28.4.09

INFLUENZA: EL TAMAÑO DEL PROBLEMA

Influenza: el tamaño de problema PDF Imprimir E-Mail
Por Horacio De la Cruz S.
martes, 28 de abril de 20

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De nada sirve dramatizar el problema de la influenza porcina, mucho menos pretender ocultarlo. Autoridades federales y estatales conocieron a tiempo el riesgo de que la enfermedad cobrara la magnitud de una pandemia y las tareas que tendrían que realizar para hacerle frente*.

No hablamos de un problema local sino global. En este mapa, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), México ha entrado en la cuarta fase donde la última, la seis, significa PANDEMIA, es decir, la transmisión sostenida de la enfermedad entre humanos.

En términos de población, según los modelos epidemiológicos FluAid y FluSurge**, esto quiere decir que con una tasa de ataque del 25 por ciento (25 personas contagiadas de cada 100 expuestas al virus), ocurrirían en México 54 mil 104 defunciones. Además, en el escenario de mayor probabilidad, se calculan 250 mil 829 hospitalizaciones; se tendrían que dar 15 millones de consultas externas, y la duración de la pandemia sería de ocho semanas.

Según la información oficial, que es más grave que la anterior, la pandemia duraría seis meses, el 35 por ciento de la población mexicana sería infectada; ocurrirían 200 mil muertes; sería necesario otorgar 25 millones de consultas y se requeriría hospitalizar a 500 mil personas ***.

¿Estamos preparados?

Esa es la pregunta y el tamaño del problema, de ahí que ninguna medida de prevención esté por demás, no obstante es claro que las autoridades sanitarias de todos los niveles de gobierno tienen en sus hombros el peso de ser responsables de la salud de los habitantes del país.

Los cuantiosos recursos en materia de salud que maneja la federación, los gobiernos de los estados y marginalmente los municipios, son para usarlos de manera íntegra y transparente. Hacerlo de otra manera, sobre todo en este tiempo, sería de fatales consecuencias.

El problema de la influenza porcina es serio. Pretender lucra políticamente con el tema es contraproducente. Aquellos que se han aventurado a lanzar petardos para cuestionar las acciones del gobierno federal desde la trinchera de un partido político, bien harían en recordar que los políticos no deben desperdiciar la oportunidad de guardar silencio y ponerse a trabajar.

Ya llegará el tiempo de poner las cosas y a cada quien en su justa dimensión.

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