17.2.13

AGRICULTURA PERIURBANA...

La agricultura periurbana y el hambre en la Zona Metropolitana de Guadalajara

• Las grandes concentraciones urbanas y sus entornos rurales deben enfrentar la urgencia de producir parte de los alimentos que consumen
En Jalisco, 22% de la población está en condición de pobreza alimentaria. Foto Héctor Jesús Hernández
En Jalisco, 22% de la población está en condición de pobreza alimentaria. Foto Héctor Jesús Hernández
Jaime Morales Hernández.- El estado de Jalisco es uno de los principales productores agropecuarios de México, y por tanto un importante generador de alimentos, además la zona conurbada de Guadalajara concentra un alto porcentaje de la industria agroalimentaria del país. Sin embargo, al analizar los datos de Coneval, sobre la pobreza alimentaria, –término tecnocrático para designar el hambre–, resulta que en el estado el 22% de la población total se ubica en pobreza alimentaria, y el 52% de ésta se encuentra en los municipios de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), lo que significa que cerca de un millón de habitantes de la segunda ciudad más grande de México pasa hambre.
Esta lacerante y cercana realidad, es una muestra más del fracaso de un modelo de desarrollo orientado hacia la producción de alimento para la exportación, y basado en relaciones asimétricas y desequilibradas entre la ciudad y el campo, y que ha traído como consecuencias, el hambre, la emigración, la pobreza rural, el deterioro de los recursos naturales. Los casos de Zapopan, Tonalá, Tlajomulco y Tlaquepaque son particularmente ilustrativos, anteriormente municipios con alta relevancia como productores de alimentos para ellos mismos y para Guadalajara, y ahora escenarios arrasados por la urbanización y la industrialización que afecta tierras agrícolas y ecosistemas, y donde crecen y se concentran los hambrientos.
Ante un escenario de crisis alimentaria y de hambre, las grandes concentraciones urbanas y sus entornos rurales deben enfrentar la urgencia de producir parte de los alimentos que consumen. Para ello es necesario modificar los paradigmas del desarrollo rural dominante y asumir que la ciudad no es un continuo que pueda distinguirse del mundo rural a través de una delimitación espacial, sino un conjunto articulado de espacios contiguos o no, en los cuales se dan una serie de actividades complementarias y en los cuales la articulación entre espacios rurales y urbanos es un elemento fundamental hacia la producción de alimentos y la sustentabilidad regional. Es en esta noción alternativa de desarrollo, que cobra una importancia central la agricultura periurbana.
La agricultura periurbana o de proximidad, es una actividad tan antigua como las primeras urbanizaciones que siempre cultivaron en la afueras de los asentamientos como una manera de lograr la autosuficiencia en la producción y abasto de alimentos, ahora en medio de la crisis de las grandes ciudades, la agricultura periurbana se fortalece como una alternativa hacia la mejora de la alimentación y el cuidado ambiental. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la agricultura urbana y la periurbana son alternativas viables para la producción de alimentos, en donde el abasto alimentario en las ciudades mejora con espacios de producción urbana y periurbana a través de las cadenas de suministro cortas que se establecen entre los productores y los consumidores. A nivel doméstico y municipal, las redes de producción urbana y periurbana, junto con los mercados ecológicos rurales y rurales-urbanos contribuyen a mejorar la cantidad y la calidad de los alimentos, así como su disponibilidad diversificada.
En la zona conurbada de Guadalajara crecen continuamente las experiencias de agricultura periurbana sustentable, que muestran evidencias de sus aportaciones en aspectos como conservación de la agrodiversidad, manejo del agua y del suelo, producción de alimentos sanos, diversificación de ingresos, venta directa al consumidor, fortalecimiento de las relaciones entre agricultores y consumidores. Este avance se debe al esfuerzo y tenacidad de actores locales que en un contexto totalmente adverso han caminado hacia la sustentabilidad. La agricultura periurbana, ha mostrado en todo el mundo sus aportaciones para producir alimentos localmente y contribuir a aliviar el hambre, una condición común en todos los casos ha sido la existencia de políticas públicas que la reconozcan y la incentiven, promuevan y fortalezcan, también en todos los casos ha sido la presión de la sociedad civil la que ha impulsado estas políticas.
El impulso y crecimiento de la agricultura periurbana en la región hace necesaria la organización ciudadana para participar activamente en la gestión social para el diseño de políticas hacia la sustentabilidad regional. Aquí es donde resulta fundamental nuestro compromiso y participación para resolver esa enorme injusticia que es el hambre.

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