Vecinos afectados no están satisfechos con la clausura, el problema “es más amplio”
Rastro El Edén, sólo ápice de aguda crisis ambiental
Desde hace tres días ya no caen las descargas de sangre que bañaban de pestilencia al barrio de Cantarranas, en Puente Grande, en su camino hacia el río Santiago, según comentaron los vecinos, quienes a pesar de aplaudir la clausura del rastro El Edén por desechar los residuos en el drenaje municipal, exigen acciones más amplias para acabar con el grave problema de contaminación que azota la salud de todos los que viven en las cercanías de la cuenca Lerma-Santiago.
Salvador Saucedo, habitante de Cantarranas, dijo que la clausura del rastro “está bien” porque, por el momento, ya no caen descargas de sangre. “Pero creo que hay cosas peores que vienen desde El Salto”, pues la sangre “es materia orgánica que al arrastrar el agua se va, pero lo que viene de allá arriba son cosas peores, ácidos, metales, gases”, dijo refiriéndose al agua del río Santiago, que en Puente Grande se represa por una central hidroeléctrica, almacenando todas las porquerías de descargas municipales, industriales y pecuarias arrastradas en su camino desde Ocotlán hasta El Salto y Juanacatlán.
Opinó que las autoridades deberían aplicar la misma rigurosidad que tuvieron con El Edén al sancionar a industrias y empresas agropecuarias que descargan sus desechos en el río, o que contaminan al aire y la tierra. Recordó que debido al entubamiento de una parte del Santiago en El Salto, obra del gobierno del Estado, a Puente Grande “llega directo todo lo que el agua trae desde allá”.
También criticó que “tenemos como quince años que no fumigan” en este punto de Puente Grande azotado por hordas de zancudos.
Por su parte, Graciela González, integrante de la agrupación Un Salto de Vida, dijo que la clausura es buena porque “conforta a la población, pero vamos viendo el rompecabezas completo. Es sólo un rastro, esta era vaca flaca, pequeña industria, vamos a ver si le hacen lo mismo a las industrias más grandes y contaminantes”.
También dijo que es necesario ahora estar alertas para que el rastro deje de contaminar de manera definitiva, y que no se trate simplemente de una acción hecha “en la coyuntura electoral” donde la autoridad responde a un problema que ha sido denunciado durante años por la comunidad.
Una parte de los habitantes de este barrio de Puente Grande acudirá este fin de semana a El Salto para participar en la cuarta Asamblea de Afectados Ambientales, junto con representantes de 80 comunidades y movimientos sociales de todo el país. “Esto nos corresponde a todo el mundo, hay que actuar con conciencia para que todos reaccionemos con un mismo fin, que es salvar al ambiente, no sólo en el pueblo, porque esto es un problema mundial”, dijo Salvador.
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