Voto en blanco, anulado y no registrado…
Doble Fondo
Juan P. Becerra-Acosta
Hay que precisarles a los que quieren desacreditar el llamado para votar en blanco que esto de los votos nulos y los sufragios por candidatos no registrados no es nuevo. Y hay que aclararles que sí cuentan, sí son contabilizados, aunque no incidan en el cómputo de quienes aspiran a un puesto de elección popular. Revisemos las cifras oficiales del IFE:
1. En las elecciones de 2000 hubo 788 mil 157 votos nulos, 2.10 por ciento de los sufragios emitidos. Además, hubo 31 mil 461 votos por candidatos no registrados, 0.08% del total de votos. 2. En 2003 hubo 896 mil 649 votos nulos, 3.36%. Y 16 mil 359 votos por candidatos no registrados, 0.06%. 3. En 2006 hubo 904 mil 604 votos nulos, 2.16%. Y 297 mil 989 votos por candidatos no registrados, 0.71%.
Así, de 2000 a 2006 hubo un crecimiento de 116 mil 447 votos nulos. Esto representa un incremento de 14.8% en tan sólo seis años y dos procesos electorales, aunque no sabemos cuántos de esos votos nulos fueron producto de actos intencionales de los ciudadanos.
Los votos por candidatos no registrados han crecido muchísimo entre 2000 y 2006: 266 mil 528 sufragios. Esto representa un incremento de… ¡847%! Y ahí no habrá nadie que diga que esos votos fueron por error, ya que en la parte inferior de la boleta hay un espacio específico para ese fin.
Crece el abstencionismo (de 1997 a la fecha el nivel de participación ha caído de 65 a 49%, 16 puntos); crecen los votos nulos, y crecen los votos por candidatos no registrados. Los políticos y sus partidos no quisieron escuchar ese clamor silencioso de desdén, de protesta. Lo mandaron al demonio. Se burlaron. Despreciaron esas formas cívicas de inconformidad, de hartazgo por su ineficacia para resolver los grandes y pequeños problemas del país (económicos y de inseguridad) en los ámbitos municipal, estatal y federal.
Bueno, pues ahora, para que no quede duda de que estamos insatisfechos con nuestro sistema, y de que queremos cambios de fondo, vayamos a las urnas vestidos de blanco y en la línea dedicada a los candidatos no registrados escribamos contundentemente: “Voto en blanco”.
Y luego, después del 5 de julio, presionemos para que la partidocracia retome y apruebe todas las exigencias que enlistaremos la próxima semana, y que tendrán que ver con eso: con darle más poder a los ciudadanos y quitarle privilegios a la casta política.
Obliguemos a los políticos a que escuchen y palpen el descontento y obliguémoslos a hacer lo que queremos, lo que merece el sistema democrático de México. Pero empecemos por el principio: por votar en blanco, como ocurre en tantos países democráticos…
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