20.12.10

Con la recuperación de cauces, la ciudad gana habitabilidad

En contraste, el también conocido como Arroyo Zapopan, está contaminado, en la colonia Rancho Nuevo. A. GARCÍA

  • Arroyos ocultos
  • A FONDO: INVESTIGACIONES ESPECIALES

Para logar su rescate, el primer paso es la concientización de la ciudadanía para que evite contaminarlos

GUADALAJARA, JALISCO (20/DIC/2010).- Cada año la población va creciendo y necesita más espacios para habitar y de esparcimiento; espacios que son utilizados sin tomar en cuenta los daños a la Naturaleza. En la Zona Metropolitana de Guadalajara, históricamente se le ha dado preferencia a la urbanización sin proteger a los cuerpos de agua, se entuban ríos y arroyos, por lo regular contaminados, en vez de apostar por su recuperación.

Para el especialista en impacto ambiental, René Solinís Noyola, el problema no radica en la planeación urbana, ya que algunas cosas se han proyectado bien, pero no se realizaron como se ideó.

“El no respetar los cauces y cuerpos de agua ha representado, sobre todo, inundaciones y daños a la propiedad, incluso algunas muertes, ya que el agua reconoce su cauce y cuando se tapan o bloquean, se acumula el agua y causa inundaciones”, apunta.

Además, al crecer las ciudades el suelo natural se convierte en calles y cemento, o casas, lo que impide que el agua se infiltre y los mantos freáticos se recarguen.

La propuesta de entubar cauces ocurre, por lo regular, cuando éste ya está contaminado; luciendo basura en vez de agua y emitiendo olores nauseabundos. Sin embargo, el entubarlos no siempre es la mejor decisión.

“(Entubarlos) no es lo más práctico ni sencillo, y no es lo más económico; además, se pierden bastantes cosas cuando se entuba un arroyo o un río: el paisaje, el microclima, árboles, vegetación, que a su vez trae la pérdida de habitat para aves y otro tipo de fauna; la humedad en el ambiente, entre otros. Entonces, lo mejor es que se cuiden, se renueven”, explica Solinís Noyola.

El especialista recordó que en otras ciudades se han recuperado cauces, en San Antonio, Texas, el río que pasa por el Centro se convirtió en una zona turística, aquí el Río San Juan de Dios hace mucho se entubó; en Londres, el Támesis hace 50 años fue restaurado y ahora es un atractivo turístico.

De acuerdo con el especialista, al recuperarlos las ciudades ganan mayor habitabilidad, con espacios más acordes con la Naturaleza, además, se pueden hacer parques lineales con áreas verdes y evitar inundaciones.

Para rescatar ríos y arroyos el primer paso “como todo, sería la concientización de la ciudadanía, ya que yo me he dado cuenta en proyectos, que si ven un arroyo que pasa por sus casas lo usan para tirar la basura, hay que tener cuidado de no contaminarlos, sobre todo con residuos peligrosos o especiales como aceites, pilas y llantas; y desde luego son necesarias las acciones de Gobierno para evitar, en primer lugar, que haya asentamientos irregulares, que son los que generalmente causan la contaminación, porque si hay un lugar donde no tienen servicios y lo más fácil que ven, si hay arroyos cercanos, es tirar la basura ahí”, expone el especialista en impacto ambiental.

Solinís Noyola reconoce que la recuperación de ríos y arroyos es costosa, pero si no se hace el costo lo pagan los ciudadanos con enfermedades.

“En nuestro país y en nuestra ciudad tenemos muchas ventajas naturales, tenemos un clima muy bueno, hay que trabajar de mantener estos recursos; Guadalajara era una ciudad muy bonita y poco a poco se ha ido haciendo fea con tantos anuncios, hay que tratar de hacer parques lineales, cuidar cauces y manejar bien la basura”, exhorta René Solinís.

TELÓN DE FONDO

Proyectos hidráulicos


El Programa de Manejo Integral de Aguas Pluviales (Promiap) del SIAPA, tiene identificados 17 proyectos hidráulicos entre los que contempla entubar el tramo entre la Avenida Patria y el Periférico, del Arroyo Zapopan/Atemajac.

La obra consiste en encauzar las aguas residuales del Arroyo Atemajac, “para dejar viva la caja natural del río y solamente fluyan por ahí las aguas de lluvia”, indicó Carlos Hernández, gerente técnico del SIAPA. Aseguró que con esto se terminarían los efectos que generan las aguas residuales, como los malos olores y las enfermedades generadas por la contaminación del agua.

La inversión en dichos proyectos será de dos mil millones de pesos: “La realización de las obras depende de que los gobiernos federal y estatal aporten los recursos económicos suficientes. Por lo pronto ya se tiene el proyecto, y si hay dinero se hace”.

Históricos rescates

De contaminados a atractivos turísticos


Un río en buen estado puede aumentar los valores de las propiedades, ampliar las oportunidades recreativas y de las empresas locales, reducir la contaminación del agua, y proteger de inundaciones a las personas. Sin embargo, las represas, diques, entubados y otras estructuras hechas por el hombre alteran las funciones naturales de los ríos e incluso pueden acabar con la vida de éstos, según describe la organización American Rivers, que se dedica a la conservación, rescate y protección de ríos de Estados Unidos como el Río Grande, Colorado o Mississippi.

En Europa muchos de sus ríos forman parte del atractivo turístico. Las agencias de viajes los promocionan dentro de sus paquetes como lugares que se deben visitar, e incluso hay cruceros que viajan por los ríos, según hace referencia una agencia en su página de internet.

Los que más llaman la atención en el viejo Continente por sus programas de limpieza y recuperación son el Támesis en Inglaterra, el Volga en Rusia y el Sena en Francia, aunque estos dos últimos aún no alcanzan el nivel de higiene del primero.

El Río Támesis empezó a contaminarse a partir del siglo XIX. A finales de ese siglo y hasta mediados del siglo XX, se realizó una limpieza masiva. Ahora es uno de los ríos más limpios que fluyen por las ciudades de Oxford, Eton y Londres.

La fundación Río Urbano relata en su página de internet (www.riourbano.org) que el río Támesis estuvo sucio, contaminado e insalubre en medida extrema, a causa del desarrollo y la población de sus riberas, “comparado con lo hermoso, adecuado, floreciente y biosostenible que lo encontramos hoy”.

El Támesis vivió un gran esplendor porque los monarcas de la segunda mitad del siglo XVIII residieron en palacios a sus orillas e hicieron del río un medio de acceso y de comunicación particular. La invasión de Londres por pobladores de zonas rurales, a causa de la revolución industrial de los siglos XVIII y XIX, provocó una gran presión sobre el suministro de agua existente y un consiguiente incremento en la producción de desechos humanos y basura.

“En 1858 el mal aspecto y la hediondez del río llegaron a tal punto que impidió continuar las sesiones en las instalaciones del Parlamento inglés. El Támesis se convirtió en el portador de aguas negras más grande de Europa, maloliente y podrido”.

Actualmente, el Río Támesis constituye una de las áreas recreacionales más importantes del Reino Unido y es motivo de orgullo nacional. Es común ver hoy barcos y botes para turistas en los ríos y a numerosos residentes y turistas caminar a lo largo de sus orillas, tomar fotografías, hacer ciclismo, montar a caballo, pescar y apreciar aves.

En América Latina se hace poco por conservar ríos

Mientras que los ríos de otras partes del mundo son rescatados para que sigan formando parte del entorno natural en el que existen y la población los aproveche para su recreación, en México, al igual que en gran parte de América Latina, son escasos o nulos los programas que consideren a los ríos y arroyos como parte de un ecosistema en el que pueden elevar la calidad de vida de los ciudadanos.

Según la Comisión Económica Para América Latina y el Caribe (CEPAL), la población local y los municipios latinoamericanos hacen poco para conservar las aguas de ríos, lagos y cuencas, así como las zonas aledañas de ambos lados de los cauces. Las zonas que podrían ser aprovechadas para la adaptación de parques, jardines y vías de ciclistas, son concesionadas a privados.

El estudio de la CEPAL “Gestión de cuencas y ríos vinculados con centros urbanos”, revela que las zonas de drenaje natural son ignoradas. Se construyen casas y caminos cerca de los ríos y arroyos, los cuales resultan afectados por los desastres naturales. Además, apunta que las “aguas usadas son botadas a los ríos, lagos o mares sin previo tratamiento”.

Las acciones que toman los gobiernos se enfocan al saneamiento de las aguas e infraestructura para otros fines, más que a la conservación integral de los acuíferos. La CEPAL señala que “los municipios se ‘preocupan’ de los ríos a veces en forma inapropiada. Si se ven abrumados por el tráfico vehicular, pueden llegar a pensar en ponerle ‘un techo’ al río. En general, los encauzan al máximo convirtiéndolos en canales/cloacas, para lograr instalar vías rápidas de circulación en ambos márgenes”.

Composición hidrológica


Las cinco subcuencas en la Zona Metropolitana de Guadalajara, forman parte de la Cuenca Santiago, las cuales llevan en su caudal ocho mil 770 litros por segundo que son descargados en el Río Santiago a través de 15 emisores.

La superficie total de la Cuenca Santiago es de 30 mil 315 kilómetros cuadrados. De esta cuenca se usan mil 094 hectómetros cúbicos (hm3) al año, que se utilizan para actividades agrícolas (444 hm3), público urbanas (442hm3), industriales (69.2hm3) y pecuarias (139hm3).

Actualmente en el Área Conurbada de Guadalajara, sólo siete fraccionamientos, una universidad y una empresa mantienen un programa de reuso del agua, de acuerdo al programa de Saneamiento Integral del SIAPA.

CRÓNICA

Un mismo arroyo, dos realidades opuestas


El paisaje urbano de la colonia Rancho Nuevo proyecta una especie de visión apocalíptica de un futuro inmediato que predicen los grupos ambientalistas. Es la Avenida Normalistas, y sus calles semidesérticas, casi en silencio, que se rompe con la voz de Javier Solís, y posteriormente de Nelson Ned que salen de un aparato radiofónico, el polvo que se levanta con el viento fresco de estos días.

Una madre joven, ayuda a uno de sus cuatro hijos a colorear un libro de dibujos. A sus espaldas se encuentra la prolongación del Arroyo Zapopan (también conocido como Atemajac). Ella y los habitantes de las casas improvisadas en el asentamiento parecen ser indiferentes a la pestilencia que despide el agua estancada. Ese espacio se ha convertido literalmente en un basurero. Entre las rocas y la hierba seca se encuentran todo tipo de objetos: cajas vacías de medicinas, botellas de plástico, platos desechables, bolsas de galletas y botanas, sofás desgastados y con los resortes descubiertos. A ese montón de desperdicios se suman prendas de ropa como calzones, shorts y hasta un libro de texto gratuito con la tradicional pintura de “La Patria” de Jorge González Camarena, pero encima tiene una estampa de luchadores estadounidenses de moda como John Cena.

Como no hay un puente que una a las calles para cruzar el arroyo, la gente debe tener un buen equilibrio para no resbalarse con el filo de las piedras y caer al agua.

No es el único punto crítico del cauce, también en la zona de Atemajac, cruzando el Tren Ligero, el canal presenta una imagen deplorable. Sin importar que haya una reja, la gente encuentra un hueco y pasa por ahí, ya sea para evitar rodear la calle o para aventar la botella de refresco o agua vacía que ya no requiera. O peor aún, para defecar u orinar.

Pocos podrían pensar que en el extremo el estado de ese arroyo es todo lo contrario a las imágenes antes descritas. La Avenida Patria, en la que se ubican el Parque de Colomos II de un lado y el Club Atlas, entre otros, de una zona que aglutina condominios de lujo y oficinas de empresas importantes, está dividida por este cauce adornado recientemente con un paseo alumbrado y con barandales. El agua que fluye por ahí se considera tan limpia que en días festivos, sobre todo al concluir la Romería de Zapopan el 12 de octubre, la gente hace su día de campo a las orillas, comen, y hay quienes deciden bañarse. En días comunes resulta tan placentero el sitio que algunas personas reposan y se olvidan del paso del tiempo mientras contemplan el panorama sin importar que a unos metros transiten velozmente los automóviles.

Sin embargo, nada es perfecto y también hay agresiones a la zona; desde grafitis en los muros de contención, hasta algo de la basura antes mencionada (botellas y bolsas de plástico) en el área arenosa y en el río, pero sin llegar al exceso de Atemajac o Rancho Nuevo.

Son dos proyecciones opuestas, realidades distintas de cómo puede aprovecharse un espacio natural de esta clase, y a la vez de cómo se puede desperdiciar.



CRÉDITOS: Informador Redacción / JEOG

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