Los basureros de Picachos y Hasars vierten sus lixiviados en el río Milpillas, lo que afecta a poblados aledaños que utilizan el agua para consumo humano, la agricultura y la ganaderíaFoto cortesía de la UdeG
Juan Carlos G. Partida
Corresponsal
Periódico La Jornada
Guadalajara, Jal., 19 de octubre.
Investigadores de la Universidad de Guadalajara (UdeG) y del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas) Occidente confirmaron la contaminación que los basureros de Picachos y Hasars provocan al río Milpillas, denunciada desde hace una década por pobladores de comunidades rurales de Zapopan.
Los especialistas detallaron que los lixiviados que llegan al Milpillas contienen cadmio, que es cancerígeno, lo cual es
prueba suficiente para actuar, pero además se ha detectado cianuro, arsénico, plomo y cromo, los cuales
llegan a los cuerpos de agua cercanos.
Los arroyos contaminados abastecen sembradíos de frutas y hortalizas, además de criaderos de reses y cerdos en Huaxtla, Milpillas, San Lorenzo e Ixtacatán, entre otras conunidades.
Los habitantes de estos poblados han denunciado en reiteradas ocasiones que el mal manejo de los lixiviados en los basureros ubicados al norte de Zapopan contamina los cuatro arroyos que se unen al Milpillas.
Los investigadores de la UdeG y el Ciesas intervinieron a solicitud de los lugareños, quienes aseguran que en el basurero privado Hasars se descarga basura en la ladera norte del cerro de Picachos, lo que además de ser ilegal ha provocado deforestación y contaminado un arroyo.
El vertedero fue concesionado por el ayuntamiento de Zapopan a la empresa Hasars, que, según los inconformes, rebasa el perímetro autorizado por las autoridades.
Gerardo Bernache, del Ciesas, dijo que las descargas se realizan en la parte posterior del sitio para “ocultar lo que a todas luces es irregular.
Nuestra hipótesis es que los lixiviados bajan por infiltración hasta el río Milpillas, tributario del Santiago. La Comisión Estatal del Agua ha detectado cadmio, uno de los principales metales que producen el cáncer, alertó.
Ni los aspersores para acelerar la desintegración de la basura en Hasars ni la planta de tratamiento instalada en 2012 en Picachos han impedido que millones de litros de lixiviados lleguen a los cuerpos de agua en esa zona de la barranca de Huentitán.