Y ya con ésta. Ayer domingo se cumplió un año de que el niño Miguel Angel López Rocha cayó, de acuerdo con sus propias palabras, al río Santiago en la colonia La Azucena, en El Salto, un accidente que 19 días después, el 13 de febrero, le costó la muerte. Tras morir, la Secretaría de Salud Jalisco reconoció que el menor tenía niveles de arsénico al menos 400 por ciento por encima de la norma máxima permitida en seres humanos, un metaloide de uso difundido entre las empresas que descargan al cauce pero muy difícil de conseguir para un particular, de acuerdo con la fundadora del Colegio de Toxicología de Jalisco, Luz Cueto, quien hizo exámenes a la orina del niño. Un año de impunidad total porque no se ha castigado a una sola persona por este hecho, no se ha indemnizado a sus padres, no se ha saneado el río y las cosas permanecen exactamente igual de fétidas y peligrosas en los márgenes del contaminado lecho, si acaso hoy separado de los habitantes por una malla que ha sido la única respuesta oficial. El gobierno apuesta al olvido ciudadano y nos llena de su publicidad absurda, multimillonaria en los casos de medios electrónicos o medios impresos que se amparan a la ley mordaza. El 13 de febrero se comienza a vislumbrar una verdadera respuesta ciudadana desde El Salto, no será un movimiento “electorero”, prevenimos desde aquí a los voceros y oficiosos, será un reclamo legítimo de justicia en una entidad donde los discursos cada vez están más alejados de la realidad. Y será un reclamo muy bronco…
• garciapartida@yahoo.com.mx
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