6.6.09

Un turbio negocio


La esclarecedora entrevista que realizó Angélica Enciso a Tony Clark, uno de los autores del libro “Oro Azul”, publicado en 2002, en el que se aborda la escasez del agua y su inicial proceso de privatización, señala algo grave: desde la publicación de 2002 a este nuevo libro: “Embotellados, el turbio negocio del agua embotellada y la lucha por la defensa del agua”, de la editorial Itaca, Clark y su coautora Maude Barlow han encontrado que en Europa, Estados Unidos y Canadá, la punta de lanza de la privatización del agua ha sido embotellarla y parte de la estrategia de ventas es convencer al público que el líquido de la llave es dañino, aunque no garanticen que el envasado es mejor. En México explotan el hecho de que hay malos servicios de potabilización de agua.

El negocio del agua embotellada que se extiende en el planeta, amenaza con limitar el acceso al líquido sólo a las personas que puedan pagar por ella hasta 10 mil veces su valor; Clarke considera que ésta es una fase de privatización del recurso. Identifica a cuatro empresas como las que buscan controlar todos los recursos hídricos, las que generalmente no pagan el producto que envasan, logrando así un negocio “redondo”, tampoco garantizan que su agua embotellada sea más saludable.

En el contexto de la Organización de Naciones Unidas hay una instancia que se denomina “El mandato de los ejecutivos del agua”, que es un intento de legitimización, no sólo de las empresas vinculadas directamente con el agua, como las refresqueras y servicios públicos, sino de todas aquéllas en las que el agua es esencial para sus actividades. Eso significa que mucha gente va a perder el acceso al líquido esencial para la vida.

Parte de la estrategia de ventas es lograr el convencimiento de la gente de que beber el agua de la llave es dañino para la salud y es más saludable la embotellada, con lo que se favorecería la privatización por ambas vías: si ya pagas mil o hasta 10 mil veces más por la que consumes envasada, ¿por qué no aceptar que se privatice el servicio público?

Pero además, los consumidores de agua embotellada contribuyen decididamente a la degradación y la destrucción ambiental. Las botellas de plástico terminan en basureros a cielo abierto, en rellenos sanitarios e incluso en los ríos. El reciclaje de envases no funciona, por ejemplo, de las botellas de refresco sólo 10% es reciclable.

El autor del libro señala que algunas empresas tienen divisiones de agua embotellada que son fuente de ingresos creciente, al grado de que pueden desplazar a sus refrescos carbonatados. Las empresas están procurando hacerse del control de los recursos hídricos del planeta, lo que es grave y peligroso. Si obtienen ese control, sólo tendrán acceso al líquido quienes puedan pagar los precios que les impongan.

Por ahora, considerar al agua como un bien común al que se tiene derecho, se está volviendo utópico.

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