Las ONG regresan
El trabajo digno, socialmente encomiable pero oficialmente perseguido, que realizan los organismos no gubernamentales (ONG) que ahora el panismo bautizó como organismos de la sociedad civil (OSC) para meter en la olla a los muchos grupos católicos de asistencia social (OSC, encomiables también, sin duda), comienza a retomar bríos públicos a pesar de su satanización desde las esferas del poder de facto y oficial.
Hoy, por ejemplo, las agrupaciones Un Salto de Vida AC, Grupo Meta, Promotores Ambientales de Juanacatlán, Grupo Ecologista El Roble, Comité Salvabosque Tigre II (Nixticuil), Colectivo Mezcala y pobladores en general de El Salto, Juanacatlán, Puente Grande y Tololotlán ofrecerán una rueda de prensa para informar de dos puntos clave que demuestran cómo se trabaja a contracorriente de los dictados desde el poder, no porque sea una oposición por sí misma sino porque quienes detentan los cargos públicos las han convertido en sus adversarias al reprimir su labor.
En la reunión con los medios se hablará de la realización de la Asamblea de Afectados Ambientales Nacional, que se llevará a cabo en El Salto el 30 y 31 de mayo de este año. También se fijará la postura de los convocantes ante el “desinterés manifestado por las autoridades, en particular el gobernador Emilio González Márquez, al pliego petitorio que entregamos hoy hace un año a las autoridades estatales, sin que hasta ahora se dignen a atendernos y responder a nuestras peticiones en forma real y a fondo, de acuerdo con las verdaderas necesidades de las poblaciones afectadas”.
Señalan que el desinterés que manifiesta Emilio González ante estos problemas, todos directamente relacionados con la salud humana y ambiental, contrastan con su actitud solícita que muestra a las cámaras o corporaciones empresariales “a las que parece dedicar su tiempo, atenciones y subsidios”.
Se acercan las elecciones y vemos cómo las ONG amplían su activismo. No es en balde. Los oídos sordos y represores que han encontrado a sus demandas los hacen pugnar por buscar un cambio –¿ilusos?– para que el blanquiazul no repita en el entarimado al menos los siguientes tres años.
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