Advierten sobre riesgos de los transgénicos
Más de 200 personas de diferentes países y de más de 20 estados de la República se dieron cita en el Museo de la Ciudad. M. FREYRIA
- Hay cultivos contaminados en EU y Canadá
Implica reducción de productividad y aumento de costos, pues las semillas genéticamente modificadas son dos veces más caras que las criollas
GUADALAJARA, JALISCO.- Los riesgos que advierten expertos de todo el mundo en torno a los organismos genéticamente modificados no son mitos. Al menos en Estados Unidos y Canadá ya hay cultivos contaminados, reducción de productividad y aumento de costos, principalmente porque las semillas genéticamente modificadas son dos veces más caras que las criollas.
En esto coinciden los campesinos George Naylor, de Estados Unidos, e Ineke Booy, de Canadá, quienes visitan Guadalajara para participar en las actividades alternas a la reunión de la FAO “Biotecnologías agrícolas en los países en desarrollo”.
George Naylor, ex presidente de la National Family Farm Coalition e integrante de Vía Campesina en Estados Unidos, se ha dedicado a la agricultura ecológica, pero lo más probable es que sus cultivos estén contaminados por los transgénicos que siembran en predios aledaños.
En el país vecino, 80% del maíz que se cultiva es genéticamente modificado y hay 50 millones de hectáreas dedicadas a transgénicos, que se utilizan para generar etanol, alimentar animales y como fructosa.
Naylor señaló durante las actividades alternativas a la reunión de la FAO que los campesinos que optaron por comprar semillas a trasnacionales, están “ arrepentidos”.
Lo común es que hay fallas en las cosechas transgénicas por deficiencias fisiológicas de la planta, ha incrementado la utilización de agrotóxicos y las semillas son dos veces más caras que las criollas. Esto, se traduce en pérdidas.
Otra afectación directa es la contaminación de los alimentos orgánicos, y al momento de vender sus productos les hacen una prueba, si detectan modificación genética, pierden el registro que les permite exportar y vender a mejor precio.
Los agricultores y ganaderos que se han visto afectados por contaminación de transgénicos no tienen actualmente ninguna herramienta legal para demandar a las grandes trasnacionales. De hecho, la situación es al revés: Monsanto puede demandar por el uso de la patente.
Por su parte, la canadiense Ineke Booy relata que en su país muchos campesinos que compraron semillas transgénicas han perdido sus cultivos e incluso sus tierras han muerto.
Ya muestran afectaciones
De repente las milpas comenzaron a torcerse, a llenarse de granitos en la espiga o simplemente a deformarse. Los indígenas de la mixteca alta de Oaxaca comenzaron a cuestionarse qué pasaba con sus plantas milenarias. Y después de algunas pruebas, detectaron que los cultivos de la región estaban contaminados por tres tipos de maíces transgénicos.
Josefina Santiago y Elías Velasco bajaron de la sierra y viajaron a Guadalajara para compartir su experiencia y su amor y vínculo ancestral con el maíz.
“Había milpas que hasta 80% estaba contaminado en Oaxaca, pero después de algunos años, con técnicas campesinas, recuperamos nuestro maíz criollo”, señaló Elías Velasco.
Y aunque muchos jaliscienses no han subido a la Sierra Wixárika, hasta allá llegó el polen de transgénicos.
A partir de este problema, los wixáritari decidieron no admitir semillas que les regala el DIF o la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, con el nombre de “paquetes tecnológicos”.
En esto coinciden los campesinos George Naylor, de Estados Unidos, e Ineke Booy, de Canadá, quienes visitan Guadalajara para participar en las actividades alternas a la reunión de la FAO “Biotecnologías agrícolas en los países en desarrollo”.
George Naylor, ex presidente de la National Family Farm Coalition e integrante de Vía Campesina en Estados Unidos, se ha dedicado a la agricultura ecológica, pero lo más probable es que sus cultivos estén contaminados por los transgénicos que siembran en predios aledaños.
En el país vecino, 80% del maíz que se cultiva es genéticamente modificado y hay 50 millones de hectáreas dedicadas a transgénicos, que se utilizan para generar etanol, alimentar animales y como fructosa.
Naylor señaló durante las actividades alternativas a la reunión de la FAO que los campesinos que optaron por comprar semillas a trasnacionales, están “ arrepentidos”.
Lo común es que hay fallas en las cosechas transgénicas por deficiencias fisiológicas de la planta, ha incrementado la utilización de agrotóxicos y las semillas son dos veces más caras que las criollas. Esto, se traduce en pérdidas.
Otra afectación directa es la contaminación de los alimentos orgánicos, y al momento de vender sus productos les hacen una prueba, si detectan modificación genética, pierden el registro que les permite exportar y vender a mejor precio.
Los agricultores y ganaderos que se han visto afectados por contaminación de transgénicos no tienen actualmente ninguna herramienta legal para demandar a las grandes trasnacionales. De hecho, la situación es al revés: Monsanto puede demandar por el uso de la patente.
Por su parte, la canadiense Ineke Booy relata que en su país muchos campesinos que compraron semillas transgénicas han perdido sus cultivos e incluso sus tierras han muerto.
Ya muestran afectaciones
De repente las milpas comenzaron a torcerse, a llenarse de granitos en la espiga o simplemente a deformarse. Los indígenas de la mixteca alta de Oaxaca comenzaron a cuestionarse qué pasaba con sus plantas milenarias. Y después de algunas pruebas, detectaron que los cultivos de la región estaban contaminados por tres tipos de maíces transgénicos.
Josefina Santiago y Elías Velasco bajaron de la sierra y viajaron a Guadalajara para compartir su experiencia y su amor y vínculo ancestral con el maíz.
“Había milpas que hasta 80% estaba contaminado en Oaxaca, pero después de algunos años, con técnicas campesinas, recuperamos nuestro maíz criollo”, señaló Elías Velasco.
Y aunque muchos jaliscienses no han subido a la Sierra Wixárika, hasta allá llegó el polen de transgénicos.
A partir de este problema, los wixáritari decidieron no admitir semillas que les regala el DIF o la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, con el nombre de “paquetes tecnológicos”.
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