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SE ACABAN CUENCAS: CONAGUA

Se acaban cuencas: Conagua
Fuente: El Diario
30 de enero de 2009
Por Adriana Alatorre

Distrito Federal— A la sobreexplotación de agua que hay en las cuencas más grandes del país, se suma que también son las más contaminadas, afirmó Felipe Arreguín, subdirector general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

“Las cuencas del Río Bravo, Cuenca Alta del Río San Pedro, en Sonora, Balsas y Lerma, ya no tienen disponibilidad de agua, pero la poca que hay, está contaminada”, declaró.

Al participar en el VI Encuentro Nacional de Cultura del Agua, el funcionario federal aseguró que la disponibilidad de agua en ríos, lagos y lagunas se encuentra en niveles bajos, similares al agua extraída en pozos.

El ex investigador del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA), declaró que las cuencas donde hay menos disponibilidad superficial son las más concesionadas: cuenca del Río Bravo (Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua); Cuencas Cerradas del Norte y Sur; cuenca Lerma Chapala (Edomex, Guanajuato, Michoacán y Jalisco) y la Cuenca del Balsas (Michoacán y Guerrero).

Las corrientes superficiales más contaminadas son Chapala, por las descargas que llegan del Estado de México, y el Río Coatzacoalcos que tiene un acto nivel de contaminación.

Un problema adicional a las corrientes superficiales son las aguas subterráneas en donde, de los 264 acuíferos del País, 65 por ciento están sobreexplotados o en riesgo de serlo.

Y es que, según sus estadísticas, hay 104 acuíferos sobreexplotados, es decir, que se extrae más agua de la que se absorbe anualmente y 69 que están en riesgo de llegar a ese límite.

“Hay otros 69 acuíferos que están en camino de sobreexplotación, a 75 por ciento, que aún no llegan a momentos críticos como el acuífero de Texcoco que se saca ocho veces lo que entra, lo que ha provocado hundimiento a la ciudad y agua de menor calidad”, expuso el maestro en hidráulica.

Precisó que la sobreexplotación se concentra en el centro-norte, pero también la población y la producción, por lo que se requiere una mejor redistribución de áreas susceptibles de explotación a nivel nacional y la parte de agricultura tecnificada, es decir, toda la parte sur-sureste.

Indicó que en materia de contaminación, un gran peligro son las nuevas sustancias que se crean cada año y que acaban en ríos.

Según la Academia Mexicana de Ciencias en Estados Unidos, cada año se registran 45 mil nuevas sustancias entre medicinas, pinturas, detergentes, sistemas de cromado y otros productos.

Por otra parte, afirmó que el primer semestre del año será menos lluvioso que el promedio histórico. “Ojalá nos equivoquemos pero se espera que tengamos meses menos lluviosos que el promedio histórico”, dijo Arreguín.

La ausencia o retraso de la temporada de lluvias, afectará el volumen de las presas que distribuyen el recurso en todo el país. Añadió que ante un escenario de menor humedad y lluvias, también podría haber menor disponibilidad de caudales la cuenca de Lerma, que abastece de agua potable a la Ciudad de México, junto con el Sistema Cutzamala.
A diferencia de lo que ocurre en otras zonas de la República, como en el valle de México, la Conagua en Puebla no va a tomar medidas drásticas, como la reducción en la dotación del servicio o aumento en las tarifas de consumo, indicó.

Agregó que durante la época de lluvias, las galerías y manantiales reciben escurrimientos mucho más importantes, los cuales aumentan hasta en dos veces y media su volumen normal; por ello, la Conagua realiza mediciones durante la época de estiaje para conocer los volúmenes que aportan los cuerpos de agua, y de ahí calcular qué porcentaje podría reducirse en comparación con la época de lluvias. Eso, subrayó, no quiere decir que el agua esté disminuyendo, sino que el comportamiento de los manantiales y las galerías se miden en época de estiaje.

Beristáin Gómez también advirtió que en la época de secas, y con el aumento de temperatura, puede repercutir en el incremento de incendios, particularmente en las zonas forestales. Mencionó que existen datos que indican que el número de incendios no tiene relación directa con la superficie perjudicada debido a la respuesta inmediata que proporcionan los municipios, los estados y la Federación a estos siniestros.

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