Muerte y contaminación en torno al Río Santiago
LA AZUCENA, todo sigue igual...
Francisco Aguiar Barajas
Cinco años y contando... Están por cumplirse cinco años de la macrorrecomendación que emitió la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, tras la muerte del pequeño Miguel Ángel López Rocha y el asunto sigue en las mismas, nada se ha hecho en torno al caso.
EL OCCIDENTAL realizó un recorrido por las polvorientas calles de la colonia La Azucena, en El Salto, para encontrarse con las mismas aguas pestilentes, el tufo que hiere las fosas nasales, la contaminación del río y la pasividad de los habitantes acostumbrados a vivir en ese ambiente de insalubridad y peligro para sus hijos.
Cinco años van que Miguel Ángel cayó a las aguas del contaminado río y murió días después al haber ingerido una buena dosis del líquido que resultó tras su análisis, auténtico veneno para un niño de cinco años.
Reportero y fotógrafo fuimos en busca de su familia, en el domicilio que tenía entonces; "hace mucho tiempo que se mudaron -fue la respuesta de una vecina, sin precisar los años-, supe que hubo ofrecimientos del Gobierno Estatal y las autoridades de Salud, como reparación del daño, pero nunca supe que les hubieran dado algún dinero", dijo una mujer, quien atendía en esos momentos a dos pequeños.
¿No teme por la seguridad de sus hijos?, le inquirimos. La respuesta vino de inmediato, "no los dejo ir más allá de la esquina y aunque el río está cerca, tienen prohibido acercarse a él (al río).
Para su tranquilidad, explica que las autoridades reforzaron con malla ciclónica el trayecto que sigue el peligroso afluente; "después de la muerte del niño, hicieron trabajos para evitar que chicos y grandes pudieran ingresar a las márgenes del riachuelo y eso, nos dio a las madres que vivimos en la colonia, un poco de tranquilidad, pero insisto, mis hijos no se acercan...", comentó a manera de despedida.
Acudimos al sitio donde sucedió la tragedia y encontramos a una perra nadando y jugueteando en el río, a lo lejos, algunas gallaretas y patos se solazan entre el fango y las aguas de un río contaminado y cuestionado.
Nadie en la colonia supo informar qué organizaciones ambientales y grupos ecologistas se manifestarán como lo hicieron en anteriores ocasiones al cumplirse un año más de la muerte del pequeño Miguel Ángel.
Cinco años y contando... Están por cumplirse cinco años de la macrorrecomendación que emitió la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, tras la muerte del pequeño Miguel Ángel López Rocha y el asunto sigue en las mismas, nada se ha hecho en torno al caso.
EL OCCIDENTAL realizó un recorrido por las polvorientas calles de la colonia La Azucena, en El Salto, para encontrarse con las mismas aguas pestilentes, el tufo que hiere las fosas nasales, la contaminación del río y la pasividad de los habitantes acostumbrados a vivir en ese ambiente de insalubridad y peligro para sus hijos.
Cinco años van que Miguel Ángel cayó a las aguas del contaminado río y murió días después al haber ingerido una buena dosis del líquido que resultó tras su análisis, auténtico veneno para un niño de cinco años.
Reportero y fotógrafo fuimos en busca de su familia, en el domicilio que tenía entonces; "hace mucho tiempo que se mudaron -fue la respuesta de una vecina, sin precisar los años-, supe que hubo ofrecimientos del Gobierno Estatal y las autoridades de Salud, como reparación del daño, pero nunca supe que les hubieran dado algún dinero", dijo una mujer, quien atendía en esos momentos a dos pequeños.
¿No teme por la seguridad de sus hijos?, le inquirimos. La respuesta vino de inmediato, "no los dejo ir más allá de la esquina y aunque el río está cerca, tienen prohibido acercarse a él (al río).
Para su tranquilidad, explica que las autoridades reforzaron con malla ciclónica el trayecto que sigue el peligroso afluente; "después de la muerte del niño, hicieron trabajos para evitar que chicos y grandes pudieran ingresar a las márgenes del riachuelo y eso, nos dio a las madres que vivimos en la colonia, un poco de tranquilidad, pero insisto, mis hijos no se acercan...", comentó a manera de despedida.
Acudimos al sitio donde sucedió la tragedia y encontramos a una perra nadando y jugueteando en el río, a lo lejos, algunas gallaretas y patos se solazan entre el fango y las aguas de un río contaminado y cuestionado.
Nadie en la colonia supo informar qué organizaciones ambientales y grupos ecologistas se manifestarán como lo hicieron en anteriores ocasiones al cumplirse un año más de la muerte del pequeño Miguel Ángel.
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