Desde 2007 se notificó a Calderón de la contaminación en El Salto y Juanacatlán
MAURICIO FERRER
Desde el 13 de noviembre de 2007, Felipe Calderón Hinojosa fue notificado del alto grado de contaminación que los habitantes de El Salto y Juanacatlán viven diariamente.
Mediante una carta fechada ese día y enviada por el presidente del Instituto Vida, Rodrigo Saldaña, el titular del Poder Ejecutivo de la nación supo de la polución que se vive en los municipios divididos y, a la vez unidos, por el río Santiago.
En la misiva que el activista de Juanacatlán envió a Calderón Hinojosa, le expresó la “inconformidad, descontento, tristeza, desaliento, decepción que hemos estado sintiendo de los funcionarios públicos de las diferentes instituciones gubernamentales respecto a los trámites, denuncias y solicitudes realizadas por los ciudadanos de los municipios de Juanacatlán y de El Salto, Jalisco, sobre los derechos a la salud que están siendo violados en esta región cada segundo durante todo el año”.
El habitante de Juanacatlán solicitó en la carta que sea “revisado, analizado y se pongan en práctica todos los elementos legales y técnico-científicos correspondientes para la mitigación, remediación, corrección y erradicación total del deterioro del medio ambiente y los daños a la salud causados a los municipios afectados”.
Saldaña aludió en el escrito a la “esperanza” que se depositó en la persona de Calderón, así como a las promesas de éste de “actuar con mano firme”.
De ahí que el ambientalista le propuso: “en esta región está su primera oportunidad en materia de medio ambiente y salud pública para dar inicio a lo que será un arduo trabajo, pero que con responsabilidad, respeto y diálogo creemos que todos juntos podemos lograrlo, ya que no se trata de un capricho político, ni mucho menos partidista, lo triste del caso es que los que le han precedido les ha ganado los compromisos políticos y económicos ante la razón y el bienestar de todos los que aquí tenemos la suerte de vivir”.
En ocho hojas, Rodrigo Saldaña le expuso a Calderón algunos antecedentes del caso. Para ello partió del 10 de julio de 2002, fecha en la que se le envió un “escrito-denuncia” al entonces presidente de México, Vicente Fox Quesada. La denuncia fue turnada a la Procuraduría Federal de Protección Al Ambiente (Profepa).
La respuesta de la dependencia estuvo llena de “fantasías legales, con un sentido inhumano, con la clara intención de desalentar a quienes realizamos la denuncia, dándole disyuntivas poco entendibles para un ciudadano que no tiene la preparación adecuada y que tratan de abrumar con explicaciones totalmente desfasadas entre las instituciones que tienen la responsabilidad”, le deja saber Saldaña a Calderón.
De igual forma, le dejó a su conocimiento que el 15 de diciembre de 2003, el entonces director, Jacinto Díaz Muñoz, le dio al Instituto Vida la conclusión de la denuncia por inexistencia de infracción a la normatividad ambiental.
Felipe Calderón también sabe que en 2005, el titular de la Profepa en Jalisco les dijo a los ambientalistas: “tengo demasiados casos que atender y el suyo ya fue atendido”.
En la carta, de la cual La Jornada Jalisco posee una copia, se detalla además todas las instancias gubernamentales a las que se ha acudido en el estado. La respuesta ha sido negativa en todos los casos, según el propio Saldaña.
“Solicitamos urgentemente una cita, sí, una cita, pero con su presencia aquí donde está el problema”, le piden a Calderón.
“Solicitamos la revisión del caso y, en su defecto, que se investigue si hubo negligencia, falta de atención, mala fe, desacato o cualquier responsabilidad de algún funcionario público que haya omitido cualquier encomienda del caso, se investigue y se le adjudique la responsabilidad correspondiente de acuerdo a la ley”, concluye la carta.
La respuesta de Calderón se suma a la cantidad de respuestas que le han dado las diferentes autoridades al problema de contaminación de El Salto y Juanacatlán: “Muchas gracias”, solamente.
10.3.08
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