Asamblea Nacional de Afectados Ambientales advierte "desastre ambiental" en México
Andrés Barreda | 27 de enero de 2010
Programa de las Américas
www.ircamericas.org
1. ¿Por qué nació la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales?
Nació como respuesta a un conjunto de preocupaciones en todo el país, para organizarnos en contra de la destrucción ambiental que se está viviendo en todas las comunidades y ciudades de México, y que se refleja en consecuencias graves para la salud de la gente, su medio y sus condiciones de vida.
También nació por la impunidad con que actúan las grandes empresas privadas y estatales, destruyendo nuestras condiciones de vida o bien despojándonos de ellas; por la complicidad de las autoridades federales, estatales y municipales con las empresas que destruyen nuestros ecosistemas y nuestras vidas, porque nuestra cultura se destruye cuando se deforman nuestras formas tradicionales de vida; por la destrucción de nuestros proceso de producción agrícolas; por el silencio que guardan al respecto la mayoría de los medios y la mayoría de los investigadores, universidades e institutos de investigación; pero también porque no sólo callan esta devastación, sino que además la avalan y la solapan.
Si seguimos en silencio vamos a morir. Si seguimos luchando separados, cada uno por su lado, no sólo nos van a derrotar, sino que además se van a ensañar con nosotros por no haber tenido el valor de protestar. No queremos ser esclavos de los monopolios gringos, españoles y mexicanos que están destruyendo este país.
2. ¿Cómo se organizó?
Primero surgieron inconformidades y protestas de diferentes pueblos indígenas y campesinos, barrios y organizaciones sociales y ciudadanas del campo y de la ciudad. Esto dio lugar a todo tipo de gestiones institucionales, plantones, diálogos con las autoridades, trámites y juicios. Como todo ello no sirvió para nada, en cada lugar pasamos a realizar tomas de carreteras, denuncias en la prensa, protestas cada vez más fuertes que tampoco fueron escuchadas por las autoridades. En su lugar, hemos recibido intimidaciones, juicios en contra de nuestros representantes, órdenes de aprehensión, encarcelamientos, golpizas policíacas, amenazas, secuestros, desapariciones y hasta asesinatos selectivos.
Por ello, en cada región de México comenzaron a madurar diferentes frentes o consejos de pueblos, en donde se comenzaron a entrelazar decenas de comunidades agraviadas, en los estados de Guerrero, Morelos, Puebla, Oaxaca, Jalisco, Tlaxcala, Estado de México, Hidalgo, Michoacán, Veracruz, y otros. Así nacieron todo tipo de frentes en defensa de la tierra, el agua y el aire, consejos de pueblos, coordinaciones por cuenca, etcétera.
También organizamos diversas caravanas para conocer nuestros problemas comunes y así podernos sentir unos a otros. Organizamos foros, talleres de autodiagnóstico y saberes locales. Así comenzamos a conocer a grupos excepcionales de profesionistas, investigadores y abogados realmente sensibles al sufrimiento de las comunidades y comprometidos con sus luchas de resistencia.
Reuniéndonos, nos dimos cuenta que además podíamos intercambiar nuestras experiencias de autogestión en el cuidado de nuestras semillas y tierras, en el manejo del agua y la basura, en la conservación de bosques, y sobre otros temas ambientales.
Como nuestras capacidades y necesidades eran cada vez mayores, llegó el momento de comenzar a reunirnos todos y todas y realmente comenzar a acompañarnos y a cuidarnos unos a otros en nuestra larga lucha en contra de los poderosos.
3. ¿Cuándo se inició?
El 31 de agosto de 2008, nos encontramos por primera vez en el auditorio Ho Chi Minh de la Facultad de Economía de la UNAM. Acudimos ahí cerca de 35 comunidades y estuvimos conversando sobre nosotros mismos hasta la madrugada. Gracias al apoyo de un grupo numeroso de estudiantes de la UNAM, cenamos y pernoctamos en la Ciudad Universitaria para, al día siguiente, en el contexto de un paro cívico nacional, con la compañía de nuevas organizaciones, marchar a la Comisión Nacional del Agua (CNA) y a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) para manifestar nuestro profundo descontento con la política hídrica y ambiental vigente en todo el país.
Ahí acordamos volvernos a ver el 13 de octubre en la Ciudad de México para discutir cómo podíamos tener una forma mínima de organización que nos permitiera integrar nuestras luchas, experiencias y demandas. Acordamos que la asamblea se reuniría regularmente dos veces al año, para intercambiar información sobre la situación de todos y para ir alcanzando una forma cada vez mejor de organización.
También se acordó que estas reuniones deberían ir recorriendo los lugares de lucha que más lo requirieran. Como urgía iniciar los trabajos de organización, se acordó que en el primer semestre de 2009 ocurrirían dos asambleas y no sólo una, y que en el segundo semestre ocurriría una.
La tercera reunión ocurrió entonces en Tláhuac durante el mes de marzo, para solidarizarnos con la lucha de resistencia de las comunidades campesinas del lugar en contra de los megaproyectos de la Ciudad de México (basureros, parques industriales y la línea 12 del Metro).
La cuarta reunión ocurrió en El Salto y en Juanacatlán, en el estado de Jalisco durante el mes de mayo, para manifestar nuestra solidaridad con la lucha de estas comunidades en contra de la descomunal contaminación del Río Santiago por parte de las empresas industriales y los basureros de la ciudad de Guadalajara. En este encuentro tuvimos por primera vez la asistencia de ciento veinte comunidades procedentes de diez estados de todo el país. Ahí en El Salto acordamos realizar la V Asamblea en las comunidades vecinas a las Granjas Carroll, en el Valle de Perote.
Durante este proceso, ha madurado una discusión sobre cuáles son las mejores formas de organización y trabajo que debemos adoptar como red de resistencia nacional.
4. ¿En dónde estamos ahora?
Hoy estamos reunidos aquí en Chichicuautla para realizar el fortalecimiento de nuestras relaciones organizativas y la articulación de nuestros movimientos. Como la situación de endurecimiento y agresión gubernamental en contra de todas las comunidades y los trabajadores de México es atroz, estamos aquí para fortalecer el respaldo y la solidaridad que todos nos debemos a nosotros mismos.
Estamos reunidos también para acordar nuevas formas de organización, que nos permitan corregir los problemas de desarticulación que hemos tenido durante este año, para así poder continuar de mejor manera.
Y finalmente estamos aquí reunidos para plantear cuales son las principales acciones comunes que podremos llevar adelante durante el año de 2010.
5. ¿Qué sigue?
Necesitamos llevar a cabo lo siguiente:
* fortalecer nuestras culturas originarias.
* defender nuestros recursos, que son depredados día con día.
* definir cuáles son las prioridades colectivas y con qué otros movimientos de lucha debemos establecer alianzas.
* seguir el ejemplo de las comunidades de Jalisco y comenzarnos a organizar por regiones.
* construir nuestros órganos de expresión propios (boletines, páginas web, folletos, carteles, videos, radios alternativas, etc.).
* realizar actividades de intercambio de experiencias para capacitarnos entre nosotros mismos, llevando a cabo todo tipo de actividades autogestivas.
* capacitarnos técnica, jurídica, política y económicamente para poder reconstruir nuestros propios tejidos comunitarios que han sido destruidos junto con el ambiente.
* profundizar nuestras relaciones con las redes de abogados, médicos, profesionistas e investigadores que se han acercado a brindar su solidaridad con la Asamblea Nacional de Afectados Ambeintales (ANAA).
Para la realización de todo esto, necesitamos también hacer a un lado desconfianzas, sectarismos y oportunismos que sólo nos dividen y confrontan entre nosotros mismos.
Necesitamos corresponsabilizarnos en hacer visible el verdadero grado de destrucción ambiental que ha alcanzado nuestro país, así como nuestro importante movimiento de resistencia. Tenemos que hacer esto visible en nuestras regiones, en todo el país y en el mundo.
Tenemos que detener esta vergüenza a como de lugar, necesitamos vida para nosotros y para nuestros hijos.
6. ¿En qué estamos luchando los compañeros que hasta ahora nos hemos agrupado en la ANAA?
* Contra la destrucción y contaminación ocasionada por la minería metálica y no metálica.
* Contra las represas hidroeléctricas principalmente de la Sierra Madre Occidental.
* Contra la urbanización salvaje.
* Contra la contaminación de las megagranjas industriales (cerdos, pollos, camarones).
* Contra la contaminación petrolera.
* Contra los basureros municipales, hospitalarios, industriales y nucleares,
* Por la defensa del maíz.
* Por la defensa de los bosques.
* Contra el despojo de nuestros ríos, manantiales y acuíferos, contra la sobreexplotación de los acuíferos que los ha convertido en fuentes de agua contaminada con arsénico, y contra la contaminación letal de nuestros ríos.
* Contra los desplazamientos debidos a proyectos de ecoturismo y conservacionismo que limitan o destruyen formas de vida campesina que si son viables y necesarias para todos.
Muchos de los que acá estamos reunidos, sabemos que nuestras luchas ocurren simultáneamente en muchos de estos rubros.
Ante el desplome del proyecto de hacer de México la Gran Maquilatitlán y los respectivos proyectos Corredores Urbano-Industriales y el Plan Puebla Panamá, y sobre todo frente a las descomunales pérdidas que les está propinando la crisis económica mundial, la oligarquía mexicana y sus socios comerciales han decidido hacer de México el nuevo emporio minero de América Latina. Las empresas mineras se ufanan declarando que 70% del país es susceptible de contener yacimientos minerales en lo que podrían detectarse nuevas reservas mineras que no tienen precedente en la historia del país. Se inspiran, como siempre, en la fiebre minera causada por el alza de precios internacionales de los minerales, la elevación de las inversiones y otros factores, que viene ocurriendo en México y el mundo desde los años noventa, pero sobre todo desde el año 2000.
El otro esquema que los empresarios mexicanos han diseñado durante esta crisis para continuar incrementando impúdicamente sus fortunas, son las dinámicas de la urbanización salvaje. Esto implica el fomento de los procesos de descampesinización y la promoción del crecimiento extensivo de las manchas urbanas, creando zonas de asentamientos completamente alejadas de los centros urbanos y sin servicios de transportes públicos, lo que permite la realización por doquier de proyectos carreteros, libramientos urbanos, segundos pisos, vías de acceso rápido a los aeropuertos periurbanos, miles y miles de nuevas estaciones de gasolina, amplificación de las líneas del metro, etc. La urbanización salvaje va acompañada de facilidades para las transnacionales automotrices, que junto con los capitales inmobiliarios que privatizaron la construcción de la vivienda son las principales ganadoras de este proceso de devastación.
No debemos olvidar que existe otro grupo de poderosas empresas que comparten beneficios con las que ya están dedicadas a la privatización, que son los organismos operadores de agua potable, basureros, las comunicaciones triple play, y el complejo de capitales que está privatizando la salud (hospitales, farmacéuticas, aseguradoras, subrogadotas de guarderías, etc.).
Todo esto implica nuevas luchas contra el deterioro de la calidad de la vida que ocasionan las condiciones fraudulentas que ocasionó la construcción de estas casitas salvajes, contra el emplazamiento inadecuado de las estaciones gasolineras, contra los megacentros comerciales y las tiendas de conveniencia, contra el maíz transgénico y contra cualquier otro tipo de proyectos que desplazan el derecho de los ciudadanos al lugar en el que viven.
7. ¿Somos Todos?
La asistencia a esta reunión es magnífica, ya reúne de forma elocuente los principales problemas ambientales de México y expresa la forma positiva en que viene creciendo nuestro descontento y nuestro esfuerzo autoorganizativo. Sin embargo, hay que reconocer que todavía estamos lejos de estar coordinados—dentro y fuera de esta Asamblea—todos los que resistimos, todos los que nos movilizamos y peleamos por la defensa de nuestro derecho a un ambiente apropiado y a la salud, y de nuestro derecho al lugar en donde vivimos.
Todavía no estamos todos los que resistimos en estos rubros ya mencionados. Pero tampoco están aquí muchos otros rubros en los que ya se lucha en contra de la devastación ambiental y de los que sabemos por la manera en que la prensa y las redes de comunicación alternativa los describen.
Tenemos que integrar a nuestra asamblea las siguientes luchas, entre otras:
1. contra la destrucción por la industria hotelera y por megaproyectos de playas y manglares;
2. contra los megaproyectos como son los molinos de viento en el Istmo de Tehuantepec, nuevos aeropuertos, etc.;
3. contra la privatización de los servicios ambientales;
4. contra los megacentros comerciales;
5. contra las formas de conservación que implican despojo de tierras y expulsión de los habitantes legítimos y ancestrales de los territorios;
6. La lucha de los habitantes de las ciudades, cada vez más enfermos por el alud de problemas de salud (gripes, influenza, dengue, tétanos, etc.) que ocasiona la convergencia de numerosas crisis de las infraestructuras y servicios urbanos;
7. La lucha de los vecinos de los barrios de las grandes ciudades en contra de la forma autoritaria en que se procede a organizar los servicios, conservar los árboles, las barrancas, los parques, los manantiales, etc.;
8. La de los vecinos de las grandes ciudades que cierran calles y carreteras por la forma en que están padeciendo por semanas y meses falta de servicios de agua, electricidad, etc., o por la manera en que la privatización de estos servicios les está significando cobros de tarifas impúdicas o la adquisición forzada de agua embotellada por empresas transnacionales.
Seguramente existen muchos otros problemas de los que no somos ni siquiera conscientes.
8. ¿Cuáles son los ejes de nuestra lucha?
Varios ejes generales atraviesan nuestras luchas de resistencia:
La defensa del agua es prioritaria, y se entiende no sólo como una lucha contra los despojos de fuentes de agua, sino también contra la contaminación, la escasez creciente del agua y sobre todo contra su privatización. La lucha contra el despojo de tierras, aguas, aires, costas, barrios, etc. y contra el despojo de todo tipo de derechos también se empieza a dar en todo el país.
De ahí que nuestra lucha se hermane con todas las demás luchas de México que actualmente se pelean/se libran, como son los movimientos en contra de la privatización del petróleo y la electricidad. Pero también con las luchas que hoy se pelean por los derechos de las mujeres, los adultos mayores y los jóvenes; contra la discriminación debido a las preferencias sexuales, culturales, religiosas o políticas; contra el racismo y por la defensa de los migrantes; por la defensa de las tierras, los sindicatos, la educación pública; por la democratización verdadera del país; y por la autogestión y la autonomía de los pueblos indígenas.
Todas nuestras luchas requieren de la asistencia de abogados que sepan de leyes y que nos auxilien en nuestras gestiones, reclamos, demandas y sobre todo la defensa ante los procesos de criminalización y ataque en contra de quienes luchan. También tenemos la necesidad creciente de construir un diagnóstico nacional sobre la situación de colapso en que se encuentra el sistema jurídico nacional y la situación en que se encuentran todas las leyes relacionadas con los problemas ambientales, como herramientas de defensa y lucha.
Tenemos que fortalecer nuestra resistencia contra la destrucción de nuestra salud y la desinformación institucional en que nos mantienen las diversas autoridades sanitarias del país. Tenemos que aprender y difundir las verdaderas consecuencias que tiene la destrucción ambiental en relación con el creciente deterioro de nuestra salud. Para hacerlo, es necesario conformar clínicas de diagnóstico por región y a nivel nacional.
Nos une a todos la necesidad general de poder intervenir de manera efectiva y democráticamente en la determinación del uso que se hace de todos nuestros recursos vitales y de nuestro territorio y de nuestro ambiente.
9. ¿Por qué estamos inmersos en esta situación?
La lamentable situación de decadencia y agonía en que se encuentra México nos ha llevado a esta situación de crisis múltiples. Como todos sabemos, el país padece, entre una larga serie de plagas, de una severa devastación ambiental, que no sólo es desastrosa en numerosas regiones; hay lugares en donde se ha llegado al derrumbe de los ecosistemas. Algunos conjeturamos que esta destrucción podría ser una de las peores que se observan en el mundo. Las consecuencias de la destrucción social y natural ya son enormes, y están ocasionando, entre muchas otras cosas, daños a la salud de la población que son muy profundos, dolorosos, vergonzosos e incluso irreversibles.
Nos damos cuenta que, por desgracia, todavía son pocas las organizaciones y todavía mucho menos los investigadores que comparten estas certezas. La situación de anestesia generalizada es tan grave que en no pocas circunstancias poblaciones extremadamente enfermas con diversos tipos de problemas degenerativos o incluso con malformaciones genéticas, ni siquiera asocian fácilmente sus problemas con las evidentes condiciones ambientales y alimentarías en las que están viviendo.
De ahí la dedicación de la ANAA y el Observatorio de la Devastación Ambiental de la Unión de Científicos Comprometidos (UCCS) al tedioso trabajo de recolección, sistematización, a armar rompecabezas y al análisis crítico de abundante información de primera mano. Sin la realización de ese trabajo, nos parece que resultará imposible superar la conspiración mediática, la lamentable indiferencia, así como la sistemática fragmentación reflexiva que plantea sobre este tipo de problemas.
Pensamos que en el trasfondo de esta situación de injusticia ambiental está la decadencia de civilizaciones en que se encuentra atrapado el capitalismo hace muchas décadas, pero que se extrema sobremanera por la lamentable entrega de la soberanía de México a Estados Unidos, y detrás de ambas cosas, el papel destructivo que han desempeñado las empresas transnacionales y las más variadas autoridades del gobierno mexicano, tanto por el saqueo y despojo de los recursos estratégicos y los derechos de las comunidades, como por la destrucción de las leyes ambientales, la corrupción de los sistemas de vigilancia gubernamental, o la complicidad, corrupción e impunidad con la que actúan.
Lo siguiente es una realidad atroz, que desgraciadamente nadie recuerda como es debido. México ha hecho de su desregulación ambiental su principal ventaja comparativa en el proceso de liberalización y globalización comerciales. Desde 1994, con la entrada en vigencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), el gobierno mexicano ha promovido la atracción de la inversión extranjera, ofreciendo el extraordinariamente bajo precio de la mano de obra mexicana para las industrias maquiladoras, así como la falta de regulación ambiental. Manteniendo estas vergonzosas banderas, el mismo gobierno firmó a diestra y siniestra todo tipo de tratados de libre comercio, hasta que se hizo de México el país con más tratados de libre comercio en todo el mundo.
No obstante, cuando China ingresa a inicios de la última década a la Organización Mundial de Comercio, ofrece una mano de obra mucho más competitiva y barata que la mexicana y centroamericana, ocasionando la quiebra fulminante de la irresponsable aventura maquiladora emprendida por la burguesía mexicana. Por lo mismo, desde inicios de esta década, a la oligarquía nacional sólo le ha quedado entre las manos la posibilidad de vender a México como el lugar ideal a donde cualquier empresa transnacional puede venir para emprender negocios ambientalmente destructivos.
Para sostener esta condición de ignominia no ha bastado mantener numerosos vacíos legales, ni la deformación de numerosas leyes ambientales previas que resultaban estorbosas. Pues a ello se ha sumado la corrupción de todas las instituciones federales, estatales y municipales encargadas de vigilar el ambiente y la salud de la población. Así como la corrupción del poder judicial, que tal y como ocurre en todos los ámbitos de la vida nacional, ya sólo se dedica a la impartición de la injusticia.
El panorama lo remata la muy escasa o nula investigación científica existente en torno a este desastre ambiental. Y sobre todo la falta de valentía crónica de parte de numerosos profesionales, científicos, médicos, abogados, todo tipo de investigadores, centros de estudios, institutos, etc., directamente involucrados en este tipo de procesos. Esta falta de valentía se refleja no sólo en no poner freno a la devastación, sino en ni siquiera visibilizar y denunciar la grave situación de crisis socio ambiental y de salud por la que atraviesa el país.
Este análisis no es resultado de conjeturas subjetivas, sino fruto de un largo recorrido de varias regiones e instituciones de México, observando problemas y crisis, escuchando quejas y protestas y acompañando a muy diversas luchas populares. Es un trabajo que la ANAA, junto a muchas otras organizaciones y redes de resistencia, realizamos con diversas comunidades, organizaciones y luchas sociales, a lo largo de todo el país.