El documento del HGO demuestra cómo se descartaron otras causas de su fallecimiento
Se corrobora intoxicación por arsénico, se lee en el expediente clínico del niño Miguel Angel
MAURICIO FERRER
“Se corrobora intoxicación por arsénico el 12 de febrero de 2008”, reza tan sólo la hoja número uno del expediente clínico del niño Miguel Angel López Rocha, emitido por el Hospital General de Occidente (HGO) y del cual una copia le fue entregada a La Jornada Jalisco por el representante legal de la familia del menor, Juan Manuel Estrada.
La versión oficial del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) sobre la autopsia 337 de 2008, realizada al cadáver del niño el día 13 de febrero a las 20:45 horas –unas tres horas luego de su muerte–, deduce que el deceso se debió a las “alteraciones causadas por falla orgánica multifuncional secundaria a proceso infeccioso con septicemia y anemia”.
Pero el resumen de la evolución del paciente, hacia el día 6 de febrero de 2008 –unos nueve días ya habían pasado desde que el niño llegó al hospital–, habla de que ”los cultivos bacterianos (hemocultivo y urocultivo) resultaron negativos”, según el expediente 416581, con logotipo de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ).
De la “probable intoxicación por arsénico” que se puede leer en el segundo renglón de la hoja número uno del documento, esta data del 26 de enero de 2008, día en que Miguel Angel ingresó al nosocomio con un cuadro crónico de diarrea y vómito que alcanzaban casi las 15 horas continuas en el pequeño.
Al recorrer el documento, se nota que cada uno de los posibles cuadros se iban descartando poco a poco.
El 27 de enero, un día después de la llegada de Miguel Angel al HGO, se hablaba de una “posible intoxicación por narcóticos”. Ese mismo día, al ver su historial patológico, Miguel Angel no presentaba más que varicela a lo largo de su corta vida. Ésta, le había dado un año antes y sólo cuando tenía 3 meses de edad había sido hospitalizado por algunas dificultades respiratorias resueltas sin más complicaciones.
Ese mismo día, en las notas de evaluación matutina, se presentaron en el menor “vómito, diarrea (fétidas y abundantes), alucinaciones visuales, auditivas, el olor característico a la exploración física (ajo)”. Entre las manifestaciones clínicas de la intoxicación aguda por arsénico se encuentras las gastrointestinales: quemazón bucofaríngea, aliento con olor a ajo, náuseas, vómitos, dolor abdominal y diarreas, según una amplia búsqueda en la Internet.
El mismo 27 de enero de 2008, según la evaluación matutina de Miguel Angel, se pidieron recabar las muestras para determinar arsénico en la sangre así como el suministro de dimercaprol y penicilamina, medicamentos que se usan como agentes quelantes para la expulsión de metales pesados del organismo.
Por la tarde de ese día, ya se había decidido administrar “penicilamina en espera de toma de determinaciones en sangre de metales pesados”.
Para esa fecha, según el mismo documento, se reportaron que los exámenes de orina para la detección de opioides, cannabis (marihuana) y anfetaminas, resultaron negativos en el paciente.
Hacia el 28 de enero, todavía las muestras de sangre no eran recabadas como lo muestran las anotaciones de esa fecha en el turno nocturno: “solicitar determinaciones en sangre de metales pesados”.
Sin cambios con respecto a un día anterior y con las pupilas sin respuesta a los estímulos luminosos, se solicitaron el 29 de febrero de 2008 estudios al área de dermatología por una serie de irritaciones en la piel del niño –otro de los síntomas de la intoxicación por el metal.
El 29 de febrero, se inició la recolección de orina de 24 horas y la toma de química sanguínea completa para el estudio toxicológico por metales pesados: “el día de hoy se solicita recabar 150 mililitros de orina a toxicología con la doctora Cueto”.
Para entonces, ya habían pasado cerca de 48 horas desde que Miguel Angel había llegado al HGO y caído en estado de coma.
En su edición de ayer, La Jornada Jalisco dio a conocer que, de acuerdo con lo establecido por el Programa Internacional en Sustancias Químicas (IPCS, por sus siglas en inglés), avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), desde 1980, el arsénico tiene una serie de “vidas medias”.
La primera, es la que vive durante las 24 horas en el cuerpo de un organismo viviente: en este periodo de tiempo la concentración del metal en la sangre va a la baja y cerca del 99.9 por ciento del mismo tóxico sale del cuerpo.
El resto de la concentración, el 0.1 por ciento, se irá en un lapso promedio de 200 horas, cerca de 8.3 días.
Cuando se recogieron las muestras de Miguel Angel, el arsénico ya había tenido su primera “vida media” además de que se le suministraban al niño los medicamentos que provocaban la salida del metal a través de la orina.
Para el mismo día, el 29 de febrero, a Miguel Angel se le practicaron también exámenes de VIH. Resultado: negativo.
“En la exploración encontramos la piel eritematosa, exulcerada con presencia de papulo-vesiculares, las cuales fácilmente se desprenden al frote y deja áreas ulceradas, dicho eritema comprende un área de 3 centímetros de diámetro”, se lee en las notas matutinas de Miguel Angel del 30 de enero de 2008.
Las notas del área de neurocirugía ya no daban más aliento al niño: “solicitaremos un electroencefalograma para determinar muerte cerebral mientras se continúa con el manejo de edema cerebral”.
Para entonces, Miguel Angel ya había sido enviado al área de terapia intermedia en el Hospital General de Occidente.
El primero de febrero de 2008, de acuerdo con las anotaciones de evolución del paciente, se desprende que, cerca de las 11 horas de ese día “se comentó el caso con toxicóloga, se envía muestra de orina de 50 mililitros, pero mañana por que debe ser de recolección de 24 horas y se envía muestra con la doctora Cueto para buscar arsénico”. Cerca de las 20 horas de ese día, hubo una advertencia: “que la muestra no se pierda”.
El 2 de febrero, la nota documentada a las 11 horas, en lo que respecta a lo infeccioso, revela: “aún no contamos con cultivos positivos, continuamos con cefetaxima, amikacina y metronidazol”.
A las 14 horas del 2 de febrero de 2008, Miguel Angel “continúa con penicilamina; se recolectó orina de 24 horas pendientes de enviar mañana (3 de febrero) para la detección de arsénico”.
“Lesiones dérmicas en pabellones auriculares… Mismas lesiones se presentan en brazos, espalda, talones y tercio inferior del tobillo”, continuaba presentando el cuerpo de Miguel Angel. Era el 5 de febrero de 2008.
Nota de Infectología del HGO del 6 de febrero de 2007: “paciente en estado de coma que, desde su inicio se cubrió empíricamente con antimicrobianos por la posibilidad de que existiese una infección del sistema nervioso central al que, clínicamente por la evolución parecía poco probable. Al mismo tiempo cubrimos tubo digestivo con metronidazol ya que al ingreso presentaba diarrea. Los cultivos bacterianos (hemocultivos y urocultivos) fueron negativos. La evolución fue sumamente tórpida y hasta el momento no tenemos sustento clínico/laboratorial para acercarnos al diagnóstico”, firma el doctor Arturo Rodríguez Toledo del área de enfermedades infecciosas del HGO en el documento.
En ese mismo día, se solicitaron nuevamente 200 mililitros de la orina de Miguel Angel para determinar una posible intoxicación por arsénico, según la nota de evolución matutina tomada a las 11 horas.
Desde el 8 de febrero “la sospecha de intoxicación por metales pesados” se convertía en el expediente de Miguel Angel, la dirección que tomaba su cuadro clínico.
En esa fecha, la parte infecciosa de la nota de evolución de guardia, establecía que se continuaba con “manejo antibiótico establecido sin otros datos de respuesta inflamatoria sistémica”.
Dos días más tarde, el 10 de febrero, en la misma parte infecciosa de la nota de evaluación de guardia, se determinó enviar “cultivo de secreción de vesícula de oído derecho, además de muestras para congelación de orina y sangre”.
De acuerdo con la conversación que sostuvo La Jornada Jalisco con la doctora Luz María Cueto Sánchez, el pasado martes, a ella no le solicitaron guardar muestra alguna de la orina del menor.
La posdata en la nota de evolución del 13 de febrero de las 12 horas ya auguraba. “el paciente se encuentra evolucionando hacia una falla orgánica múltiple”.
Paralelo a esa nota, en la Secretaría de Salud se daban a conocer los resultados por la doctora Cueto, fundadora del Colegio de Toxicología de Jalisco: 51 microgramos por litro de arsénico en la orina de Miguel Angel.
A las 17:40 horas, la muerte le había llegado al niño: paro cardiorrespiratorio, falla orgánica múltiple y una intoxicación aguda por arsénico.
–¿Y la infección generalizada que reportaron los especialistas del IJCF?, se le cuestionó a la toxicóloga Luz María Cueto la tarde del pasado martes 4 de febrero.
–No es incompatible con el diagnóstico de la intoxicación, sólo que el envenenamiento desencadenó la septicemia, aseguró.
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