Las relaciones entre ciudad y campo: una perspectiva desde la sustentabilidad
A la gente de Temacapulín, Acasico y Palmarejo
En la zona conurbada de Guadalajara son constantes los conflictos ambientales entre la urbanización descontrolada y el agua, el suelo y la biodiversidad de los espacios rurales. Las relaciones entre la ciudad y el campo, constituyen una expresión fundamental de las articulaciones entre las sociedades y la naturaleza y en el caso de nuestra ciudad, reflejan con claridad que más allá del discurso, la sustentabilidad no es relevante en los planes y estrategias de desarrollo.
La noción dominante de modernidad se construye desde la industria y la urbe como referentes del desarrollo, este proceso se plantea y organiza como el paso desde lo rural hacia lo urbano, desde lo natural hacia lo industrial. Desde esta perspectiva el campo y los espacios naturales son una fuente inagotable de alimentos, agua, suelo, biodiversidad y mano de obra, que tienen como razón de existir el aportar todo al desarrollo urbano e industrial. Siguiendo a Víctor Manuel Toledo, un rasgo que surge del análisis del actual modelo de desarrollo, es el de un todopoderoso sector urbano-industrial esencialmente depredador, erigido sobre las ruinas de las sociedades rurales en países y regiones, y sobre la naturaleza avasallada.
Desde esta idea de desarrollo se han establecido las relaciones entre la zona conurbada de Guadalajara y sus entornos rurales, el resultado son intensos impactos ambientales sobre los recursos naturales, que han creado una crisis de sustentabilidad tanto en la ciudad, como en las zonas rurales de la región. La ciudad es incapaz de captar agua, de producir alimentos, de hacerse cargo de su basura, de planear su crecimiento, y continúa avanzando sobre áreas rurales arrojando desechos urbanos y aguas contaminadas al medio rural y su entorno natural. Mientras tanto al medio rural se le extraen recursos naturales como agua y suelo, se le exigen productos a bajo precio, y la agricultura familiar que rodea a la ciudad y que tradicionalmente la ha provisto de alimentos se encuentra en riesgo por factores ambientales, sociales y económicos, atribuibles al caótico crecimiento urbano.
A pesar de que normalmente a los habitantes urbanos el campo les parece ajeno y lejano, la realidad es que asuntos tan vitales para nuestra existencia cotidiana como los alimentos de todos los días y la provisión de agua van estrechamente relacionados con el medio rural, con sus pobladores y con el estado ecológico de los recursos naturales. Por ello resulta oportuno que reflexionemos acerca de qué tipo de relaciones queremos establecer entre nuestra ciudad y nuestro entorno rural, y preguntarnos por ejemplo: ¿preferimos alimentos producidos por grandes trasnacionales o productos cercanos, locales y sanos de agricultores periurbanos de nuestra ciudad?, o bien cuestionarnos ¿deben destruirse pueblos y vaciarse lagos para satisfacer el dispendioso consumo urbano de agua?, o más aún: ¿valoramos todos los servicios ambientales que el medio rural proporciona a nuestra ciudad?
Otras ciudades en el mundo se han visto en situaciones similares y ante ello han decidido establecer relaciones más equilibradas entre la ciudad y el campo, orientándose hacia estrategias de desarrollo más sustentables. Un elemento fundamental ha sido el reconocimiento de la multifuncionalidad de las actividades agropecuarias, que implica valorar que los espacios rurales, producen alimentos para el medio urbano, realizan servicios ambientales en agua, vegetación y clima, arraigan también a las poblaciones en las comunidades y mantienen la cultural rural. El otro elemento presente en las estrategias seguidas, refiere al fortalecimiento de la agricultura periurbana y sustentable ligada a mercados locales, como un componente básico de los cinturones verdes que rodean a las ciudades.
Una agricultura periurbana, multifuncional y sustentable debe ser un objetivo siempre presente en los planes de desarrollo de la zona conurbada de Guadalajara, en donde la agricultura sigue viva a pesar del desordenado crecimiento urbano y del deterioro ambiental, y mantiene una importante presencia en la vida económica, social y cultural de la región. En este camino y desde diferentes actores sociales crecen, en los municipios periurbanos de la Zona Metropolitana de Guadalajara las experiencias que integran agricultura sustentable y comercio justo con consumidores urbanos, y que contienen elementos para construir estrategias de agricultura periurbana orientadas a resolver los problemas causados por la urbanización de nuestra ciudad. Conocerlas, apoyarlas y participar en ellas, son pasos que los habitantes urbanos debemos ir dando en el camino hacia sociedades más justas y sustentables.
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