de Transparencia e Información Pública de Jalisco (ITEI) y la nueva convocatoria hecha por el Congreso local para nombrar al nuevo titular de esta dependencia; y los despidos de periodistas y columnistas en medios de comunicación escrita provocado por la crisis económica mundial, que también en otras latitudes ha repercutido de forma muy grave en los medios masivos de comunicación, sobre todo en la prensa escrita.

Un debate fundamental que subyace en ambos procesos y que desde mi particular punto de vista es nodal para entender las dinámicas que se están presentando, está relacionado con el concepto que de facto se asigna a lo que es y la función que tiene la información. Por lo menos hay tres formas de entender este concepto: la información como poder, la información como mercancía y la información como derecho humano. Comento brevemente cada una de estas acepciones.

Cuando se entiende a la información como poder, se busca el control de la misma y se maneja en función de intereses particulares y políticos. Se concibe que la producción y la difusión de la información es una acción clave para la toma de decisiones y se piensa que una de las condiciones sin la cual se puede ejercer dominio sobre otras y otros, es tener más información que los demás, sobre todo si ésta es estratégica. Es desde esta lógica donde buena parte de la clase política se instala y se maneja. Se cree que el uso y control de la información se debe hacer en función de la acción de gobierno y los intereses de grupo. Hacer una información confidencial y opaca; o realizar una difusión lo más pública posible, se realiza para favorecer o para atacar a actores sociales y políticos o para legitimar o condenar proyectos. Desde esta perspectiva el uso y manejo de la información es fundamental para aquellos que aspiran controlar a grupos sociales y/o comunidades.

La segunda forma de concebir a la información es como mercancía. En la época del capitalismo global una de las formas como se ha estado generando acumulación del capital es precisamente en los medios masivos de comunicación, que profundizaron la idea de que la información en todas sus modalidades es una mercancía que produce altas tasas de ganancia. Las asociaciones y alianzas comerciales, la conformación de grandes consorcios, las propuestas de información multimedia (radio, televisión de paga e Internet), el adelgazamiento de las redacciones en los medios de comunicación son varias de las estrategias implementadas que van convirtiendo a los medios masivos en empresas globales que ven a la información, ya no como un bien público, sino como una mercancía. Una consecuencia de esta forma de concebir la información es que se trabaja sobre lo que se vende y no lo que se estrictamente se necesita y se homologan pautas y directrices de información y formas de trabajo, que responden más a una lógica corporativa, que a las necesidades y situaciones de los contextos locales.

La tercera forma de comprender la información es como un derecho. Para investigadoras como Beatriz Solís, es un derecho colectivo que es condición sine qua non para una democracia que va más allá de la representación social, y que lleva a un verdadero proceso de deliberación social, es decir, es una herramienta fundamental para construir una sociedad donde la toma de decisiones implica un proceso de discernimiento social en base a toda la información disponible. En esta concepción que define a la información como derecho, se propicia y se convierte en requerimiento de una ciudadanía más activa y es un presupuesto fundamental para generar procesos de desarrollo local. Entender a la información como derecho también implica una serie de condiciones previas que garanticen su realización y vigencia, por ejemplo el respeto de los derechos de los periodistas, el acceso a la información pública, la regulación de las empresas productoras de información y los derechos de las audiencias.

Estas definiciones están presentes en las actuaciones de los actores sociales y políticos que trabajan con la información. En el caso de ITEI, la clase política de Jalisco puso en evidencia que entiende a la información como un instrumento de poder y por lo tanto, entre más puedan controlar la información es mejor para su ejercicio de gobierno. La opacidad se convierte en la estrategia de dominio y en una forma de consolidar los intereses de grupos políticos y económicos muy particulares. En este sentido el control del ITEI como la instancia pública dedicada para el acceso a la información, es una de las acciones necesarias para concretar su visión sobre la información.

Por otro lado parece que la visión que predomina en las direcciones de los medios masivos de comunicación es la concepción de que la información es una mercancía, la producción de información debe dejar ganancias; por lo tanto, se toman las decisiones en función de una racionalidad económica y empresarial, en un marco de globalización y en base de una dinámica corporativa. Cada vez más se produce la información de acuerdo con las directrices de los grandes consorcios, y la información y los contextos locales tienden a pasar a segundo término, salvo que la información sea más vendible que otra.

La gran pregunta que queda en el aire es: ¿quién defiende y busca que la información sea un derecho?, ¿quiénes piensan en el respeto de los derechos de los ciudadanos?

En los dos acontecimientos mencionados es evidente que la visión que quedó más afectada y poco cumplida es precisamente la perspectiva de la información como derecho. Si creemos que lo más importante para el grueso de la ciudadanía es considerar a la información como derecho, se tendrían que contemplar dos acciones indispensables: que el ITEI no pierda su razón y sentido de ser con la elección que viene; y que algunos medios de comunicación de Jalisco, retomen con fuerza esta visión como directriz fundamental y desde una lógica claramente local.

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