9.4.09

Obras a huevo

Rubén Martín

Las Villas Panamericanas en el parque Morelos, los estadios deportivos en el Parque Metropolitano, los casinos en Zapopan, el paso a desnivel en Patria y Pablo Neruda, la presa de El Zapotillo, la presa de Arcediano… todas estas obras comparten dos puntos en común sobre los que conviene reflexionar: son obras que la autoridad ofreció someter a consulta antes de arrancarlas y son proyectos que han generado resistencias en los barrios o poblaciones donde se quieren llevar a cabo.

Algunos de los proyectos no han avanzado por incapacidad gubernamental, pero especialmente se han detenido gracias a las movilizaciones que han emprendido las personas y comunidades que se sienten afectadas por dichos proyectos. Pero lo que aquí se quiere discutir es cómo, una vez más, la autoridad ha mentido y engañado a las personas a quienes ofreció someter a consulta sus proyectos.

A diferencia de Francisco Ramírez Acuña que no oculta su forma autoritaria de ejercer el poder, Emilio González Márquez ejerce su autoridad prometiendo que tomará en cuenta a las personas afectadas por las obras.

De tal forma le escuchamos decir que si no convencía a la mitad más uno de los pobladores de Temacapulín de que inundar su pueblo era benéfico para ellos, no se haría la presa de El Zapotillo. En el caso de la construcción de estadios deportivos en el Parque Metropolitano, se ofreció a los vecinos de la zona y a los usuarios regulares de ese espacio público una consulta. Por su parte, Mario Vázquez Raña, titular de la Organización Deportiva Panamericana (Odepa) y virtual dueño de los Juegos Panamericanos, dijo que si un vecino del Parque Morelos se oponía a que transformaran su barrio, las villas no se construirían en esa zona.

En fin, parecería que había una autoridad que por fin tomaría en cuenta a las personas, barrios, comunidades y pueblos que podrían ser beneficiados o afectados por estos proyectos en curso.

Pero resulta que todo es una farsa, pues la promesa de consultas a los beneficiados-afectados es un engaño. Lo que se sabe extraoficialmente es que la actual administración estatal está empeñada a sacar los proyectos mencionados a costa de lo que sea, lo que significa que no se tomará en cuenta la opinión de las personas afectadas. Es decir, habrá obras a huevo.

El argumento, que alguien escuchó al paso del gobernador, es que en un año de crisis, el gobierno no se podía dar el lujo de no sacar adelante dichas obras que a su vez significan una cuantiosa inversión financiera necesaria para dinamizar la economía local.

Véase el argumento: aparenta una sensata decisión de Estado, un gobernante que no puede detener la inversión pública en obras de infraestructura necesaria para el “desarrollo” y el “progreso” de la entidad.

Siguiendo este argumento, el “progreso” del estado depende de esa inversión, no de lo que opinen los afectados, las comunidades donde se emprenderán dichas obras. Es la vieja idea liberal-capitalista de que el progreso de los pueblos depende de la llegada de capital, de inversión (pública o privada) que movilice la economía.

Es un argumento falso y tramposo. Es un argumento que, para empezar, engaña a la gente a quien se prometió consultar, además de que esconde que regularmente detrás de esas obras hay intereses privados en juego: empresarios o corporaciones —y con seguridad gobernantes— que sacarán jugosos beneficios privados de las enormes inversiones públicas.

Además el argumento de la actual administración sigue apostando que la salida a la crisis y la vía de desarrollo de una sociedad subdesarrollada como la jalisciense depende de la inversión privada. Es sorprendente cómo a estas alturas de la crisis mundial y del fracaso del modelo neoliberal en todo el mundo, el actual grupo gobernante siga apostando por este modelo fallido y pernicioso.

La única manera de beneficiar a las personas y a las comunidades reside en tomar en cuenta su opinión, sus intereses, sus conocimientos, sus enseñanzas, sus experiencias. ¿Por qué va a saber más lo que conviene a un vecino del Parque Morelos que ha vivido ahí durante décadas que un tecnócrata que se imagina lo que le conviene a esa gente? ¿Por qué creen saber más los gobernantes cómo pueden llevar el “progreso” a Temacapulín que la sabiduría ancestral de esta comunidad que ha resuelto sus necesidades de vida ancestralmente?

La única salida, de fondo, a la actual crisis es superar la caduca y falsa noción de que el desarrollo solo llegará de la mano de la inversión privada; eso implica además enterrar la falda idea de progreso y desarrollo que no toma en cuenta a las propias comunidades.

No hay comentarios: