Los bancos de material hacen presa del territorio jalisciense
Banco de material en San Esteban, colindante con el Bosque El Nixticuil. E. PACHECO
- Los municipios dan permisos sin atender el marco legal completo
En los alrededores de la zona metropolitana pululan explotaciones de arena y materiales de construcción que luego son simplemente abandonados
GUADALAJARA, JALISCO.- Qué tan agujereado está Jalisco por la extracción de materiales, es un dato imposible de determinar. No se conoce cuántos sitios han sido abandonados de manera inadecuada y no existe, tampoco, ningún estudio que determine qué tan explotado ha sido el territorio y qué tanto puede seguirse aprovechando.
Además, de los aproximadamente 600 bancos de materiales que tiene registrados la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (Proepa), 40% incumple con la normatividad ambiental, principalmente los ubicados en el territorio correspondiente a la Zona Metropolitana de Guadalajara y los de las regiones de los Altos y la Costa.
El director de Verificación Ambiental, Ernesto Naranjo, explica que esta actividad es lícita y redituable, pero es muy común que en el interior del Estado pasen por alto que tienen que realizar la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA).
“Muchas irregularidades son de carácter administrativo. Las que son ambientales se deben a que ‘se comen’ las zonas de amortiguamiento que deben dejar. De acuerdo con la norma, deben dejar bancales, porque de lo contrario puede haber derrumbes. Es común que incumplan con esto porque siempre buscan sacar el mayor provecho económico”.
Conforme se observa en la norma estatal, los bancos de material deben contar con una franja de amortiguamiento, con su respectivo talud, junto al arbolado que se encuentra dentro del área sujeta al aprovechamiento. El diámetro de la franja debe tener como mínimo 30 metros, cuyo radio a partir del tronco del ejemplar será de 15 metros.
Ernesto Naranjo reconoce que no hay ningún censo del volumen aprovechable y que los permisos se otorgan a partir de la información que existe por cada predio en los municipios. “Lo ambiental lo respaldamos con las MIA’s, porque es donde señalan el terreno a afectar, qué se remueve, si hay especies en riesgo, la capa vegetal a desmontar y cómo van a abandonar el banco de material al concluir su vida útil”.
Para el procedimiento de abandono de cada banco de material existen distintos criterios que plantean que el terreno sujeto a la extracción, debe dejarse en las condiciones de productividad agrícola o ambiental natural que originalmente tuvo.
Además, el funcionario apunta que los bancos de materiales eran un problema serio debido a que no existía legislación (hasta que entró en vigor la Ley Estatal del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente y la norma NAE-SEMADES-002/2003) y dejaban, literalmente, hoyos por doquier que posteriormente se convertían en vertederos de basura.
El funcionario explica que uno de los objetivos es que los municipios informen a la Proepa cuando detecten irregularidades, principalmente si abandonan inadecuadamente los sitios de donde extraen arena amarilla, tepetate, piedra y otros materiales geológicos.
Además, de los aproximadamente 600 bancos de materiales que tiene registrados la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (Proepa), 40% incumple con la normatividad ambiental, principalmente los ubicados en el territorio correspondiente a la Zona Metropolitana de Guadalajara y los de las regiones de los Altos y la Costa.
El director de Verificación Ambiental, Ernesto Naranjo, explica que esta actividad es lícita y redituable, pero es muy común que en el interior del Estado pasen por alto que tienen que realizar la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA).
“Muchas irregularidades son de carácter administrativo. Las que son ambientales se deben a que ‘se comen’ las zonas de amortiguamiento que deben dejar. De acuerdo con la norma, deben dejar bancales, porque de lo contrario puede haber derrumbes. Es común que incumplan con esto porque siempre buscan sacar el mayor provecho económico”.
Conforme se observa en la norma estatal, los bancos de material deben contar con una franja de amortiguamiento, con su respectivo talud, junto al arbolado que se encuentra dentro del área sujeta al aprovechamiento. El diámetro de la franja debe tener como mínimo 30 metros, cuyo radio a partir del tronco del ejemplar será de 15 metros.
Ernesto Naranjo reconoce que no hay ningún censo del volumen aprovechable y que los permisos se otorgan a partir de la información que existe por cada predio en los municipios. “Lo ambiental lo respaldamos con las MIA’s, porque es donde señalan el terreno a afectar, qué se remueve, si hay especies en riesgo, la capa vegetal a desmontar y cómo van a abandonar el banco de material al concluir su vida útil”.
Para el procedimiento de abandono de cada banco de material existen distintos criterios que plantean que el terreno sujeto a la extracción, debe dejarse en las condiciones de productividad agrícola o ambiental natural que originalmente tuvo.
Además, el funcionario apunta que los bancos de materiales eran un problema serio debido a que no existía legislación (hasta que entró en vigor la Ley Estatal del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente y la norma NAE-SEMADES-002/2003) y dejaban, literalmente, hoyos por doquier que posteriormente se convertían en vertederos de basura.
El funcionario explica que uno de los objetivos es que los municipios informen a la Proepa cuando detecten irregularidades, principalmente si abandonan inadecuadamente los sitios de donde extraen arena amarilla, tepetate, piedra y otros materiales geológicos.
CRÉDITOS: Informador Redacción / RC Hoy 02:34 hrs
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