Calderón, “bien librado”
Érika Loyo Beristáin
2011-06-27•Acentos
No es posible negar la ganancia del movimiento ciudadano encabezado por Javier Sicilia tras el Diálogo por la Paz con Justicia y Dignidad establecido con el gobierno federal la semana pasada. Los pronunciamientos de Sicilia tuvieron el tino de ser pulcros y estar compuestos por preguntas que muchos quisiéramos hacerle al Presidente, sobre todo en las condiciones de guerra, injusticia y desigualdad en las que nos encontramos. Pero ¿qué pasa con Felipe Calderón?, ¿cuáles son sus saldos?
Sin observar la actuación de Calderón como un ciudadano indignado, sino desde la perspectiva de la comunicación política estratégica, hay que señalar que la ganancia mediática es sin duda del propio Presidente, quien dentro de su más profunda soledad (porque su gabinete no sirve para nada más que para dejarlo solo) intentó manejar el encuentro mostrando apertura, fuerza y solidez. Para muchos, su actitud pudo haber sido enérgica y empecinada, sobre todo con sus golpeteos sobre la mesa. La dureza de su rostro y la desconfianza permanente de su mirada, pudo ser atemperada con un par de actitudes histriónicas de dolor y de humildad. El gobierno federal, atendió los estudios de opinión y tuvo tiempo suficiente no para preparar los contenidos, pero sí, los diseños de imagen y las estrategias de difusión. Crearon una estrategia de comunicación que atendió la necesidad de un político fuerte y a la vez humilde que reflejan las encuestas. El Presidente no se preparó para enfrentar un encuentro con las víctimas, los académicos, los poetas o los intelectuales; se preparó para ganar la batalla de los medios, de la visibilidad y de las grandes masas ciudadanas. Llevó el listado de “sus víctimas” (sus amigos, alcaldes de su partido acribillados, soldados y marinos caídos), ofreció “la parte de perdón” que consideró importante mencionar, aprovechó el llanto de una madre y una petición dolorosa para levantarse de su sitio arropando y comprometiéndose. La presidencia de la república, agradeció a Javier Sicilia haberles regalado la foto de un tímido abrazo con trasfondo de símbolos religiosos entre él y el Presidente, y la aprovechó para colocarla en todos los medios impresos y en la red. Diseñó un programa especial sobre el evento del Diálogo que calificaron de “histórico”, y que fue editado por Canal 11 del Instituto Politécnico Nacional y difundido ese mismo día en Canal 22 de TV UNAM.
Quien no pudo seguir el desarrollo del evento en vivo, mismo que se difundió a través de diversos canales independientes en Internet y que tuvo una duración de tres horas, se quedó con la edición de la noticia que fue transmitida en los canales de televisión abierta y que se enfocó en dos frases de Javier Sicilia y dos respuestas del presidente Calderón: el poeta cuestiona y pide una disculpa, el Presidente responde con fuerza, otorga el perdón que le es conveniente a él y termina siendo inquisidor.
Las grandes masas televisivas observaron lo que el gobierno federal quiso que vieran. Desde el sentido masivo y de la estrategia de comunicación, Calderón sale bien librado, muy a pesar de que el movimiento de Sicilia hizo lo que pudo e intentó estar presente en los medios. El sabor comunicacional es agridulce, como también lo fue, la ausencia y la falta de representatividad de “todas” las víctimas (no solo de “las invitadas”) así como la inclusión de “todas” las demandas nacionales. Seguro el Gobierno Federal ya midió las reacciones ciudadanas y sobre este encuentro, sembrará las bases de la estrategia al 2012.
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Académica del Sistema de Universidad Virtual de la UdeG
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