15.9.08

REPRESION EN EL SALTO

Esta semana, Joel González recibió el mensaje: “tú y yo sabemos que Raúl no es un narcotraficante”

Alcalde de El Salto se deslinda del caso Muñoz Delgadillo; “su libertad no está en mis manos”
JORGE COVARRUBIAS

El alcalde de El Salto, Joel González, saluda al activista Raúl Muñoz previamente a la reunión que sostuvieron ayer viernes

A mitad de semana, Joel González, presidente municipal de El Salto, recibió un mensaje muy claro: “Tú y yo sabemos que Raúl no es un narcotraficante”. El remitente era el regidor del PRI en el Ayuntamiento de Guadalajara, Salvador Caro Cabrera, quien desde su oficina se comunicaba vía telefónica con el primer edil de ese Ayuntamiento para expresarle que el apoyo que está recibiendo el activista social podría traer consigo un costo político para el partido.
Joel González no fue el único que recibió ese mensaje, también le llegó al presidente del Comité Municipal del PRI, Felipe Contreras.
En la charla sostenida con ambos personajes, y teniendo como testigos a los compañeros de Muñoz Delgadillo, Caro Cabrera destacó la inconveniencia de que el tema vaya creciendo como una bola de nieve y aterrice en el plano nacional.
En la manifestación que ayer realizó el Movimiento en Defensa del Estado Laico y el Erario Público para exigir la exoneración del líder social, a quien la policía presuntamente le sembró droga para acusarlo de narcomenudista, se preveía la participación de la senadora del PRD Rosario Ibarra de Piedra y el diputado federal Juan Guerra, del mismo partido. Por causas que no se explicaron no estuvieron presentes, pero de que el tema tendrá eco a nivel nacional es prácticamente un hecho. El 21 de septiembre, Andrés Manuel López Obrador estará en El Salto como parte de su gira en defensa del petróleo, y Raúl Muñoz está comisionado para recibirlo.
En la entrevista que sostuvieron los compañeros de Raúl con el presidente municipal le recordaron nuevamente las preocupaciones de los dirigentes de su partido por que el tema se resuelva pronto a favor del líder social. Julio César Aldana, consejero ciudadano de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, le mencionó que en el PRI hace poco menos de un año se creó una secretaría para la vigilancia de las garantías individuales, y su responsable, el ex diputado Alberto Maldonado Chavarín, está impaciente por lo que pueda suceder al respecto.
“No está en mis manos”, respondió una y otra vez el munícipe sin ofrecer un compromiso claro para intervenir en la exoneración de Muñoz Delgadillo.
Al mediodía, la cabecera municipal se llenó de consignas, de demandas civiles por la libertad del también presidente del Comité de Defensa Ambiental de El Salto, por una mejor calidad de vida, por un cese al hostigamiento de policías. No hubo una gran muchedumbre, incluso podría decirse que el número de policías superó a los manifestantes.
Desde el interior de la presidencia municipal, un edificio de cuatro niveles que ostenta en su cúpula la escultura de un águila semejante a la que identifica al gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador, los burócratas curioseaban a través de las ventanas, adornadas ya con serpentinas de colores blanco, verde y rojo, con motivo de las fiestas patrias.
Acto seguido llegó el presidente municipal vestido como biker, chaqueta negra de cuero, pantalones de mezclilla y botas vaqueras. De reojo observó al contingente que apenas se organizaba e ingresó a la presidencia. Para llegar hasta él fue toda una hazaña; primero se interpuso un destacamento de policías en el acceso, después funcionarios de nivel medio en las escaleras y a unos pasos de su oficina, los escoltas que lo acompañan.
No permitieron el ingreso de más de seis personas e incluso se puso en duda la entrada de los medios de comunicación al encuentro; sin embargo, por petición del propio Raúl Muñoz se concedió el acceso.
Al despacho ingresaron Julio César Aldana, el epidemiólogo Joel Robles, Mónica Pérez Taylor, del Movimiento en Defensa del Estado Laico; el ex candidato al gobierno del estado Enrique Ibarra Pedroza, Agustín Galindo, Margarita Sierra, del Congreso Ciudadano, y funcionarios del municipio. A Raúl Muñoz le tocó asiento junto al primer edil, en una mesa redonda que se dispuso para tal fin. Hace tiempo que no se veían las caras de frente.
El planteamiento que le hicieron a Joel González fue directo, sin rodeos: que le pida a los policías que arrestaron a Raúl su desistimiento. Que ofrezca una disculpa pública por las calumnias de que ha sido objeto y que reconozca el liderazgo social que Raúl ha marcado y atienda las demandas para hacer de El Salto un sitio que ofrezca una mejor calidad de vida.
“Usted, me parece, tiene la oportunidad histórica de atender a una demanda muy justa, apegada a la defensa de los derechos humanos, y se lo digo fraternamente; sí marcaría de manera muy negativa, no sólo a la administración sino a su persona en el desempeño político, y eso lo puede consultar con compañeros priístas”, le insistía Julio César Aldana.
Sobre una carpeta beige, Joel González fingía tomar nota de las demandas, apenas unos rayones y un enunciado escrito con evidentes faltas de ortografía: “Raúl con siudadanos” (sic), así encabezó a sus apuntes.
El edil insistió en que Muñoz debe enfrentar a la justicia federal, a la par que se catalogó como el presidente municipal que más ha trabajado con las organizaciones civiles y que mayor respeto proporciona a las garantías individuales.
“Ustedes mismos constátenlo que al 95 por ciento de las observaciones (de Derechos Humanos) les hemos dado seguimiento”, aseveró.
¿Que no puede hacer nada el presidente municipal? Ja… Ahí estaba el doctor Joel Robles Uribe, presidente del municipio de San Blas, Nayarit, en 1974, representando ni más ni menos que al Revolucionario Institucional.
“La toman en cuenta (la opinión) porque yo tuve esa experiencia”, le dijo a un Joel González que para entonces mostraba indicios de comenzar a impacientarse.
Los amigos de Raúl no se quisieron ir con las manos vacías, querían al menos que el primer edil aceptara hacer una consulta pública entre los habitantes sobre la calidad moral de su defendido y que lo reconociera como un luchador social.
Lo voy a cabildear con los regidores, dijo el munícipe. ¿Cuánto tiempo llevará? Preguntaron. No sé, respondió, todo depende de que los regidores acepten. ¿Lo reconocerá como luchador social? Tampoco, pues Raúl no estuvo en la mesa de trabajo de Río Grande, junto a otras organizaciones como Un Salto de Vida AC.
La entrevista terminó con una réplica del líder social al cuestionamiento de alcalde. No estuvo presente porque no cree en las mesas de trabajo, porque nunca se prestará a legitimar el trabajo de las instituciones y porque las evidencias de la contaminación al medio ambiente están a la vista de todos; en el color del agua del río Santiago, en su fétido olor, en los 163 casos de cáncer registrados en la población y en la muerte del niño Miguel Angel López Rocha a causa de una intoxicación por arsénico, proveniente de ese río de “muerte”.
“Yo soy un luchador social de tiempo completo y de toda la vida, y no percibo ningún salario ni pretenderé recibirlo nunca. Mi compromiso es con el pueblo, no estoy aquí por dinero ni por un cargo público. Que les quede muy claro”, había dicho a través de un altavoz momentos antes de encarar al munícipe.

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