Animales en peligro de extinción
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En el mundo la distribución de las plantas y de los animales no necesariamente es homogénea. Existen lugares en donde su concentración suele ser mayor que en otros, destacando por ejemplo, Indonesia y Brasil, seguido en tercer lugar por México.
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Así, nuestro país se constituye como una de esas regiones con una diversidad biológica extraordinaria, pues en el territorio nacional habita una de cada 10 especies de plantas y animales conocidas, por lo que se le considera un país megadiverso.
Además, ocupa el primer lugar en reptiles y anfibios con más de 1,100 especies, el tercero en mamíferos con 529 especies, el cuarto en plantas vasculares con 22,000 especies y el onceavo en aves con 1,050 especies. (Ceballos & Eccardi, 2003).
Sin embargo, más del 25% de todos los vertebrados en México se encuentran en riesgo de extinción. Mucho del problema se centra en la ignoracia, en la falta de una cultura ambiental, en la impresionante presión demográfica sobre todo de urbes improvisadas que se asientan en zonas con un alto valor ecológico, en la pobreza, en la falta de oportunidades, en la cacería furtiva, en los cambios en el clima, en la introducción de especies exóticas o distintas a las que deberían existir en la región en cuestión, en la destrucción y la modificación del hábitat, por citar algunas cuantas.
Diversas especies han ido desapareciendo del mapa, y, desafortunadamente, siendo muchas de ellas endémicas. Ejemplo de estas especies bien pueden ser el carpintero imperial que habitaba antes en los extensos bosques de pino de la zona de Santiago Papasquiaro, en Durango, o bien, el paiño de Guadalupe, el zanate del Lerma, el caracara de Guadalupe, la rata canguro de San Quintín, o las ratas de la Isla Todos Santos, Isla Coronado, Isla San Martín, Islas Marías, así como los ratones de San Pedro Nolasco o de la Isla Ángel de la Guarda.
También la afectación la han resentido los peces, quienes "de una manera silenciosa", se observa su desaparición incluso muchos de los cuales, sin ni siquiera haber tenido registros de su existencia.
Curiosamente, muchas de esas especies llegaron a contar con tantos individuos que nadie hubiera podido imaginar que llegarían a desaparecer. Otras, como por ejemplo el pezCyprinodon longidorsalis, descubierto en 1984, y que se extinguió en 1994, contaba con poblaciones aisladas y bien focalizadas pero en territorios muy limitados.
De hecho, en México se tiene el registro de contar con una especie cuya comarca de existencia era la más reducida en el mundo, se trataba de una especie de pez que habitaba apenas en un estanque de nueve metros cuadrados y tres de profundidad, desafortunadamente ésta especie también se extinguió el siglo pasado.
¿Qué futuro es el que se espera si no se toman medidas al respecto? Parece que aquella visión que relataba que en los próximos 100 años, tan sólo habrá animales domésticos habiendo desaparecido cualquier otro tipo de fauna, toma relevancia en estos momentos. ¿No es momento entonces de tomar acciones para que ésta tendencia cambie?
Algunas acciones que han contribuido a este proceso están íntimamente relacionadas con la mano del hombre y con la indiferencia para actuar al respecto.
En México, es posible encontrar en nuestros días mercados en donde se venden animales salvajes de manera abierta o encubierta, como sucede en algunos espacios del Mercado de Sonora, o bien, en la carretera México - Nuevo Laredo próximo al poblado de Matehuala, en donde se despliega un conjunto de "chozas" provisionalmente construidas y en donde se observa, a cielo abierto, la venta ilegal de especies en peligro de extinción, como lo son águilas, buhos, zorros, víboras, loros, venados y hasta se ha llegado a dar el caso de encontrar nuestra águila real mexicana, de la cual se tiene registro que sólo sobreviven tan sólo 300 ejemplares en estado salvaje. ¿Por qué se sigue permitiendo esta venta que algunas personas han descrito como un crimen o un acto inhumano?
La raíz de esta venta parece encontrar motivación en la generación de "ingresos" que les son entregados a los que llevan a cabo la venta, y que en la mayoría de las veces, son simplemente intermediarios de esta cadena. Estas acciones terminan tan sólo por acabar con la biodiversidad de la zona sin romper el círculo vicioso de la pobreza o bien, la activación de ciclos que promuevan el desarrollo económico.
Otros ejemplos pueden ser palpablemente vistos en la carretera de Minatitlán a Frontera, por ejemplo, en donde veladamente se ofrecen loros los cuales tienen "resguardados" en cajas de cartón o en pequeñas bodegas en donde suelen colocar entre 20 a 40 individuos. ¡Qué gran daño para la naturaleza y que grave afectación para las generaciones venideras!
Y en cuanto a los bosques, su tala ilegal parece encontrarse en un punto alarmante. La no regeneración de los bosques también está ocasionando una merma considerable que abre brechas más grandes y difíciles de sanar. Peor aún son la tala de los bosques de maderas finas que tardan tantos años en recuperarse o bien, la tala de los bosques que resguardan especies que están protegidas no sólo por México sino por los tratados internacionales, y que con estas acciones, se rompe la cadena de la procreación de estas especies.
Ejemplo de esto último corresponde a la mariposa monarca en donde urge poner inmediata atención antes de que esta riqueza natural tienda a desaparecer.
A todas las razones por las que se pueda explicar el por qué de estos fenómenos se suma el aspecto cultural, pues es sabida la aceptación por tener animales salvajes como mascotas en las casas. ¿Cuántos de nosotros no hemos visto el caminar por las calles de la ciudades de los vendedores de aves que llevan consigo diversas especies de variados colores y trinos, ofreciendo con esta actividad sus "productos"?
Es necesario encontrar alguna forma en la que se pudiera incentivar el desarrollo económico en armonía con la naturaleza. La tala de ciertos bosques, por ejemplo, no estaría mal siempre y cuando se contara con un programa de reforestación activa, dináminca y ascendente, la cual generaría gran riqueza, como sucede con las experiencias de la industria madedera en Chile o en Suecia, y en donde contrariamente con lo que sucede en México, sus bosques están siendo explotados debidamente y su extensión crece cada año más. (Barber, 2004)
Felizmente en México, "hay esperanza" (Luis Manuel Guerra.2009, 19 de febrero. 88.1 FM - 1110 AM Radio Red. México) y ya se cuentan con experiencias que han probado que cuando existe un liderazgo efectivo aunado a una visión clara y atinada, los efectos suelen ser muy positivos.
Tal es el caso del ecoturismo de las ballenas en las costas mexicanas. El número de estos cetáceos se está incrementando considerablemente gracias a la protección que las leyes mexicanas e internacionales están dando en torno al tema.
En conjunto, los pobladores de las bahías donde es posible ver su arribo se han especializado para lograr el acercamiento de los turistas con estos animales. El resultado es la generación de riqueza y desarrollo económico en función a una estrategia ordenada que protege el medio ambiente.
Otros ejemplos son el incremento en el número de los carneros cimarrones que fueron resguardados en la Isla Tiburón, reserva que se encuentra frente a la reserva Seri de Sonora, y que cuentan con la protección del ejército y de algunos ganaderos, siendo estos últimos beneficiados al permitir su caza a través de una licencia que si bien guarda un alto monto, ayuda a la par para proteger a más miembros de esta especie, por lo que se convierte en un círculo virtuoso.
En Yucatán, por su parte, es posible observar el incremento en las poblaciones de los flamingos una vez que se encontró que el turismo ecológico resultaba ser mejor negocio que el simple hecho de cazar estas aves por sus colores, siendo ahora esta actividad un generador de recursos económicos gracias a la observadores que visitan estos lugares, y quienes vienen de todas partes del mundo.
Es urgente encontrar alguna forma que permita al hombre hallar mejores resultados económicos que al mismo tiempo protejan a la biodiversidad.
Nuestro País, México, tiene una gran responsabilidad, no sólo por él mismo sino ante la humanidad, por ser depositario de este gran valor al cual se le ha conferido estos recursos naturales para su protección, aprovechamiento e incentivación para su crecimiento.