29.4.11

En el olvido el parque Roberto Montenegro
El parque Montenegro está a merced del pandillerismo. Foto: El Occidental.

El Occidental
29 de abril de 2011

Elsa Arenas

El Salto, Jalisco.- Otrora fue un parque romántico, familiar, arbolado, con fuentes y pasto siempre verde y cuidado; pero desde hace un par de años ha quedado en el olvido de las autoridades el mantenimiento del parque Roberto Montenegro, ubicado en la carretera a Chapala kilómetro 11 y la calle Emiliano Zapata en el municipio de El Salto, Jalisco.

En una superficie de 48 hectáreas (aproximadamente 250 mil metros cuadrados) donde abundaban las casuarinas, eucaliptos, fresnos y jacarandas, ahora sólo hay tierra, pasto seco y troncos recién "podados" por lo que dejaron escasa sombra para las familias que aprovechan los fines de semana y días festivos para dejar la rutina y descansar en la poca naturaleza que queda en la ciudad.

Aunque todavía hay varios juegos infantiles, el desgaste y despintado es evidente, las fuentes ya no tienen agua, sino tierra, los adoquines de los pasillos se han quebrado y levantado, los asadores y bancas para que las familias realicen su carne asada, están sucios y rayoneados, respectivamente.

Al parque aún acuden familias de las colonias cercanas de Tlaquepaque y El Salto, pero mencionaron a EL OCCIDENTAL que sí está muy seco, descuidado y sin mantenimiento, tan es así que la entrada principal está clausurada y grafiteada.

A pesar de todo, aún ofrece canchas de básquetbol, futbol, un recorrido con préstamo de triciclos o cuatriciclos, brincolines, camas elásticas y los baños están limpios, aunque rayoneados.

Cipriano Rodríguez, de la colonia 18 de marzo de San Pedrito, acudió con un grupo de 50 jóvenes de la parroquia del Señor de los Milagros para su fin de Pascua, y aunque es la primera vez que acude al parque, mencionó que si lo regaran un poquito más estaría mejor.

Félix Chacón González de ocho años, dijo que varias veces va con su familia al parque pero cada vez ¡está peor!, se quejó de la deforestación indiscriminada de los árboles "podaron todos los árboles, todo cortado, no hay sombrita".

"No les quedan ganas de regresar", señaló Ernesto Salazar, quien se encarga del área de brincolines, pues dijo que falta mucho riego, y es que en otros años para estas mismas fechas de vacaciones el parque estaba a reventar, ahora es mucho menor la visita de familias.

Los lunes cierran por mantenimiento y aunque no está sucio, las bolsas o depósitos de basura lucen repletos y bastante viejos, el costo de ingreso es tres pesos en general y 10 pesos los automóviles en el estacionamiento.

El parque se inauguró en 1977 y se nombró Roberto Montenegro en memoria del pintor, litógrafo y escenógrafo tapatío. El encargado de su mantenimiento es un organismo operador descentralizado del Gobierno del Estado, mismo que también se encarga del parque de la Solidaridad en los límites entre Guadalajara y Tonalá.

Irónicamente, cuando se construyó el Montenegro estaba en las afueras de la mancha urbana y llegaban más de 200 mil visitantes por mes al parque, según el policía del estado que se encarga de su seguridad sigue siendo tranquilo, pero se ha deteriorado porque antes se regaba con la presa de Las Pintas, la que primero se contaminó y ahora está seca; ahora el parque está rodeado por industrias y vivienda de escasos recursos. En tanto, del otro lado de la carretera justo enfrente del parque, el campo de golf Atlas es el reflejo de lo que alguna vez fue el Montenegro en sus mejores tiempos.

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