14.5.11

NUESTROS IMPUESTOS TRABAJANDO...!!!AY DIOS MIO!!!

El negocio Panamericano

Por: Rubén Martín
rubenmartinmartin@gmail.com
La decisión de un magistrado del Tribunal Electoral del Estado (TAE) para detener las obras de la Villa Panamericana nos ofreció una rica puesta en escena estelarizada por los actores de la política profesional de Jalisco y ofreció otra oportunidad, la última por lo que se ve, de evaluar a fondo lo que son realmente los Juegos Panamericanos para esta ciudad y para el estado, quienes ganan realmente con dicho evento y qué saldos dejará a la sociedad jalisciense dicha justa “deportiva”.

Los Panamericanos son un evento deportivo por cuya sede pelearon gobiernos estatales y municipales desde 1995. La edición de los Panamericanos de 2003 se perdió frente a Santo Domingo.

Los gobiernos locales volvieron a pujar la sede que finalmente se concedió para llevarse a cabo este año, del 14 al 30 de octubre en diversas instalaciones de Guadalajara, Puerto Vallarta, Lagos de Moreno y Ciudad Guzmán.

Según los gobiernos promotores de los juegos, los Panamericanos son una especie de parteaguas en la ciudad. Según el discurso de los organizadores “la celebración de los Juegos Panamericanos en nuestra ciudad es una oportunidad única de generar un nuevo impulso de transformación que la actualice de acuerdo a las nuevas necesidades de sus ciudadanos, que reafirme su posición en el mapa del mundo”, afirma en su página Internet el Comité Organizador de los Juegos Panamericanos (Copag).

Según esta entidad, con los Panamericanos “Guadalajara inició un proceso de transformación urbana de gran magnitud y trascendencia, que terminará convirtiéndose en un proceso de transformación social y económica”.

Como se lee en este discurso, según los organizadores, los Panamericanos son una oportunidad de transformar la ciudad “de acuerdo a las nuevas necesidades de sus ciudadanos”, al tiempo que implica un proceso de “transformación urbana de gran magnitud y trascendencia” como pocas veces se ha visto en la ciudad.

He escrito en otras columnas que esta visión de los organizadores, que comparten gobiernos, empresarios y medios de comunicación es semejante a otras ilusiones que han tenido las elites de Guadalajara: Hace 20 años era la ilusión de la apertura comercial y la llegada de capitales externos, y hace diez años la ilusión de la industria electrónica, ahora la ilusión estado se centra en los Juegos Panamericanos.

Lo que se deduce de este discurso es que los promotores de los Panamericanos creen que son una oportunidad única de inversión pública para detonar ciertas inversiones que beneficiarán a la población del estado.

Un ejemplo claro de este discurso es el del gobernador Emilio González Márquez quien sostiene sin rubor que “99 por ciento de los jaliscienses queremos los Juegos Panamericanos”.

¿Cómo llegan los promotores de los juegos a ésta estrambótica conclusión? Quien sabe.

Lo que no se dice es lo siguiente. Que lo primero que habría que dejar en claro es que los Panamericanos, como las Olimpiadas, son proyectos deportivos organizados con el propósito de obtener beneficios privados.

La Organización Deportiva Panamericana (Odepa) es una entidad privada integrada por organizaciones deportivas privadas de 42 países de América. Pero la Odepa no organiza los juegos como un acto de caridad.

Los organiza gracias a la fuerte inversión pública que hace la ciudad o país sede, y gracias al patrocinio de empresas comerciales. A su vez, las empresas patrocinadoras invierten en los juegos interamericanos con el propósito de obtener ganancias y beneficios.

Para realizar los Panamericanos es probable que los distintos gobiernos inviertan más que los brasileños en organizar los juegos de Río de Janeiro 2007. Es probable que se requieran entre dos mil y 2,500 millones de dólares (más de 25 mil millones de pesos).

Se trata de la mayor inversión pública que hayan llevado a cabo los gobiernos locales en muchos años, pero cabe preguntarse ¿a quién beneficiará esa inversión? Especialmente a las empresas que serán patrocinadoras de los juegos y a las empresas que participarán en el programa de construcción de los estadios, instalaciones y de la Villa Panamericana.

La organización de los Panamericanos colecciona varios fracasos y errores. El primer fiasco es que irónicamente Guadalajara ha dejado de ser la ciudad sede para pasarle la estafeta a Zapopan. Salvo algunas disciplinas, los eventos relevantes no se realizarán en Guadalajara.

El otro gran fiasco de los Panamericanos es que los gobiernos renunciaron a su facultad y responsabilidad de decidir cómo y donde invertir tal cantidad de recursos para supeditarse al antojo y capricho de un ente privado como lo es la Organización Deportiva Panamericana que dirige Mario Vázquez Raña. Ha sido este señor (que actúa como dueño del deporte nacional) quien ha tomado decisiones cruciales que se supone deberían tomar las autoridades con el criterio de optar por las más beneficiosas para la ciudad. En lugar de eso, se ha impuesto el capricho de Vázquez Raña y los intereses económicos que convergen en la organización de un evento como este.

A pesar de la cuantiosa inversión pública, los Panamericanos no son un evento que la población haya hecho suyos; se les quiere imponer a golpe de publicidad, olvidándose que una afición se cultiva, no se compra.

Hasta ahora, los Panamericanos han servido para que el gobernador Emilio González Márquez haga proselitismo y use esta justa deportiva como plataforma para buscar la candidatura presidencial del PAN.

A cinco meses de los juegos puede afirmarse que han sido y serán un fracaso si los valoramos en términos de los supuestos beneficios que arrojaría a la ciudad y su sociedad. De lo que no habrá duda, es que los Panamericanos serán un estupendo negocio privado para algunos organizadores, entidades deportivas y empresas patrocinadoras. Y por supuesto, para algunos políticos.

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