11.2.10

El río de la muerte

Gabriel Torres Espinoza

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  • 2010-02-11•Acentos

En febrero de 2008 el niño Miguel Ángel López Rocha murió envenenado por metales pesados, presentes en el agua del Río Santiago, misma que bebió por accidente. Casi un año después, el 27 de enero de 2009, la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ) solicitó, mediante una recomendación de 172 puntos, acciones puntuales a las autoridades municipales, estatales y federales, para garantizar la salud y el derecho a un medio ambiente digno a los pobladores de las orillas del Río Santiago. La espuma blanca se levanta hoy con peculiar impunidad y el hedor a podrido y químicos delata la apatía gubernamental de cara a un grave problema de salud.

Ayer la Secretaría de Salud Jalisco, en voz del Dr. Alfonso Petersen Farah presentó un “estudio” elaborado con encuestas en donde se comparó la morbilidad (enfermedades) en las poblaciones de El Salto, Juanacatlán y Tonalá. Lo que parece increíble es que el estudio sesudo de la Secretaría de Salud Jalisco contradiga la realidad de los hechos y de las quejas recurrentes y conocidas de quienes habitan en el lecho del Río Santiago. Resulta indignante para esa población que se afirme que “no existen riesgos a la salud” en un río notoriamente contaminado y que localidades como La Azucena, donde vivía el niño Miguel Ángel López Rocha, no fueron deliberadamente consideradas para el supuesto “estudio”.

La Secretaría de Salud afirmó que convivir con el río, siempre y cuando no ingieran el agua o la utilicen como medio recreativo, es “seguro”. Según el Dr. Petersen, “los riesgos a la salud que presenta la población de El Salto y Juanacatlán son comparativos no solamente con los riesgos a la salud que afectan a la población de Tonalá, sino también a la población del estado de Jalisco, tanto en un análisis de morbilidad como de mortalidad”. Nada pasa, de eso se trata la conclusión del “estudio”. Sentenció además que no se tiene contemplada la construcción de un hospital de segundo nivel en esa zona, ya que no se encontraron riesgos a la salud diferentes en las personas que viven cerca del Río Santiago.

Con estas increíbles conclusiones, la Secretaría de Salud parece ignorar la tragedia ecológica que padecen las personas que viven cerca del Río Santiago, minimiza los riesgos e ignora la urgente necesidad de atender con servicios médicos a esa zona. Estamos frente a un informe de la más desalmada apatía gubernamental por el dolor, la enfermedad y la falta de higiene que padecen las gentes que tienen la desgracia de convivir con uno de los ríos más contaminados y letales del mundo. Las universidades públicas y privadas deberían intervenir para presentar un buen diagnóstico de la calamidad a la que está condenada esta gente humilde que debe soportar olores, espuma tóxica, aguas venenosas y enfermedades que dice el Dr. Alfonso Petersen, no son de riesgo para la salud. Esta brutal conclusión de la Secretaría de Salud no puede pasar por alto al contraste de los sentidos de cualquiera que huela, observe o tenga la mortal desgracia de probar las aguas del Río Santiago.

Profesor Investigador en la Universidad de Guadalajara

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cerdo de mierda, sigues tratando de hacer politica. Ahora a quien quieres manipular, para volver a tener dinero y poder. Y deja de ser infiel a tu mujer con las alumnas de estudios politicos en el cucsh