25.8.09


CHAPALA SUBSIDIA RIEGO AGRÍCOLA OBSOLETO

Inaudito: la Comisión Nacional del Agua destinó una parte de las reservas del lago de Chapala en la Cuenca Lerma a agricultores de Guanajuato y Michocán para que, segœn su costumbre, la desperdicien anegando parcelas y canales a cielo abierto. Si no llueve, pronto habr’a las condiciones que colapsaron a la región entre 1999 y 2001 OC | Guillermo Gómez Sustaita

La sequía más cruenta en más de medio siglo en México está confrontando a dos usuarios antagónicos de la sobreexplotada cuenca del río Lerma: la agricultura y la conservación del lago de Chapala. Y es que el campo afecta de nuevo al lago por sus prácticas anacrónicas de riego.
La sequía, por un lado, y la agricultura de alto consumo de agua (consume un 80 por ciento de los caudales superficiales y subterráneos disponibles) acechan las reservas existentes y probables del final de temporal para el embalse, que con las escasas lluvias de junio a agosto, sólo ha recuperado 10 centímetros del nivel de almacenamiento, que representan la mitad del consumo (200 millones de metros cúbicos) que se extrae al embalse para el consumo de la zona metropolitana de Guadalajara, que en éste y el próximo año tiene asegurado su suministro dada la bonanza de dicha fuente, a diferencia de lo que sucede en la Ciudad de México.
La sequía ha sido tan cruenta que el río Lerma no está aportando agua a Chapala, que hace un año había recuperado más de 80 centímetros gracias a sus caudales, y el sistema de presas de la cuenca reporta niveles del 43 por ciento.
La Melchor Ocampo, en Michoacán, bajó su nivel al 17 por ciento; la de Yuriría, en El Bajío, se encuentra al 33 por ciento, cuando en los últimos años se desbordaba en agosto.
Las cuatro presas del Estado de México se ubican abajo del 40 por ciento. La más grande e importante para la agricultura del Bajío, la Solís, está a la mitad.
Ante este desolador panorama en la cuenca –que esperaba un temporal intenso– y que contrasta con el buen nivel de almacenamiento del lago, del 66 por ciento, y que se debe a los últimos temporales de lluvias y al Acuerdo de Concertación para la Distribución de Aguas Superficiales suscrito en 2004 por los cinco estados de la región que reconoce a Chapala como usuario y le garantiza conservar un nivel del 25 por ciento de su capacidad en épocas de crisis, los agricultores de los distritos de riego 011 (Alto Lerma, en Guanajuato) y 087 (Bajo Lerma, en Michoacán), han recibido a cuenta de sus asignaciones de riego del ciclo 2009-2010 a definirse en noviembre, 225 millones de metros cúbicos (Mm3) que le corresponden al vaso chapálico y que, dadas las circunstancias y antecedentes, no serán los únicos que se tomen para auxiliar a salvar cultivos.

Disputa por el agua. La asignación extraordinaria de 225 Mm3 a los agricultores de la cuenca irritó a los ambientalistas de Jalisco.
La Fundación Lerma-Chapala-Santiago dijo que se violó el convenio interestatal y que se atenta contra la preservación de un sitio Ramsar, de clasificación internacional, aprobado en este año. En Guanajuato, la prensa ya orquesta una campaña contra: «Los que quieren que Chapala se llene de agua y se vea bonito, cuando esa agua la necesita Guanajuato para producir alimentos».
Esas campañas mediáticas ya causaron tensiones políticas en la cuenca cuando, como ahora, la sequía secó las presas y el lago bajó su almacenamiento al 14 por ciento; pero en aquella ocasión (2001- 2002) fue la CNA la que mermó caudales al riego agrícola para trasvasarlos a Chapala y aliviar la situación que afrontaba. Esa crisis dio lugar a que, entre 2002 y 2004, fuera consensuado el citado Acuerdo de Concertación que establece cuestiones importantes como estas:
1).- Aplica criterios de operación de presas que maximizan el aprovechamiento sujeto a restricciones como volumen máximo y mínimo de extracción, para uso de riego; limitando el almacenamiento de presas al nivel de operación.
La Solís, que puede almacenar hasta mil 200 Mm3, sólo puede almacenar hasta 800 Mm3 y los excedentes de operación se enviarán a Chapala.
2).- Con el nuevo convenio se eliminaron los conflictos que se presentaban por la indefinición acerca del uso de volúmenes no distribuidos que quedaban al final del temporal en las presas y que Guanajuato solía aprovechar.
3).- Se reserva agua en períodos abundantes para que en períodos secos tenga agua en niveles adecuados el lago de Chapala, al que se le garantiza como mínimo un almacenamiento de dos mil Mm3; evitando así trasvases de las presas de la cuenca como los del período 1999-2003.
4).- El convenio fue suscrito primero por los gobiernos de los cinco estados. En 2005 lo firmaron todos los usuarios de usos diversos de la cuenca. Pese a ello, tan pronto se presentó la sequía y escaseó el agua, los productores guanajuatenses arguyen que el convenio es un fraude y que fueron «engañados».
Guanajuato, por lo pronto, ya prepara una ofensiva legislativa para que se revierta el Acuerdo de Concertación de 2004, que asume le ha sido desfavorable.
Antes de este convenio fue el estado que más abusó del agua del río Lerma y de explotar al grado de romper su equilibrio hidrológico todos los acuíferos del Bajío. Según dice el diputado Joel Arellano, presidente de la Comisión Lerma- Chapala del Congreso de la Unión, «los diputados de esta entidad han presionado mucho para derogar o anular el acuerdo, exigen más agua para sus cultivos,pero no se preocupan igual por modernizar sus antiguos sistemas de riego».
Usos y abusos. La Comisión de Operación y Vigilancia del Consejo de Cuenca Lerma Chapala fue la que autorizó los volúmenes extras para los dos distritos de la cuenca donde hay menos sistemas de riego eficiente y, por lo tanto, mayor desperdicio de agua.
En el Distrito 011, el que demanda mayores volúmenes (en época abundante tiene asignados para un ciclo anual el equivalente a cinco veces la extracción de agua de Chapala para la ZM de Guadalajara) en la cuenca, sólo una tercera parte de las áreas cultivables cuentan con riego tecnificado, automatizado o de bajo consumo.
El sistema que prevalece es el de agua rodada a través de canales kilómetros, en los que se pierde hasta el 80 por ciento del caudal por la evaporación y filtración.
En el Distrito 087 también opera este sistema tan obsoleto, además de otro que es de mayor desperdicio: el entarquinamiento, que consiste en anegar las parcelas a fin de limpiarlas de plagas y hierbas, y humedecer la tierra.
Un fracaso de las autoridades federales en la cuenca ha sido cambiar los hábitos de riego. Durante años se han creado programas, estímulos, fideicomisos, pero la gente del campo sigue reacia a «mojar» sus tierras con técnicas avanzadas.
En torno a esa discusión sobre usos y abusos del agua en la cuenca el Organismo Cuenca Lerma- Santiago-Pacífico de la CNA hace esta precisión: «No se restringe ni se le disminuye nada a Chapala, fue un préstamo, ya que el volumen total se les restará a los usuarios en el próximo ciclo; estos volúmenes se van a guardar en la presa como tal, o en las presas, entonces no hay tal afectación ni tal disminución ».
A su vez, la Comisión Estatal del Agua (CEA) de Jalisco denuncia que la CNA no ha cumplido el acuerdo. «La presa Solís cerró (en 2008) arriba de los 900 Mm3 de almacenamiento, cuando debió quedar sobre 800 Mm3; esos 100 Mm3 debieron haber escurrido por el río Lerma a Chapala».
En tanto, la agrupación de usuarios agrícolas del Distrito 011 de Guanajuato asevera que esos 100 Mm3 y otros 30 de reserva en la presa Solís, están destinados a la agricultura por la intemporalidad de las lluvias. ¿Otro conflicto por el agua en la cuenca?

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