Frente al Río Santiago exponen problemas ambientales
La Asamblea de Afectados Ambientales reúne a más de 100 pueblos en El Salto. EL INFORMADOR : S. NÚÑEZ
- Asamblea nacional
- Las conclusiones de la Asamblea se darán a conocer hoy a mediodía
Cerca de 300 personas llegaron a El Salto para contar sus historias y sus luchas
EL SALTO, JALISCO.- En Temascalapa, Estado de México, aseguran que los han convertido en un basurero, principalmente por un cementerio nuclear que ha engendrado malformaciones en la población. En Tlaltenango (Tlaxcala), rechazan la construcción de libramientos que los desplazarían de sus aguas y sus tierras. En Veracruz, exigen que Granjas Carroll se retire de la comunidad. En Ocotlán (Oaxaca), rechazan las afectaciones ambientales de las mineras que extraen plata y oro de toda la región. Y así, uno tras otro, delegados de 108 comunidades de 12 estados del país llegaron a El Salto para contar sus historias y sus luchas, como parte de la cuarta Asamblea Nacional de Afectados Ambientales, que inició ayer y concluye este domingo.
Enrique Enciso, habitante de El Salto y uno de los organizadores del evento, arrancó las actividades a escasos 10 metros del Río Santiago, frente a cerca de 300 personas que dejaron de lado el olor a huevo podrido para centrarse en buscar estrategias para defender los recursos naturales y sus territorios.
Detrás de un cubreboca rayado con líneas rojas que gritan: “¡No a las granjas Carroll!”, Verónica Hernández, de La Gloria (El Perote, Veracruz), contó que por protestar contra la porcícola (relacionada en un principio con la mutación del virus de la influenza A H1N1), enfrenta tres procesos jurídicos, al igual que otros cinco compañeros. La población de cerdos es de más de un millón por año, en una región que no rebasa las 30 mil personas, y cada animal produce 10 veces más excremento que el ser humano.
Rodolfo Garindo, miembro del Consejo de Ejidos, opositores de la Presa La Parota, dijo que es compañero de lucha de los pobladores de Temacapulín, que rechazan el embalse El Zapotillo, y de todos aquellos que estén amenazados por proyectos de este tipo. “En lucha conjunta veremos cómo cancelar estas presas, así como el resarcimiento a los desplazados por la Presa El Cajón”.
En Atlapilco, Tlaxcala, la lucha es porque las empresas trasnacionales no privaticen sus mantos acuíferos. A un lado, Juan Antonio Medina comenta que en Temascalapa, Estado de México, están rodeados por un cementerio nuclear que no sólo ha provocado malformaciones, sino también persecución y amenazas de muerte.
Los integrantes de los Pueblos Unidos por la Defensa del Agua mostraron fotos de los ríos contaminados por las descargas de las mineras en los valles centrales de Oaxaca, y recordaron la represión que vivieron en mayo, en el municipio de Ocotlán, por intentar clausurar una empresa de extracción de oro y plata.
Por aquí y por allá se escuchaba “¡Río Lerma, Río Atoyac, mantos acuíferos…!” Y todos, absolutamente todos, repetían como espejos las mismas palabras: “¡Leucemia, cáncer de mama, problemas renales, estrés, dermatitis…!”. Y qué mejor lugar para hablar de estos problemas que El Salto, Jalisco.
Enrique Enciso, habitante de El Salto y uno de los organizadores del evento, arrancó las actividades a escasos 10 metros del Río Santiago, frente a cerca de 300 personas que dejaron de lado el olor a huevo podrido para centrarse en buscar estrategias para defender los recursos naturales y sus territorios.
Detrás de un cubreboca rayado con líneas rojas que gritan: “¡No a las granjas Carroll!”, Verónica Hernández, de La Gloria (El Perote, Veracruz), contó que por protestar contra la porcícola (relacionada en un principio con la mutación del virus de la influenza A H1N1), enfrenta tres procesos jurídicos, al igual que otros cinco compañeros. La población de cerdos es de más de un millón por año, en una región que no rebasa las 30 mil personas, y cada animal produce 10 veces más excremento que el ser humano.
Rodolfo Garindo, miembro del Consejo de Ejidos, opositores de la Presa La Parota, dijo que es compañero de lucha de los pobladores de Temacapulín, que rechazan el embalse El Zapotillo, y de todos aquellos que estén amenazados por proyectos de este tipo. “En lucha conjunta veremos cómo cancelar estas presas, así como el resarcimiento a los desplazados por la Presa El Cajón”.
En Atlapilco, Tlaxcala, la lucha es porque las empresas trasnacionales no privaticen sus mantos acuíferos. A un lado, Juan Antonio Medina comenta que en Temascalapa, Estado de México, están rodeados por un cementerio nuclear que no sólo ha provocado malformaciones, sino también persecución y amenazas de muerte.
Los integrantes de los Pueblos Unidos por la Defensa del Agua mostraron fotos de los ríos contaminados por las descargas de las mineras en los valles centrales de Oaxaca, y recordaron la represión que vivieron en mayo, en el municipio de Ocotlán, por intentar clausurar una empresa de extracción de oro y plata.
Por aquí y por allá se escuchaba “¡Río Lerma, Río Atoyac, mantos acuíferos…!” Y todos, absolutamente todos, repetían como espejos las mismas palabras: “¡Leucemia, cáncer de mama, problemas renales, estrés, dermatitis…!”. Y qué mejor lugar para hablar de estos problemas que El Salto, Jalisco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario