El orgullo político, detrás de la insistencia por construirlas
Siempre hay alternativas a las presas, dice el experto Pedro Arrojo en foro en el Congreso
“Raúl Antonio Iglesias Benítez (director de la cuenca Lerma-Santiago-Pacífico de la Conagua) dijo que si no se salen, iba a mandar lanchas para que no se ahogaran. Que se las mande a su mamá, nosotros sabemos nadar”, expresó Marichuy, habitante de Temacapulín, poblado en la zona de Los Altos de Jalisco, cuya vida se ve amenazada ante la insistencia de las autoridades por erigir la presa El Zapotillo.
Las palabras de María de Jesús García Guzmán arrebataron los aplausos de pobladores de Temacapulín, diputados, académicos y todo asistente al foro Análisis sobre el abastecimiento de agua en Jalisco, celebrado ayer en el patio central del Congreso del Estado.
La morena mujer recordó que son cinco, cinco años en los que los habitantes de Temacapulín han ido del tingo al tango en defensa de su pueblo. “Nos quieren mandar de un potrero a otro, no somos animales, se necesitan muchos ovarios y ahí nos vamos a quedar”, dijo Marichuy que siguió provocando hurras, vivas, loas a una defensa férrea de Temaca, como le dicen quienes ahí han nacido y crecido.
“Estuvimos con el gobernador Emilio (González Márquez) hace cuatro mayos y dijo que si 50 más uno no quería la presa, no se hacía. Nos dijo que en tres meses habría mesas de diálogo y que iría a Temaca. Hasta la fecha no se ha parado. Tenemos impotencia, rabia hacia las autoridades que nos representan, que les pagamos (...) la lucha va a seguir aunque César Coll (titular de la Comisión Estatal del Agua) se sienta Hitler y nos vea como cucarachas”, detalló la mujer.
Pedro Arrojo, académico español de la Universidad de Zaragoza y fundador de la asociación Nueva Cultura del Agua reconoció la valentía de los pobladores de Temacapulín, Acasico y Palmarejo aun cuando las autoridades federales han sostenido que la presa El Zapotillo será levantada en la zona.
“El diálogo que pretendidamente se ofreció ha resultado ser una pura escenografía teatral sin ninguna voluntad. La actitud del poder llegó a ser insultante para la gente, provocadora, es grave la responsabilidad de la administración porque no hace fracasar una herramienta útil de solución de problemas sino que quema la solución, hace que la gente sea escéptica al diálogo. La democracia no es solo votar cada cierto tiempo, tiene que ser real y cotidiana, las instituciones públicas tienen que saber reunir a la gente en torno al problema”, dijo el expositor.
Arrojo describió que en países de la Unión Europea y en los Estados Unidos el tema de las presas ha sido puesto a debate con la misma sociedad ante los problemas que a largo plazo acarrean.
“Hay un principio malentendido de la autoridad, de la clase política no sólo de México sino de todo el mundo. Cree que autocriticarse es perder autoridad, que reconocer errores es perder fuerza”, dijo. De acuerdo con el especialista, detrás de la insistencia para construir presas, de manera general, existe el orgullo político y el beneficio económico para unos pocos.
“En todos los proyectos (de presas para buscar abastecer de agua) siempre hay múltiples alternativas”, dijo Arrojo. Según él, antes de edificar grandes obras, las autoridades –como se ha logrado en su país, España, gracias a la presión social– han optado por la disminucion en el nivel de fugas. En el estado de California, ejemplificó, se ha optado por la instauración de normas que obligan a que el sector industrial regenere el agua debido a que le sale más barato este proceso que pagar por un mayor consumo.
“Llevo 20 años haciendo estos procesos de cálculos y son negativos los cálculos de costo y beneficio de presas; paga el erario y se benefician los sectores privados, es un mal negocio para un país”, dijo.
El académico de la Universidad de Guadalajara, José Arturo Gleason Espíndola dijo que son mentiras las versiones oficiales de que se necesita dotar de agua a la Zona Metropolitana de Guadalajara, en un afán de la aceptación social hacia El Zapotillo.
“Hay que ir por más, más, es la gran mentira, hay 300 millones de metros cúbicos de agua que se tira al año (...) y más de una treintena de manantiales que van al drenaje”, explicó.
Gleason expuso que la tendencia mundial es una transición integral de aprovechamiento del agua en la que van implícitas las de tipo residual, la potable y la pluvial.
“Hoy salen con cuentos, cantos de sirenas, nos hablan bonito nos quieren marear, hablan de una presa, la del Zapotillo, donde dice Emilio me quiero bañar (...) ¡Temaca vive! ¡La lucha sigue! ¡Temaca vive y vive! ¡La lucha sigue y sigue!”, fue la canción con la que concluyó Marichuy y que cantaron quienes la acompañaron.
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